Cap. 2: ¿La huida que salió mal?

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Despertó. Seguía tumbada en su cama. Estaba sudorosa y tenía una respiración fuerte. Nunca hubo una huida y esta luz era la que activaban las enfermeras para despertar a los "huéspedes" como les gustaba llamar. La gente odiaba la palabra "loco". No eran locos, eran genios, o eso decían. 

Le pareció tan real el sueño de huir... Así que se levantó de la cama y miró por la ventana. Se esperaba la hierba verde y solitaria como siempre, pero no. Vio a muchos hombres con guantes blancos, unos tres médicos y un hombre que hacía fotos al suelo aparentemente. Abrió la puerta donde debía haber un guardia vigilando para que nadie saliera pero sólo vio un pasillo vacío y unas habitaciones abiertas. Salió corriendo y bajó las 128 escaleras que la llevaron al primer piso donde estaban todos los pacientes amontonados. Las pobres enfermeras intentaban que nadie bajase a la planta baja que daba la salida a la verde hierba con la que había soñado, donde todos esos hombres estaban. Giró la cabeza y vio a Amanda, una anciana que dormía dos puertas hacía su lado izquierdo.

- ¿Qué pasa? - preguntó Jane a la anciana que observaba con los brazos cruzados a todos esos pacientes que querían salir de ese lugar.

- Sandy Manson - hizo salir un profundo suspiro y dejó de mirar a la multitud para mirar los hermosos ojos miel de Jane y su pelo marrón oscuro - ha muerto, dicen que quería escapar, rompió la ventana y se tiró al vacío -

- En una situación normal diría que estaba loca pero aquí todos estamos locos

- También dicen que en realidad alguien peleó con ella y que en la pelea rompieron la ventana y Sandy se cayó.

- ¿Alguien la ha asesinado? - Amanda asintió

- ¿No te parece increíble? ¡Qué primitivos! - volvió a mirar hacia la multitud - intentan bajar por las escaleras cuando tienen un ascensor -

- Por alguna razón están aqui

- ¿Y tú? ¿Porque estás aquí?

- Una larga historia, una equivocación. Quizás ni siquiera una equivocación, quizás me engañaron, no lo sé, no me gusta hablarlo. Pero estoy cuerda y soy más consciente que todos estos

Nadie había llorado o sufrido por la pérdida de Sandy. Parece extraño pero Sandy era la rarita entre todos esos locos. La más rara. Algunos decían que estaba enamorada de un guardia de pasillo y que tenía una libreta donde apuntaba todas las cosas incluidas cada movimiento de ese pobre hombre que en ese momento estaba cortando el paso en las escaleras. Al recordar eso, Jane fue corriendo a la habitación donde Sandy dormía, a buscar la libreta. 

Dentro de esa habitación habían unos inspectores que revisaban cada milímetro del la ventana, incluido su marco. De puntillas fue hasta los cajones del escritorio y los abrió hasta encontrar esa libreta marrón de piel gastada que se la llevó a su dormitorio para leérsela.

Huye otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora