Capítulo cinco

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Narra Eva

   En unos quince minutos lo terminé de bañar. Lo cambié y lo dejé jugando.
  Yo me fui a hacer la cena.
  Cuando estuvo lista, lo llamé y empezamos a cenar.
  Luego de eso, lavé los platos y nos fuimos a dormir.
 
  Al otro día nos levantamos y la misma rutina de siempre. Desayunar, llevar a Feli al jardín, irme a trabajar, salir del trabajo, buscarlo a Feli de mis padres e irme a mi casa a almorzar.
  El día en el trabajo fue algo pesado. Varias personas queriendo decorar alguna parte de su casa. Todo el día con llamados. Me fue bien.
  Luego fui a buscar a Feli de mis padres y nos fuimos a casa.
  Allí cociné, almorzamos, nos duchamos y nos fuimos a tomar una siesta.

  Me levanté de la siesta tipo cinco de la tarde. Al ratito se levanta Feli.

  - Hola, mami -dijo refregándose los ojitos.
  - Hola, mi vida. Te tengo una propuesta.
  - ¿Cual es?
  - ¿Te gustaría ir a comprar un juguete?
  - ¡Tii! Iron Man -dijo, entusiasmado.
  - Bueno, mi vida. Tomamos algo, nos preparamos y vamos a la juguetería.

  A él le hice una chocolatada caliente y para mí un café con leche.
  Una vez que terminamos, puse las tazas en el lavabo y me fui a cambiar.
  Me puse una remera manga corta color blanca; encima un suéter color nude, un jean negro y unas botas. Me ondulé el pelo y nos fuimos.

  Al llegar, estacioné, nos bajamos del auto y entramos a la juguetería.

  - ¡Woow! -dijo Feli.
  - No toques nada, hijo.
  - Ok -dijo yéndose. Yo lo seguí.
  - ¿Viste algo que te gustara?
  - Quieo ete, mami -dijo mostrándome el juguete de Iron Man.
  - Bueno, hijo. Vamos a la caja.

  Fuimos hasta la caja, pagué y nos fuimos. En el camino él jugaba con su chiche nuevo. Yo tenía que ir a comprar unas cosas para la casa. Fui a un bazar y compré un cuadro que tiene la frase "The Best Thing Is Yet To Come", unos focos de luz y sahumerios.

  Llegamos a casa y me puse a reacomodar el living. Coloqué el cuadro en la pared, puse un sahumerio. Los sillones los cambié de lugar. Fui hasta mi habitación y cambié el foco de luz de la lámpara. Hice lo mismo en el baño.
  Empecé a hacer la cena. Ya que hoy vendrían mis padres, mi hermano y mi cuñada con sus mellis Azul y Julián de cuatro añitos y Dai.
  Comencé cortando cebollas de verdeo. Tenía en mente hacer unos bifes al verdeo con crema y papas fritas.
  Para todo esto ya eran las siete y media.
  Luego de poner la comida, fui a ver a Feli. Quería asegurarme de que estaba todo bien. Y así fue. Lo encontré viendo la tele, tranquilo.

  - ¿Hijo?
  - ¿Ti, mami?
  - ¿Querés ayudarme a hacer el postre?
  - ¡Tiii! -dijo aplaudiendo.
  - Bueno, pero primero ve a lavarte las manitos y después ven a la cocina.
  - Espérame, mami.
  - Sí, yo te espero.

  Fui hasta la cocina, preparé los ingredientes para hacer un Tiramisú con Mascapone y a los minutos llegó Feli.

  - ¡Listo, mami!
  - Bien, hijo. ¿Empezamos?
  - ¡Ti!

  Empezamos a hacer el postre. Cuando lo terminamos, lo pusimos en la heladera. Y ahora a esperar tres horas.
  A las ocho y media vendrían mis familiares.
  Luego de que puse la comida en una fuente, la dejé en la barra, fui al living y me puse a mirar la tele. Estuve media hora mirando, me fui a duchar nuevamente. Fanatica de la ducha soy, jaja. Una vez que terminé, me fui a cambiar.
  Me puse un vestido verde agua opaco, corto y suelto, con los hombros descubiertos; una pulsera con piedras preciosas; unos zapatos color peltre y al pelo me lo ondulé.
  A Feli lo bañé también. Luego lo vestí con una camisa azul, unos pantalones color mostaza y unos borsegos marrones. Lo dejé que jugara con su juguete nuevo y yo me fui.
  Eran las ocho y veinte. Me puse a preparar la mesa en el living. En menos de diez minutos la misma ya estaba lista.
  Tocan el timbre.

  - ¡Hola, papás! -dije abrazándolos.
  - Hola, hija -dijeron al unísono.
  - Vengan, pasen -los hice pasar. Estaba por cerrar la puerta y...
  - ¡Ey! ¿Y la amiga?
  - Jajaja, pasá, boluda.

  Ahora sí cerré la puerta y me dirigí al living.

  - ¡Abuelos! -vino Feli corriendo a los brazos de ellos.
  - Hola, mi amor -dijo mi mamá.
  - ¿Y para la tía Dai no hay abrazos?
  - Jaja, ¡tii! -Dai lo alzó en sus brazos y le hizo cosquillas en su pancita.
  - ¡Sos un príncipe! -le dijo ella. Él solo sonrió.

Toda Una Vida Esperándote (Pato Sardelli) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora