Capítulo 1

11.7K 167 6
                                    

Podía jurar que una banda de bombos y tambores estaban teniendo una fiesta en mi cabeza. Nunca antes me había sentido tan mal. La resaca de esa mañana parecía estar empeñada en no dejarme en paz en todo el día. Jamás había sido una gran bebedora, pero la emoción de la circunstancia sacó a la borracha dentro de mí. Ignoraba su existencia por completo, ahora sabía de lo que era capaz. Al cabo de unos minutos, logré diferenciar el sonido de golpes en la puerta del constante tamborileo en mis oídos. Me levanté frotándome la sien e intenté dirigirme a la puerta.

Sshh—murmuré con un dedo en mis labios mientras abría. Mi mejor amiga frunció su entrecejo irónicamente.

—Te lo mereces por no seguir mis consejos—susurró entrando, ignorándome por completo.

—Buenos días. ¿Dormiste bien? —pregunté con sarcasmo roncamente, en un tono apenas audible.

—Créeme—rió con su garganta—, nadie debe de haber tenido mejor noche que tú—finalizó con una risita.

Rodee mis ojos y la busqué dentro del lugar. La encontré husmeando mi cama.

— ¿Se puede saber qué estás haciendo? —inquirí, apoyando un brazo en el umbral de la puerta.

— ¿No se supone que tendría que haber aquí otro ser humano? —preguntó mientras salía del baño. Se paró frente a mí con los brazos en su cintura. Me encogí de hombros. Giré sobre mis talones y caminé a la pequeña cocina evadiendo lo que estaba por venir.

— ¿Cómo que no sé? —la escuché detrás de mí.

La ignoré por completo adrede. Busqué una taza y serví algo de café de la máquina. Podía sentir su mirada fija en mi espalda. No era necesario explicarle nada del asunto, pues ella ya lo habría deducido por sí misma.

¡Oh por dios! —exclamó y supe que había dado en el clavo.

—No tengo la menor idea de lo que pasó anoche.

La enfrenté con inocencia en mis ojos, esperando haber llegado a su corazón y que tuviera piedad con mi moral y me ayudara a resolver el misterio del chico del club. Caminé hacia ella con la taza entre mis manos, rozando mis labios.

— ¿Me crees si te digo que no recuerdo nada de nada?

—En realidad sí. No me sorprende después de que te hayas bajado casi cinco botellas de cerveza y no sé cuántos tragos. Creí que por ser la mayor tendrías más resistencia pero veo que…—mi mirada la hizo interrumpirse—No me mires así. No soy yo la que tuvo una noche salvaje y no recuerda nada sobre ella.

—No creo haber tenido una noche salvaje—remedié sus propias palabras—ya que desperté completamente vestida. No me faltaba absolutamente ninguna prenda de vestir.

— ¿De verdad? —sus cejas se levantaron en sorpresa.

— ¡April! —golpee su brazo con mi puño.

—Ya. Que no creo que seas una mujerzuela, pero en tu estado…—no se atrevió a terminar la frase, pero sí a reírse de mí. Le eché la lengua en respuesta.

—Esta mañana desperté completamente sola. Ni una nota, nada.

Realmente no tenía idea de lo que había sucedido la noche anterior. Tendría que ser capaz de recordar lo que pasó antes de comenzar a ver doble y tropezar con mis propios pies, pero la verdad era que no podía. Cerrar los ojos e intentar visualizar algo resultaba absolutamente espantoso. Mi estomago se revolvía como remolino. Al menos tenía que ser optimista en cuanto a los flashes que de vez en cuando se me aparecían. Besos fogosos, unos ojos verdes-azulados, la estruendosa música, un trago de tequila en mi mano…

Wrapped On YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora