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—¡Necesito más luz acá!

Sebastian se movía con soltura por todo su estudio y todo su equipo de ayudantes corría de un lado a otro para cumplir con cada petición. Chris se mantuvo atento a cada dirección dada, procurando no provocar una alzada de ceja por parte del castaño. Había notado que cuando eso pasaba, el ambiente se ponía tenso.

—Acércate — Seb se agachó y el rubio obedeció sin chistar — eso es... ahora relaja un poco el torso y échate hacia la derecha... así. Perfecto.

Llevaban dos semanas y media trabajando en el proyecto personal de Sebastian. Habían charlado al respecto y tras hacer la negociación de rigor, habían puesto manos a la obra. Chris se sentía cómodo, era la primera vez que participaba en ese tipo de proyectos artísticos y sabía que sería bueno para su currículo. Más aún, ser la cara principal de la que sería sin duda una exposición de mucho éxito para el castaño.

Pero, también se sentía ansioso.

Aún no descifraba la intención de Sebastian y, aunque se convencía cada día más que era netamente profesional y que su apego y admiración era por la fotografía, habían momentos — como el de la observación estelar en la azotea — en donde se sentía cortejado y especial.

Se había dado múltiples patadas mentales por comportarse como un ingenuo. ¿Acaso no sabía ya cómo era la mecánica de todo? nunca había que poner más allá que el físico. Pero allí estaba él, como un quinceañero hormonal esperando a ser notado por su "crush".

—Algo no funciona — Sebastian se levantó de pronto y pasó las fotos dando un chasquido con su lengua — ¿alguien puede traerme más pintura dorada?

Una de las chicas del grupo corrió por lo solicitado y el resto contuvo la respiración mientras Sebastian lanzaba la cámara a un lado y se acercaba a Chris con ese ojo crítico que a todos aterraba. Menos a Chris. Él encontraba todo eso de alguna manera... fascinante. ¿Cómo sería cuando perdía el control?

—¿Sucede algo? — Chris le observó fijamente, no dejándose intimidar por el recio porte del castaño y esos cabellos largos que caían sobre su frente de sensual manera. Recordó por centésima vez lo mucho que fantaseaba con pasar sus dedos entre esa sedosidad y agarrarse allí mientras esa dulce boca le proporcionaba placer.

—Tú lo has hecho fantástico, pero algo... — lo rodeó, observando cada rincón de su medio desnudo cuerpo — falta algo...

Chris vestía únicamente un ajustado bóxer color piel, el cual estaba igual de pintado que el resto de su cuerpo, con un destello dorado, como si fuera un gladiador. Justo a tiempo, llegó la chica con el bote de pintura dorada y Sebastian no dudó en meter la mano en el pastoso líquido, observando detenidamente al rubio.

—Ok... creo que...

Chris contuvo la respiración cuando los dedos de Sebastian se posaron en su pecho y mancharon con pintura desde su pezón derecho hasta su estómago. Estaba tan cerca, ofreciéndole esa caricia tan intensa y pública. Deseó por un momento que sólo fueran ellos en ese estudio. Si estuvieran solos, ¡oh cielos! lo que haría. Terminarían cubiertos de pintura dorada.

—Listo — el castaño le mantuvo la mirada mientras Chris exhalaba lentamente — seguimos.

Le costó borrar de su mente las imágenes pecaminosas que invadieron cada rincón. Se concentró y dio lo mejor de sí hasta que Sebastian quedó satisfecho. Luego, el complicado castaño se había retirado a su estudio y había colgado el letrero de "No Molestar".

—Bien, eso es todo por hoy — Mackie aplaudió tres veces y todo mundo respiró tranquilo. Comenzaron a recoger todo y Chris se puso la bata que le proporcionaron. Se acercó al moreno y le sonrió. —Creo que ya puedes ir a bañarte Evans, esa pintura ha de ser pegajosa y picante.

Fotografía PerfectaWhere stories live. Discover now