Capítulo nueve

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Narra Eva

  Al otro día me levanto a las ocho de la mañana y me preparo todo para hacer un rico mate.
  Dejé a Feli dormir un rato más ya que era domingo.
  Mientras tomaba mates con biscochitos, me puse a revisar la agenda. Este lunes tendría que ir a la casa de Alicia.
  Luego de desayunar, me puse a lavar la ropa. Terminé y la tendí.

  - ¡Mami! -vino Felipe a al living, llorando.
  - ¿Qué pasó, amor? -dije alzándolo y abrazándolo.
  - Uve una esadilla -dijo aún siendo un mar de lágrimas.
  - Tranquilo, amor, ya pasó, ¿sí? Tranquilo, nada va a pasar -dije consolando a mi hijo.
  - Gacias, mami -dijo secando sus lágrimas.
  - Bueno, ahora ve que te voy a hacer el desayuno -dije depositando un beso en su mejilla y dejándolo en el suelo. Él se fue a la cocina.

  Terminé lo que estaba haciendo y fui a la cocina para armarle el desayuno a Feli. Mientras él miraba la televisión y tomaba su desayuno, yo limpiaba.

  Pasamos un domingo en casa. Divirtiéndonos los dos como nunca. Más o menos a las seis, mos visitó mi hermano y su familia.
  Los primitos apenas se vieron, fueron a jugar, eufóricos.
  Nosotros nos quedamos hablando.

  - ¿Quieren algo para tomar?
  - Un café, hermanita -dijo Martín.
  - Yo igual, Eva -dijo Ornella.
  - Ya se los preparo.

  Fui hasta la cocina y preparé el café para los chicos. Terminé y se lo serví.

  - Gracias -dijeron al unísono.

  Un rato después ellos decidieron irse ya que era un poco tarde.
  Yo lavé todo y luego me fui a bañar mientras Feli se quedó jugando.

  - Al otro día -
 
  Me levanté temprano y fui a ver a Feli. Anoche estaba con bastante fiebre, entonces llamé a nuestro médico de cabecera y me recetó un remedio. Como no lo tenía, tuve que salir e ir a comprarlo a una farmacia.
  Luego de un rato, la fiebre bajó.

  - Amor, ¿estás bien?
  - Ti, mami. Ahoa toy mejol.
  - Me alegro, mi vida. Hoy no vas al jardín, te venís conmigo para que te tenga a la vista. Mamá va a ir a la casa de una clienta.
  - Meno, mami.

  Le preparé el desayuno, se lo tomó y partimos hacia la casa de Alicia.
  Llegamos y toqué la puerta.

  - Buen día, Alicia. Yo soy Eva, la diseñadora.
  - Buen día, querida. ¿Y este nene hermoso quién es?
  - Es mi hijo. Lo traje porque anoche tuvo fiebre y lo quería estar revisando yo misma durante el día, espero que no le moleste.
  - Pero no, nos vamos a divertir mientras mami hace su trabajo, jaja. Hace cuanto no llegaban nenes a la casa. Nuestros hijos ya son grandes.
  - Me alegro, gracias.
  - Pasá, querida -ingresé a la casa. - Él es mi marido, Gastón.
  - Un gusto, señor.
  - El gusto es mío.
  - Bien, yo empiezo con mi trabajo.
  - Pasá, querida. Mirá, seguís derecho y doblás a la izquierda. Allí están todos los materiales.
  - Gracias -me agaché a la altura de Feli y le digo. - Hijo, quédate con Alicia. Mamá va a estar trabajando.
  - Ben, mami -me dio un beso en el pómulo y me fui.

  Comencé corriendo todo de lugar. Sacando las cosas que ya mo servían para remodelar...

  - Dos horas después -

  Me quedaba bastante todavía.

  - Eva, ¿quieres algo de tomar? -escuché la voz de Alicia y me di media vuelta.
  - Si no es molestia, agua por favor.
  - Dale, ya vengo.

  Narra Pato

  Decidí visitar a mis viejos ya que hacía rato que no los veía.
  Llegué y toqué la puerta.

  - ¡Hola, viejita! -le dije a mi mamá.
  - Hola, hijo. ¿Qué haces?
  - Nada, vine para acá a visitarlos -dije pasando. Fui hasta la cocina y vi a Felipe. Quedé inmóvil. Tenía a mi hijo enfrente de mis ojos. - Y, ¿el nene? -dije señalándolo.
  - Yo toy Felipe. ¿Y vos?
  - Él es el hijo de la chica que vino a remodelar el living. Lo trajo porque anoche tuvo fiebre entonces lo quería tener al ancance.
  - Ah. Mamá, voy al baño. Ya vengo -mentira, fui hasta el living.
  - ¿Necesitas ayuda con ese mueble? -pregunté apoyado en el marco de la puerta.
  - Ay, Patricio -dijo, sobresaltada. - Me asustaste. ¿Qué haces acá?
  - ¿No puedo visitar a mis padres?
  - ¿Son tus padres?
  - Sí, ¿algún problema?
  - No, ninguno.
  - ¿Qué hacías?
  - Nada, viste, acá tomándome un Gin Tonic. ¿Qué voy a estar haciendo, Patricio? Trabajo.
  - Shh, baja la voz -dije acercándome a ella y tocándole esos labios con mi dedo índice. - Vos decidís, o te callas o te callo... -dije quedando a centímetros de su boca. Estaba a punto de probar esos labios que hace tanto andaba necesitando.
  - Patricio... -dijo ella.
  - Shh... -dije callándola de un beso. Un beso que revolucionó todo en mi. Esa sensación que sentía cuando la besaba, volvió. Nuestro momento duró unos minutos. Largos y hermosos minutos. Recorriendo su boca.
  - Patricio, ¿cómo pudiste? -dijo distanciándose.
  - Así, ¿te lo demuestro?
  - No, gracias.
  - No me niegues que te gustó -me quedó mirando de costado.
  - Déjame trabajar.
  - Bien, te dejo. El miércoles nos vemos. ¿Okey?
  - Okey -la dejé y fui hasta la cocina.
  - Bien, ¿qué hacen?
  - Felipe estaba viendo tele.
  - Bueno, me presento -dije acercándome hasta él. - Yo soy Patricio. ¿Querés jugar conmigo?
  - ¡Tii! -dijo, entusiasmado.
  - Bien, entonces vamos -lo tomé de su manito chiquita. Al entrelazar sentí una conexión hermosa. - Ahora vamos a ir a mi habitación de cuando era chico.
  - Okey -dijo él. Justo pasábamos por el living. - Tau, mami -le dijo a Eva.
  - Chau, hijo. ¿A donde vas?
  - Viene conmigo. Vamos a jugar.
  - Ahh, ok -parecía sorprendida. Esbozó una sonrisa hermosa cuando nos vio a los dos juntos. Nosotros seguimos camino hasta mi habitación.
  - Mirá, Felipe. Esta es mi habitación -él recorrió con su mirada todo el cuarto.
  - ¿Y todo eso qué es? -dijo señalando las paredes.
  - Son pósters de mis bandas preferidas.
  - Aah. ¡Y acá estás vos! -dijo señalando un póster que había de mis hermanos y yo -¿Ellos ienes son?
  - Son mis hermanos. Gastón y Guido -dije señalando a cada uno. - Nosotros somos Airbag.
  - ¿Una... banda?
  - Sí, una banda de Rock.
  - Wow. ¿Y ella ien es? -dijo señalando a Blasa, mi abuela.
  - Ella era mi abuela, mi ser de luz -dije tocando el portarretrato que contenía una foto de ella.
  - Aahh, ¡una guitarra! -dijo yendo hasta la otra punta de la habitación.
  - Esa fue mi primera guitarra. Me la regalaron cuando tenía tu edad -dije enseñándole la guitarra que me regalaron en el programa de Silvio Soldán.
  - Ue nindo.

  Narra Eva

  No lo voy a negar. Volver a probar esos labios fue lo mejor del día. Y ver a Felipe y a él juntos, tomados de la mano, fua algo que me re llegó. Decidí ir a verlos. Me quedé en el marco de la puerta. Como conectaban miradas era hermoso. Pato le sonreía y Feli se divertía.

  - ¿Qué se supone que están haciendo? -dije con una sonrisa en el rostro. Estaban tan en la suya que ni se percataron de mi presencia.
  - ¡Mami! -dijo abrazándome. Con Pato nos quedamos mirando. - Pato me cae uy ben -dijo con una sonrisa en la cara.
  - Me alegro, hijo. ¿Vamos?
  - Ufaa.
  - Tranquilo, campeón. Ya nos vamos a volver a ver -dijo el agachándose a su altura. Feli lo abrazó. A Pato lo agarró de sorpresa. Igualmente correspondió ese abrazo. Yo me quedé más enamorada de los dos.
  - Amos, mami.

  Fuimos hasta la cocina. Pato también nos acompañó.

  - Alicia, aún me queda trabajo por hacer. Podemos ponernos de acuerdo qué otro día vengo.
  - Sí, querida. ¿Ya te vas?
  - Sí, tenemos que ir a almorzar con mis padres. Nos vemos -dije saludándolos. Me fui hasta el auto y emprendí viaje.





Toda Una Vida Esperándote (Pato Sardelli) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora