Huye otra Vez

Cap. 8: Ajedrez

Jane se preparaba para dormir.
Por que esta vez no iba a dormir como lo hacía cada noche.
Esa noche iba a soñar.
Y se preparaba para soñar.
Se estiró mirando al techo y cerró los ojos.
Sus brazos delicados de piel blanca se estiraban al lado de su cuerpo y su cabello se acomodaba en la almohada.
Cuando encontró la comodidad sus párpados se cerraron aún más sin control.
Su respiración se relajó, sus músculos se destensaron y una sensación de paz la llevó al más profundo sueño.
AJEDREZ
Un impulso la hizo despertar de repente.
No estaba en su cama, sino que se situaba en una habitación.
Aunque no se vieran las paredes de lo grande que era el lugar.
Quizás era ella que había menguado.
Su respiración se aceleró.
Miró al suelo. Era un suelo de cuadros blancos y negros al que a Jane le recordaba al ajedrez.
Ella solía jugar a ese juego con su padre cuando era niña y llevaba un vestido rosa. Como el que curiosamente llevaba en ese momento.
PADRE
De repente los cuadros del suelo empezaron a girar alrededor de Jane hasta transformarse en espirales que poco a poco le subían por la falda del vestido rosa y lo hacían desparecer hasta transformarse en mariposas.
Jane, no sabiendo por qué, se sentía atraída por las mariposas y las siguió hasta acabar en un prado verde.
SINDY
Esa hierba que cosquilleaba sus pies...
Alzó la vista hacía arriba.
Ese bosque de delante...
Y el sanatorio de detrás...
"¿Sindy? ¡No!" pensó recordando en la muerte de esa joven. Pero no podía decirlo. Derecho, no podía hablar.
Su respiración aceleró mucho más.
Y sin a penas questionarselo se fue corriendo al bosque.
Los árboles parecían andar.
Se quedó quieta intentado observar bien los árboles andantes.
Y éstos empezaron a transformarse en figuras humanas.
Hasta que Jane se vio rodeada de personas que corrían de un lado al otro para coger el tren.
Eso le recordó al día que se perdió en la estación de tren y se estresó por que la multitud corría ciega a buscar trenes y no la permitían buscar a su padre.
BUM
Las personas que tenía a su alrededor, una por una, empezaron a explotar y a convertirse en humo.
Hasta que se vio rodeada de humo gris.
Entonces echó a correr hacía una dirección y de repente uno de sus pies no pisó suelo y se cayó.
Estuvo unos 5 segundos cayéndose al vacío hasta llegar en el pasillo del sanatorio.
Miró su cuerpo que estaba envuelto de un uniforme de guardia de seguridad.
Ya había entrado en el sueño que quería, ¿y ahora?
Encendió una linterna que había en el suelo y buscó al misterioso asesino.
Un escalofrío la hizo girar y lo vio.
Ese sangriento asesino...
Cuando la misteriosa persona salió de las oscuridad se le pudo apreciar su rostro.
Era Sindy.
"Es imposible, está muerta, ella no..."
Los ojos azules de Sindy cambiaron de color y se separaron un poco más. Su pelo empezó a desaparecer hasta quedarse en una calva. Sus cejas se poblaron y sus curvas, sus pechos y su figura se transformaron en la de un hombre.
Y no era Sindy.
Ese monstruo.
Se transformó en lo que más temía Jane.
Su padre.
Su padre que murió hacía un año en un accidente de coche.