El apartamento del doceavo nivel era bastante amplio y para su sorpresa, bastante ordenado. Decoración sobria, iluminación ajustable, televisión curva de 70 pulgadas. Todo lo que cualquier hombre soltero de su edad podría querer.
—¿Cerveza? — Chris dejó las llaves sobre la mesita, el abrigo sobre el perchero y luego caminó hacia la cocina.
—Sí, gracias — Sebastian llegó hasta el sillón y se dejó caer con confianza. Mullido, confortable. —Me gusta este lugar.
—Siéntete en casa — el rubio le pasó la botella fría y se sentó a su lado, dando un suspiro. — Es bastante silencioso sin Scott aquí.
—Tu hermano es bastante comunicativo.
—A veces demasiado — sonrió — salió hacia Miami, una sesión. Volverá hasta el martes.
—Te tocará cuidar el lugar — sonrió de medio lado y dio un sorbo a su cerveza.
—Bueno, podrías ayudarme y de paso no me siento tan solo — le observó con intención y dio un largo trago a su cerveza.
—Esas propuestas no se hacen a la ligera Evans.
—¿Quién dijo que lo hago a la ligera? — dejó la botella sobre la mesita y giró su torso en dirección a Sebastian.
El castaño sonrió y negó mientras desviaba su mirada y bebía otro trago.
—Lo digo yo, que hace unas horas te vi con un ataque de ansiedad por mi atrevimiento.
El rubio bajó la mirada y chasqueó la lengua, bebiendo otro poco.
—No fue por ti, te lo dije — suspiró — pero sí, supongo que puedes malinterpretar mi reacción — volvió a fijar su mirada en él — en serio, no fue por ti, ni tu toque. La oscuridad no me trae gratos recuerdos, eso es todo.
Sebastian se quedó en silencio, deseando saber más. No podía ser un entrometido. Chris seguramente lo contaría cuando se sintiera cómodo. O quizá, era una de esas cosas que solo guardas para ti. Decidió dejar el tema en paz, acercándose al rubio para acomodar sus cabellos detrás de su oreja, regalándole una caricia en la mejilla.
—Quiero estar seguro de que mi toque y mis labios son bien recibidos — susurró pasando su pulgar por el labio inferior del modelo — ¿tienes idea del deseo que despiertas en mí Chris?
—No me eres indiferente Sebastian, creo que te lo he demostrado — contestó con el mismo tono — tus caricias y tus labios son bienvenidos a invadirme cuando gusten.
—No quiero ser uno más — su agarre se intensificó en la barbilla del rubio — si vamos a hacer esto, lo haremos en serio. Dijiste estar cansado de los juegos, bien, no soy un juego — acercó su boca, rozando sus labios — soy demandante y no me detendré hasta conquistarte por completo.
Chris entrecerró los ojos y apretó la tela de su propio pantalón, empuñando las manos. Era la primera vez que le derribaban las reglas predefinidas y lo dejaban a la deriva. Sin instrucciones, sin libreto.
—Creo que quiero ser conquistado — alzó sus manos y atrapó el rostro de Sebastian — pero también conquistarte. No conozco esta interacción, porque nunca he tenido algo serio a lo que llamar relación.
—Eso nos deja con dos inexpertos — el castaño sonrió — tampoco he tenido la mejor de las suertes.
—¿Quieres decir que aprenderemos juntos? — sus ojos brillaron.
—Quiero decir que lo vamos a intentar como se debe — lo empujó sobre el sillón y lo atrapó bajo el peso de su cuerpo — ahora, déjame besarte y manosearte o voy a morir.
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Fotografía Perfecta
Hayran KurguSebastian Stan es un cotizado fotógrafo con mucho talento y poca paciencia con la tardanza. Cuando Scott Evans llega tarde a su sesión de fotos, su ira únicamente se aplaca cuando ve al bello acompañante del rubio: su hermano mayor, Chris. ¿Podrá Se...