Yo Pero En Grave

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El techo se me antojó blanco, descansando contra el cielo infinito.
Yo me antojaba maldito, esperando un poco de mí por aparecer.
Mi yo mismo era una era turbia que no me gustaba mucho desnudar.
Y aquí estoy, escribiendo gilipolleces en línea, sin obviar demasiado lo odioso que en realidad soy.

Mano negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora