Prólogo

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No era exactamente consciente de mis actos a estas alturas. No sabía exactamente quién era la persona que me tenía agarrada de la cintura y me llevaba de aquí para allá al ritmo de la música. No era que tampoco supiera muy bien dónde me encontraba. No solía beber tanto, pero eso era bastante obvio teniendo en cuenta el estado en el que me encontraba. Estaba completamente segura que iba a arrepentirme la mañana siguiente. De todas formas, no dejé que eso arruinara mi inmejorable humor esa noche. Las cosas se tornaron un poco… para mayores de edad, cuando sus labios capturaron los míos de repente. Seguramente debió haber creído que era presa fácil, pero mi juicio no estaba en su mejor momento. No sabría decirles si él se estaba aprovechando de mí o si su embriagues también se había transformado en su fuerza de voluntad. De todas maneras, la escena que habíamos comenzado en el club, la seguimos en mi habitación de hotel.

¡Ups! —la llave de la habitación resbaló de entre mis dedos y rebotó sordamente en la alfombra.

— ¡Qué llaves escurridizas! —el chico intentó agacharse para tomarlas sin soltarme.

Na-ah—exclamé, juguetona poniendo un pie sobre ella. Sus brazos aflojaron su agarre siendo afectados por su falta de equilibrio, haciendo que cayera sentada en el piso.

¡Ups! Tú también eres escurridiza—dijo riendo sin tener sentido alguno.

Una vez fuimos capaces de abrir la puerta, nos adentramos en la modesta sala principal llevándonos algún que otro mueble con nosotros. Nuestras risas hacían eco en la amplia habitación. Me quité los tacos mientras entrabamos en mi cuarto, tambaleándonos. Descalza, mis ojos daban perfectamente en los de él, lo cual indicaba que estaba demasiado cerca. Se me hacía casi imposible enfocar la vista, pero cuando lo lograba, sus ojos me dejaban sin aliento. Era lo único que recordaría con claridad al día siguiente. Casi parecíamos saber lo que estábamos haciendo parados al borde de la cama, una mano en mi cintura y la otra en mi mejilla, ambos en silencio. Nuestras miradas se encontraron, y estuvieron conectadas por una fracción de segundo antes de que él estampara sus labios en los míos.

Lo que continuó a eso, es una nube borrosa en mi memoria. ¿Mencioné lo mucho que iba a arrepentirme la mañana siguiente? Sus ojos en tonos de azules y verdes fue la primer imagen que apareció una vez estuve consciente antes de despertar. Eso, y un intenso dolor de cabeza.

Wrapped On YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora