Capítulo 2.

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Narra Aki:

Conseguí salir de entre la muchedumbre de gente desanimada porque aún es Lunes, contando que harán esta tarde y demás estupideces.

Mientras esquivaba zombies embobados con el móvil, pensé en qué pasaría si le hablase a la chica...
Tal vez soy demasiado mayor para ella, tengo 19 años y, ella, aparenta tener muchos menos.”
Y entonces la vi de lejos. Estaba sentada en un banco, sola. Parecía que esperaba a alguien o, tal vez, solo pasaba el rato.
Tenía unos hermosos ojos marrones que, incluso de lejos, brillaban con luz propia.

Decidí acercarme...

Me senté a su lado en el banco y, con una dulce y tierna voz, dijo:

-¡Buenos días, señor! - Sonrió con sus enormes ojitos cerrados.
-Buenos días, pequeña... - Me sentía paralizado ante su belleza. Por primera vez después de meses observandola de lejos, podía, incluso, oler su dulce perfume. Su pelo hondeaba al viento, su pequeña y corta falda roja, se veía apretada por el tramaño de su culo...

Y lo volví a sentir... Se me puso dura, me sonrojé y me quemaba la cara.
Ella pareció notarlo. Me miró la cara, seria y, seguidamente, bajó la mirada hasta mi entrepierna, sonriendo levemente. Su cara al ver el bulto que apretaba mi pantalón, sus ojos se pusieron más grandes, por el asombro.

Quería cogerla del brazo y llevarmela a casa, ya que Ken estaba de viaje durante dos semanas, pero... Cuando fui a coger su mano, un coche llegó.

-¡Oh, vaya! Hola mami. Bueno señor, me tengo que ir... Que tenga un buen día, jeje. -Se levantó, sonrió y se fue.
-Vamos, Koemi. Tengo prisa. -dijo su madre.

Koemi... Se llama Koemi. Qué hermoso nombre. Un hermoso nombre para una hermosa chica.”

No podía dejar la cosa así... No podía dejarla ir como si nada... Necesitaba tenerla... Necesito tenerla.

Deseos de un psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora