Para ese entonces tendría cuatro años aproximadamente.
Me encontraba corriendo por el pequeño patio de la cabaña, un tanto alejada de la Aldea, en la que vivíamos mi madre y yo.
Éramos felices estando así; Solos.
Recuerdo haber caído por accidente a culpa de una piedra y mi torpeza de entonces. Llore, demasiado, creía que moriría ahí al no haber avisado a mama que salí a jugar.
Con la poca fuerza que me quedaba había caminado a paso lento hacía la cabaña dando uno que otro grito mínimo de dolor. Sí que ardía.
Era un dolor agudo e insoportable, uno que no te dejaba mantener la pierna en una misma posición puesto que empezaba a cosquillear e incomodar. En ese entonces no tenía idea de la gracia que daba el dolor.
No paso demasiado, aunque para mi fueran años, para llegar a casa. Una cabaña relativamente sencilla.
Tomaba el cerrojo que me ayudaría a abrir la puerta que daba al pequeño patio. Casi podía sentir las diarias astillas que se clavaban en mis vendadas manos. Sin embargo, ignore el dolor de las palmas y me concentre en dirigirme hacía el interior de la casa.
-Madre- Había dicho entre un pequeño gruñido que demostraba mi dolor ligeramente exagerado, como todo niño.
No recibí respuesta.
Busqué por toda la cabaña, buscaba a mi querida madre por todo rincón, por toda grieta. Empezaba sentir la salada y reconfortante agua que salía de mis ojos. Lloraba. Pensando que quizá me había abandonado.
Siempre había temido al abandono. Era sinceramente peor que una masacre. Una Tortura Cerebral. O al menos eso sería para un pequeño que ha vivido únicamente con una sola persona en su vida; Su madre.
¨El no poder verla me inquietaba más¨
[...]
Tonadas de silencio inundaron rápidamente el enorme salón. Una hermosa sinfonía que no necesitaba ser oída para ser entendida. Pues el asombro y la confusión era básicamente lo que expresaba el tenso ambiente que se había formado desde que el causante de su inquietud había caminado en dirección a los escalones.
Sus pasos no resonaban. Más bien era como una pluma. Apenas y se oía el ruido de su dura respiración.
La paz no inundaba a ese ser.
-Uzumaki - Pronuncio parando por una décima de segundo su caminata. Con un pequeño suspiro cansado prosiguió con su camino.
Nadie sabia como ese chico ¨ciego¨ lograba caminar justamente en dirección a un pequeño asiento vacío. Un milagro dirían unos.
-... - El silencio siguió por partes diferentes.
-Muy bien - Rompió aquel incómodo silencio tomando posición firme al frente, mirando hacía cada alumno suyo, deteniéndose al fin en el recién llegado.
-Naruto- Fue cortado rápidamente por el chico. Un gruñido del parte del menor alerto al Umino.
-Uzumaki... Simplemente Uzumaki - Dijo tosco fijando sus ojos tapados con la venda, sobre el maestro.
¿Cómo podía verlo?
Sintió un escalofrió abrumador a sus espaldas. Como una ventisca del más frío hielo pasando por un cuerpo completamente desnudo y sin protección alguna.
-Bien, U-Uzumaki - Una pequeña gota resbalo desde su frente por el costado del rostro maduro del Umino, bajando finalmente por la barbilla.
El chico guardo silencio esperando a que el profesor se dignara a hablar.
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Impotencia - Naruto
Fanfiction¨La impotencia de esta preciada alma...¨ Bajo las órdenes del Sandaime Hokage, Uzumaki Naruto, el que algún día será conocido como ¨Satsujin-sha¨ (El que asesina), tomará papel dentro de las pesadillas de todo Shinobi. ¨Oka-san temía por mí. Oka...