Capítulo 17

992 36 1
                                    

Habíamos pasado el día entre juegos, el me llamaba para que fuera a su oficina solo para darme un beso con una nalgada acompañada, me encantaba lo romántico y travieso que podía ser, le quería y muchísimo.

— Ahora si me darás el honor de quedarte en mi casa? — preguntó haciéndome pucheros con su boca, se veía súper jovial y guapo

Reí ante su gesto — Claro, solo llévame a mi casa antes para llevarme algo con que dormir, si? — ahora fui yo la que hizo el mismo gesto que el había hecho suplicante

— Claro que si preciosa, todo lo que quieras — me mostró una de sus grandes sonrisas con sus bellos dientes — Nos vamos entonces? — preguntó ansioso, sabia lo que quería, me lo había dicho en la oficina en uno de sus muchos llamados solo para besarme

— Claro guapo, vámonos — tome mi bolsa y nos dirigimos hasta su coche, me llevo hasta mi casa por mi ropa, baje y fui por ella, no tarde mucho, solo tome un short y una blusa de tirantes, era como dormir mas comoda — Listo — diciendo esto dio marcha al carro para ir a su casa

Mientras íbamos en el carro platicábamos, prendí la radio y empezamos a cantar, el decía que cantaba muy bien pero nada de que ver, el se veía tan desconectado de todo y solo se centraba en mi, dejo de preocuparse por el trabajo o lo que tuviera que hacer, reía sin parar por un comentario que había hecho, era un niño conmigo, para todos los demás era solo el jefe, para mi era más que eso, se había convertido en mas que eso, era el dueño de mis suspiros, del revolotear en mi estomago, de mis risas y hasta de mis suspiros tontos de niña enamorada

Porque en realidad eso era, una joven enamorada de un bello hombre

Llegamos a su casa, lo primero que le dije fue que iría a cambiarme y haría la cena para los dos, baje con mis short y mi camisa pegada, en cierto punto quería provocarlo y sabia que vestida así lo haría.

— Listo, que quieres de cenar? — estaba viendo la televisión, ya se había quitado la cortaba y se había desabotonado un poco la camisa negra que traía, se veía tremendamente sexy

— Estas en el menú? te quiero como postre — solté una risa y me senté arriba de el, empezó rápidamente a acariciar mis piernas

— Puedo ser lo que tú quieras que sea — y así era, sabía que no me arrepentiría, mostré una sonrisa seductora a lo cual el respondió con un beso

Comenzó a besarme con desesperación, tomaba mis labios con una ferocidad que nunca había sentido, mi corazón y mi clitoris se encontraban ardientes y con deseo de más.

— Te deseó tanto pequeña, pero hoy lo haremos a mi modo — dijo viéndome como como un animal ve a su presa

— A tú manera? Pensé que lo hacíamos a tú manera —expresé extrañada por lo que había dicho

— No, lo habíamos hecho a la tuya, se que todavía no tienes una, pero lo hicimos un poco más tranquilo de lo que a mí me gusta y creo que ya estas lista para hacerlo a la mía —

— Bueno, hay que intentarlo — dije acariciando sus labios todavía arriba de el

Me beso de nuevo, bajó a mi cuello besando esa área, me ponía demasiado que me besaran el cuello, y más el, sus manos las tenía en mi nalgas las apretaba mientras regresaba a mis labios, empezó a subir mi blusa hasta que logró despojarla de mi cuerpo, bajo de nuevo sus besos a mi cuello y después a mis senos, comenzó a quitar mi brassier dejando mis senos delante de él, mis pezones estaban a merced de el para cuando quisiera tomarlos en su boca y así lo hizo, empezó a chupar y morder mi pezon derecho para continuar con el izquierdo se levantó llevándome con el, puse mis pies en el piso y el se agachó para quitar mi short junto con mis bragas rosas de encaje, fue besando mi piel mientras lo bajaba, terminó de hacerlo y habló

— Eres tan deliciosa, lo que voy hacer ahora es cargarte, vamos a hacer otra posición — me sonrío, mientras yo lo veía con adoración.

Me cargó, me dio un beso pero después me volteo, esto hizo que yo quedara en su pene, okey esto era demasiado excitante, el empezó a lamer mi clitoris y yo empecé a chupar su pene, de vez en cuando lo soltaba para soltar algunos gemidos, de pronto paro para decirme que no quería venirse en mi boca, me volteó de nuevo para besarme, me cargo de nuevo para llevarme a la cocina? Me puso en la mesa donde habíamos comido la otra vez y le había hecho el primer oral, puso una silla delante de mi y habló

— Masturbate para mi — dijo tranquilo sentado en el mismo lugar

— Pero no se hacerlo, nunca lo he hecho — dije tímida, nerviosa y excitada

— Con tú mano vas a empezar a acariciarte tú clitoris, hazlo — ordenó y yo obedecí, empecé a acariciarme, al principio comencé lento después lo fui haciendo más rápido, era demasiado excitante ver cómo Bill me veía hacerlo quería meterme un dedo pero Bill se paró del asiento y camino hacia mi

— Los dedos te los meto yo — dijo viéndome a los ojos metiendo una dedo en mi

— Ahh! — gemí poniendo mi cabeza hacia atrás, sus dedos eran tan largos

— Te gusta pequeña? — continuaba con un dedo en mi, de pronto sentí otro, ahora eran 2, gemí más alto y empezó a besar mi cuello

— Si! — gemía como una loca, empezó a hacerlo mucho más rápido, se sentía tan bien, empecé a contráeme, el orgasmo se avecinaba, comenzó a mover su mano más rápido, nos veíamos a los ojos, los dos excitados, gemí fuerte pues ya había tenido mi orgasmo, Dios todo había sido demasiado intenso.

Bill sacó sus dedos de mi, se los llevó a su boca y los chupo, después de eso me beso, lo tomé del cabello para acercarlo más a mi, lo necesitaba

— Te necesito dentro de mi — dije con la desesperación notándose en mi voz

— Yo también ya necesito darte duro preciosa — me tomo en brazos de nuevo, subimos las escaleras para llegar a su habitación, se acostó conmigo en la cama, el arriba de mi, me beso y sin esperarlo me penetro, grite por su acto, comenzó a penetrarme muy rápido, su pene entraba y salía, de pronto salió de mi y me volteó, quedando en 4 y de nuevo dispuesta para el, yo estaba en la cama y el estaba pues parado pero en el piso, su pene daba justo en la entrada de mi vagina porque el estaba más alto que yo, tomo mis caderas y volvió a penetrarme con fuerza, me dio una nalgada, gemí poniendo mi cabeza atrás, quedando mi pelo negro en mi espalda, lo agarró haciéndome una coleta con su mano y empezó a penetrarme más fuerte, mis nalgas chocaban con sus caderas de manera rápida, sentí una nalgada, después otra y otra, Dios esto me estaba volviendo loca

— Te gusta como te la meto nena? — dijo recibiendo otra nalgada

— Siii, sigue por favor — gemía como una loca, mientras el seguía penetrandome, sentí espasmos, me contraía

— Vamos pequeña, hazlo conmigo — sentí como venia el orgasmo y lo disfruté, escuché gemir a Bill demostrando que ya había llegado también, salió de mi y fue al baño a tirar el condon

Estaba acostada boca abajo, tratando de recuperar mi aliento y mi cordura con ello, de pronto sentí que se hundía la cama demostrando la presencia del hombre dueño de mis suspiros, empecé a sentir como besaba mis piernas, mis nalgas y una pequeña nalgada acompañada con esos besos, mi espalda y después el lóbulo de mi oreja

— Me encantas mi amor — en shock por la palabra que había utilizado, el seguía besando el lóbulo de mi oreja me volteé para verlo a los ojos

— También me encantas — dije tomando su cara dando un beso el cual significaba para mi  demasiado.

El Ejecutivo - Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora