Cap. 4: Los caramelos se han exparcido

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Jane pasó las demás paginas en blanco. Luego pensó que las respuestas las encontraría en los días anteriores pero las hojas de los días anteriores estaban arrancados con rabia. Alguien intentó que Jane no se enterara de nada y por eso ese alguien también mató a Sandy. 

Jane recordó el nombre de Úrsula y se fue rápidamente a buscarla. Como se temía, Úrsula estaba en la cocina muy feliz. Según las sospechas es normal que estuviera feliz, por fin se había quitado de encima a Sandy.

- Señora Andrews, Úrsula. 

- ¿Sí? ¿Jane? Deberías estar en tu habitación

- Ningún paciente está donde debería, ni siquiera usted. Han hecho cierre general, debería estar cubriendo el paso para que los "huéspedes" no bajen a la planta baja donde se encuentra Sandy

- Sí, que triste la historia de la pobre Sandy pero no me extraña que se haya caído,¿¡a quién se le ocurre tirarse por una ventana de un segundo piso?! A un loco y ella era loca, de las más de aquí.

- ¿¡A quién se le ocurre matar a Sandy?! A una loca y usted es loca, la más de aquí.

- ¿Matar? Señorita, matar es una palabra muy grave, ella se tiró, puede que hasta intencionadamente, Dios estará con ella, no te preocupes.

- Sé que tiempo antes la quiso asesinar poniéndole veneno en su comida, suerte que su estómago lo expulsó y no se atrevió a decir nada.

- ¿De dónde sacas esas conclusiones?

- De la agenda o libreta o diario, como quieras llamarlo, de Sandy - le enseñó el diario y lo abrió por la página del día 17, le enseñó el párrafo dónde ponía que la quería asesinar.

- Dámelo - se lo cogió de las manos- puede que esto sean pruebas, se lo tengo que entregar a las autoridades.

- No, usted no le dará la libreta a las autoridades, la destruirá para que no queden pruebas contra usted, ¡asesina! - saltó para arrancarle el diario de sus manos de homicida pero ella se resistió.

- ¿Señora Andrews? ¿La esta molestando la paciente?- preguntó una señora gorda que se asomó por la puerta en cuanto oyó los gritos.

- Sí - dijo mientras se escondía la libreta detrás de la espalda - me ha intentado atacar.

- Vamos Jane - la señora gorda cogió a Jane por las manos y se la llevó al despacho de la enfermera superior de la planta dos. Mientras esperaba para la reunión con la superior escuchó como los policías explicaban a la enfermera gorda el misterioso caso de Sandy.

- No murió en caerse sino que se tiró, sobrevivió a la caída y luego se puso a correr, no sabemos hacia donde o porque, todo indica que alguien la perseguía, luego alguien le dio un golpe con un tronco de árbol que aun se está buscando y la mató, posteriormente ese alguien arrastró el cuerpo hacia debajo de la ventana para que pareciera un suicidio pero tenemos claro que esto es un asesinato. Y puesto a que el psiquiátrico está dentro de Ford Ville el caso pasa a nuestras manos así que nos verá usted mucho más a menudo por los pasillos. Necesitamos que la superior firmé un papel conforme que podemos investigar e interrogar con su permiso a los pacientes.

- ¿Y si no queremos que investigué? Los pacientes están locos, los estamos tratando, no nos irá bien si unos policías los interrogan y están mucho tiempo por aquí, no van a mejorar.

- Pues lo siento mucho señora, pero si no lo hacen por las buenas pediremos una orden. Pasaremos por aquí a las cuatro, dígale a la superior que esté preparada. Buenos días. - Jane vio como el policía se iba serio hacia la puerta, la abría y se iba. La señora gorda se sentó en la silla de la superior, abrió un cajón y sacó unos caramelos.

- Estos caramelos son los pacientes - tiró el bol y los caramelos se esparcieron por la mesa - ahora los pacientes no están donde deberían estar, usted sólo tiene una mano para poder solucionar el problema, puebelo - Jane empezó a coger los caramelos con una mano y los metió poco a poco, de repente la señora gorda cogió uno de los caramelos y se lo tiró en la cara. La joven se asustó y sin decir nada recogió el caramelo que le había tirado, mientras, la señora tiró de la mesa todas las demás chucherías que Jane había dejado solas.

- Tú eres el maldito caramelo que te he tirado en la cara, por culpa tuya, los demás se han ido del bol, lugar que tenías controlado. Sólo tenemos a unas cuantas enfermeras y hombres de seguridad que intentan solucionar los problemas, no nos fastidies todo el trabajo y ahora vete a la habitación.

Huye otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora