-Mama... - Ella volteo la mirada hacia mi pequeño yo.
-¿Qué ocurre Naru-chan? - Su voz sonaba alegre y motivada como normalmente lucia, y así me gustaba. Después de todo, ver (o en este caso, escuchar) a un ser querido feliz, podría causar la felicidad misma.
-Kinima-san hoy se porto demasiado grosero - Me había quejado, esperando iniciar conversación con mi madre. Llevabamos un buen rato en silencio, cada quien en lo suyo, y eso ya me molestaba.
-¿Kinima-san? - Pregunto ella confundida - ¿Es un niño?... Naruto, te he dicho que no te alejes de los bordes de la ca-
-NO! -Grité un tanto incómodo, esperando evadir un sermón de mama - Kinima-san dijo ser un ¨itzcuintli¨ (en Nahuatl, perro) -Sentí ambos brazos rodear mi pequeño cuerpo, protegiéndome de una amenaza inexistente.
¿Por qué me había abrazado?
Me sentía, en ese entonces, feliz por cada muestra de afecto, no importara de que manera.
Nunca cuestione las indirectas, los sermones, jamás pregunte sobre algo fuera de los perímetros que mi madre me había permitido vagar... Simplemente respetaba las ordenes de madre, olvidándome de mi infantil curiosidad.
[...]
Un peso extra cayo rendido sobre el alconchonado mueble de cuatro patas.
La madera crujió levemente al mismo instante en que un grito fuera de las cuatro paredes de la habitación. Seguido, un par de golpes en la puerta situada justo frente a la rustica cama donde residía molesta la presencia.
-¿¡Qué no piensas saludar a tu vieja maldito mocoso malagradecido!? -La colera de aquella voz hizo gruñir levemente al joven acostado.
-¿¡Por qué no paras de molestar vieja molesta!? - El joven cuyo cabello era tintado de un café claro, había gritado, un tanto irritado por la molesta bienvenida de parte de su madre.
Pequeños ladridos tiernos hicieron que el chico girara la mirada hacía su derecha, donde entre las sábanas un pequeño cachorro blanco residía moviéndose entre la suavidad del colchón.
-¿Quieres jugar Akamaru? - Pregunto tranquilizándose inmediatamente, como si aquel perro fuera un tranquilizante para el chico -Hoy fue un día duro. A nadie le vendría mal un pequeño paseo por el bosque - Sonrió sacando un par de ladridos extra de parte de la mascota.
Entendiéndose, ambos miraron cómplices hacía una pequeña ventana sobre la cama. Del tamaño suficiente para que el chico se colara, ambos salieron del cuarto con tanto silencio como les era posible.
-¿A dónde crees que ibas, Kiba? -No logro dar siquiera un paso una vez fuera. A su lado se encontraba una joven de cabellera castaña clara, mirándolo neutral.
La mujer poseía un par de triángulos rojos invertidos en cada mejilla, dándole así un aspecto severo ante cualquier persona. Sin embargo, sobre ambas decoradas mejillas, se encontraba un potente rubor.
-H-Hana... - El chico sudaba frío sin siquiera notar lo colorada de su hermana.
-Hace poco escuche a mama gritar fuera de tu puerta, ¿Qué ha pasado? - La chica se cruzo de brazos, mirando severa a su hermano menor, esperando así rápidas respuestas.
-...- El chico tragó duro, ¿Cómo le decía ahora a su hermana que llego de malas y paso de largo a su madre? Era claro que Hana también le daría un sermón. Después de todo, se debe tratar con respeto a un líder de clan, no importase si eran familia.

YOU ARE READING
Impotencia - Naruto
Fanfiction¨La impotencia de esta preciada alma...¨ Bajo las órdenes del Sandaime Hokage, Uzumaki Naruto, el que algún día será conocido como ¨Satsujin-sha¨ (El que asesina), tomará papel dentro de las pesadillas de todo Shinobi. ¨Oka-san temía por mí. Oka...