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Para su sorpresa, el rubio apareció puntual al día siguiente. Sin duda, era todo un profesional que no dejaría tirada la sesión para la cual había sido contratado, aún cuando su relación con el contratante era por demás deplorable. Sebastian no lo culparía, de todas maneras, si de repente no aparecía más. Se había comportado como un completo idiota con él y ahora no sabía cómo arreglarlo.

Intentó acercarse en los recesos, pero el rubio se había retirado hablando por teléfono y no había querido interrumpirlo. Mackie ya había pasado gran parte del día tratando de obtener información del por qué parecía como si el hielo los hubiera cubierto por completo, pero no se encontraba con humor para enfrentar eso también. Y allí estaba, casi finalizando la tarde, y él no había podido más que cruzar palabras técnicas con él sobre cómo colocarse para cada toma.

La mirada de reproche disfrazada en sus tonalidades de intensidad no había pasado desapercibida. Parecía penetrar el lente y darle directo a Seb en el pecho. Dolía. Se hacía casi insoportable porque, tenía la sospecha que, aún disculpándose, Chris había dado un paso atrás definitivo. Seguramente había experimentado decepciones en su vida y él, en lugar de ser el último en su lista, se había sumado al inventario de una manera patética.

—Bien, esta es la última — anunció disparando. Chris pareció aliviado al escuchar esas palabras, sonriendo por cortesía mientras salía del set, acompañado de la chica que siempre lo maquillaba. Sebastian le observó de reojo y suspiró, sintiendo de nuevo el punzante dolor en su pecho.

—Entonces, no vas a decirme qué sucedió, pero puedo asumir que no fue algo bueno — Mackie le colocó su café favorito a un lado. Seb lo agradeció casi con lágrimas.

—Resulta que lo celé y malinterpreté su demanda de ser reclamado como mío — bebió un sorbo — lo hice sentir como si... su cuerpo fuera el único objetivo que luego será desechado.

—¿No has pensado que quizá una disculpa sirva? — el moreno bebió también de su café, observando cómo desmontaban toda la escenografía.

—Sí, pero no creo que sea suficiente — chasqueó la lengua — lo estropeé Mac. Por esas cosas es que estaré solo para siempre.

—Si no intentas por lo menos enmendar el asunto, me temo que sí — lo codeó cuando el rubio salió del camerino ya cambiado. Se dirigía hacia ellos.

—¿Hemos terminado por hoy? — preguntó más observando a Mackie que a Sebastian.

—Sí, no necesito más tomas — el castaño dejó su café a un lado, observándolo ansioso — Chris, quizá...

—Genial, es que debo salir pronto — alzó su móvil — Scott estará acá en pocos minutos y debo ir por él al aeropuerto.

—Oh — las palabras se quedaron en su garganta — entiendo. ¿Le mandarías mis saludos?

—Claro — sonrió apenas — bien. Nos vemos.

Giró sobre sus talones y salió rápidamente del estudio, bajo el suspiro de Mackie y el corazón compungido de Seb.

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—Traje mucha ropa — Scott observó de nuevo las maletas llenas hasta reventar. Ocupaban casi todo el espacio en su habitación.

—¿Al menos compartirás algo conmigo? — Chris le lanzó una pelotita de felpa desde la cama.

—Claro que no, todo es mío — sonrió lanzándose al mullido colchón y atacando a su hermano a cosquillas — aunque si dices que me extrañaste, quizá te regale un suéter o algo...

Fotografía PerfectaWhere stories live. Discover now