Cap. 5: ¡Pillados!

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La señora gorda se llamaba Marian. Lo cierto es que tampoco estaba tan gorda pero los locos están tan flacos que comparados con ellos, hasta las modelos son gordas. Jane se tumbo en su cama y se puso las manos encima de la barriga. Intentó recordar todas las palabras que el inspector había comentado a la señora go... a Marian. Pero sólo podía recordar los caramelos de la mesa. A pesar de que la charla de los caramelos fuera para ridiculizar a Jane, debía aceptar que eran buenos argumentos. Y se acordó de la mano, pensó que la mano simbolizaban a las enfermeras juntas. Juntas. Jun-tas. ¿Y qué hacía Úrsula separada? ¿Y el guarda del que estaba enamorada Sandy?

Jane sacó la cabeza por el marco de la puerta y al no ver a nadie se fue corriendo hacia la masa de gente que ya no era tan grande porque algunos habían vuelto a sus habitaciones. Se aseguró de que el guarda de barba recortada no estaba y bajó nuevamente a la cocina para hacerle una visita a Úrsula. Esta vez intentó no hacer ruido y tal como se temía los pilló. Úrsula y el guarda estaban besándose. Fue el beso más asqueroso que Jane había visto en su vida.
Un traspaso de babas. Un baile de lenguas fumadoras y los pelos tanto del señor de barba como del bigote de la mujer que se hacían cosquillas.

- Bueno bueno bueno.... ¿Y por eso usted mató a Sandy? Para poder quedarse con el guarda, qué... egoísta - ambos se asustaron pero sólo la mujer le respondió.

- Señorita no me haga llamar a la enfermera Marian otra vez, porque esta vez se va a visitar directamente a la enfermera superiora

- De acuerdo, llámala, me encantaría contarle lo vuestro, que pena si una de las normas fuera que no se pueden tener relaciones entre empleados, espera, creo que ya hay una así

- ¡Yo no maté a Sandy! Le puse algo en la comida para asustarla un poco y ya está - el guarda miró a Úrsula la cual la había sacado de quicio.

- ¿Porque la quería asustar?

- Porque nos amenazó en contarlo, lo nuestro.

- Pero no se lo tomó como una amenaza, se lo tomó como un intento de asesinato, dijo que lo contaría todo y que luego huiría, así que yo le mandé una carta donde contaba cosas... - dijo el guarda que durante todo este tiempo se escondía de la discusión.

- La carta que no quería que yo supiera, ¿¡Qué ponía en esa carta!? - dijo Jane chillando más de la cuenta.

- Sólo lo escribí para que no contara nada

- ¿Qué ponía?

- Contaba algo sobre...

- ¿Otra vez señorita? - dijo Marian que apareció por culpa de los gritos de Jane. - ¿Qué hacen ustedes por aquí? Deberían ir a atender a los "huéspedes" -  miró hacía el guarda y la enfermera.

- Las había oído discutir así que he venido a ver lo que pasaba. Úrsula vete a atender a los "huéspedes" y tú, Jane, vienes conmigo al despacho de la superiora, vamos. - dijo el guarda muy seriamente pero a la vez muy actuado.

Jane y el guarda subieron hasta el despacho y él puso en marcha el cronómetro.

- ¿Qué haces?

- Poner un cronómetro, no te voy a dar ninguna charla ni voy a llamar a la jefa y tu a cambio no dices nada de lo que has visto. Es amor, no estábamos haciendo nada malo y Úrsula no es la asesina. Y yo... Yo tampoco.

- ¿Cómo te llamas?

- Thomas

- ¿Qué pusiste en la carta?

- No te lo puedo decir, lo siento. No es por Sandy o por Úrsula ni por ti, es por mi. Quiero seguir vivo por lo menos unos 15 años más.

- No se lo contaré a nadie

- Lo podría saber todo el mundo pero justamente tú no lo puedes saber

- ¿Porqué?

Se hizo el silencio y cuando Thomas estubo a punto de decir algo el cronómetro sonó y tres segundos después vino otro guarda y se llevo a Jane a su habitación donde la encerró con llave.
Llena de preguntas.
Sin una misera respuesta.

Huye otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora