Recuerdos

Confesión

Se despierta con un sobresalto, un jadeo ahogado en su garganta y el corazón acelerado. Giró su cabeza a la derecha y ahí estaba Jared, sentado en el sillón, mirándolo con tanta dulzura en sus ojos, que lo dejó preguntándose qué había hecho él para merecer tal veneración.

-¿Una pesadilla?
-¿Has estado ahí toda la noche? -Dice ignorando su pregunta.
-Sip, pero tranquilo, yo también he dormido. Este sillón es realmente cómodo.

Se inclina hacia adelante apoyando los codos en las rodillas, parece cansado.
Aunque cierto que había dormido, a veces se despertaba con los jadeos y murmullos que Jensen emitía sumido en sus pesadillas. Entonces Jared se levantaba y le acariciaba suavemente el pelo. Tuvo que hacer esto dos veces en la noche. Este acto parecía calmar al rubio, que lentamente se volvía a relajar. También aprovechaba ese momento para tomarle el pulso. El doctor le dijo que lo tendría que vigilar, y que si continuaba con la taquicardia, tendría que visitar a su médico para hacerle una revisión más a fondo. Afortunadamente, aunque seguía latiendo algo rápido no era tanto, y lo achacó a los sueños.

-Tu pelo hoy está más confuso que nunca. -Dice Jensen sonriendo y con la voz grave por el sueño. Lo que no le dice es las ganas que siente de meter sus dedos en esa enmarañada fregona que tiene por cabellera.

-¿Confuso?

-Sí, cada mechón mira para un lado diferente, y ninguno favorecedor. Parece que no saben a dónde dirigirse.
-¡Oh muy bonito Jen! yo me paso la noche en vela cuidándote y tú lo primero que haces es criticar mi pelo-. La cara de Jensen se llena de sorpresa y arrepentimiento, abre la boca y amplía sus ojos. Jared lo ve y rápidamente reacciona para dejarle claro que está bromeando.
-Mi pelo no está confuso, es como yo: independiente y salvaje. -Y sacude la cabeza como un perro para que su largo cabello se despeine aún más si cabe. Jensen se ríe entonces.

-Jay eres... Eres...
-¿Adorable?, ¿irresistible?
-¿Modesto? Iba a decir capullo pero, también.

Ambos se ríen.

-Es que si no me quiero yo... ¿Quién lo va a hacer?

-Yo puedo hacer eso. -Responde Jensen un poco retraído.
-¿Si?
Jensen asiente lentamente sin decir palabra y sin apartar sus ojos de los de Jared.

-Vale, entonces yo... Puedo corresponderte.

Se mantienen un poco más en ese "quiero que lo sepas pero no lo diré" porque..., ¡tienen su hombría por amor de dios! No se van a decir te amo como en las novelitas rosas.

-¿Oye te acuerdas de aquel extra que una vez me dijiste que te encantaría darle nalgadas? Está otra vez por aquí. ¿Le viste?
-No, ¿Por qué?
-Bien, pues que siga así.

Jared se ríe a carcajadas. Y a Jensen le encanta lo fácil que es hacer reír a este chico.

-Y si le ves ¡no le mires el culo!
-Vaaale.
-Júralo.
-Lo juro... Por el Impala.
-Mmm, no me convence mucho ese juramento.

-¿Bueno, qué tal estás?
-Estoy bien, en serio, estoy bien, solo que..., ffff me gustaría no tener que salir de esta habitación nunca. ¡Dios! estoy tan avergonzado... ¿Cómo me voy a enfrentar a...

-Schhh, tranquilo- le interrumpe- todo ira bien. Sabes que todos los del set somos como una pequeña familia. Además, Erick ha hablado con todos los que estaban en el rodaje y se ha asegurado de que nadie se vaya de la lengua. Y yo estaré a tu lado por si me necesitas.

Jensen se quedó pensativo un momento. No entendía la suerte de tener a su lado a alguien con esa calidad humana, con esa bondad.

-Deberías dejarme Jay, voy a hacerte sufrir.
-¿De qué puñetas hablas?- Preguntó ofendido.
-Ya me has visto. Estoy marcado, por fuera y por dentro. -Mira a los ojos de Jared que a su vez lo mira alucinado sin comprender nada.
-Vuelvo a tener pesadillas, aún puedo oler su aliento a vino barato cuando despierto. Tengo fobias que ni te imaginas. No mereces a alguien tan roto como yo a tu lado.