KARMA

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Uf... Ya sabía su nombre, por fin... Como ocurría siempre, Karma se ofreció a acompañarme a casa... Y como siempre, no pude decir que no. Caminamos, pero, de golpe mi boca se precipitó y pensó independientemente de mi cerebro: ¿Cómo es que no te conocía si íbamos a la misma clase? (enseguida me arrepentí de haber abierto la boca, pero él contestó.) Lo cierto es que me gusta pasar desapercibido. Aún así, casi nunca lo consigo porque la gente me dice que soy, una mente brillante para las matemáticas, yo contesto modestamente que no tiene mérito, que solo estudio pero... No es así... Y tú, ¿te has integrado bien en el instituto nuevo?
La verdad es que sí, contesté, pero todo es gracias a que me pongo a leer y olvido mis problemas... Para mi leer, es como aislarme del mundo y entrar en una especie de realidad alternativa... Es que no sé cómo explicarlo, es una sensación extraña... De repente, me coge de la mano y me dice: se lo que es yo también lo hago a menudo, me encanta entrar en un mundo en el que soy el protagonista y puedo hacer lo que quiera, y realizar actividades que en la realidad, seguramente no podría hacer... Se lo que es, se lo que sientes. Seguimos caminando hasta llegar a casa, nos despedimos cordialmente y... Hicimos lo de siempre cada uno con su rutina.

Más allá de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora