Contigo.

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No recuerdo mucho de todo lo acontecido anteriormente, pero estoy seguro que aquel muchacho que se encontraba tirado a lado mío en una cama horrenda y estropeada, no me había hecho nada. Aunque lo hubiese deseado... Al estirar mi cuerpo una oleada de dolor atravesó cada extremidad hasta terminar a la cabeza, que inició a retumbar. Mis ojos intentaban adaptarse  a los primeros rayos del sol para que pudieran analizar el lugar en la que me encontraba. Un cuarto diminuto y hecho un desastre, el suelo repleto de basura, ropa tirada y obviamente, drogas. No tengo la menor idea de cómo llegué acá pero aproveché el momento para observar mejor al chico que se encontraba a tan poca distancia de mí. Traía puesto unos jeans ajustados, rotos en la parte de la rodilla, unos zapatos gastados y viejos y una playera barata de alguna banda de rock. Supuse que antes de sus problemas con las drogas habría sido un joven con cuerpo esbelto que ahora solo se reducía a piel reseca y huesos que resaltan fácilmente. Lo más impactante era su rostro, dormía plácidamente y pareciera que ni una explosión lo despertaría. Facciones tan varoniles y lisas al mismo tiempo, labios tentadores y pestañas de ensueño. Es fascinante y me intriga cómo llegó a todo esto, cómo alguien así se ve tan destrozado. Quise despertarlo moviendo su hombro cuidadosamente y solo conseguí que cambiara de posición tras unos quejidos. Ahora podía verle la frente descubierta y nunca me había sentido tan tentado a besar a alguien, hasta ahora. Mi fascinación se vio interrumpida por un detalle: sus brazos, estaban llenos de cortes largos, de esos que te dan escalofríos. Conozco esas marcas, son aquellas que uno mismo se provoca, también tengo algunas en mis muslos. Me inundó una sensación extraña de querer protegerlo aun siendo un total desconocido, aun cuando hizo la acción tan peligrosa de ofrecerme estupefacientes tan poderosos que no tengo memoria de lo pasado el día anterior. 

Me estoy metiendo en un campo minado a conciencia y aún así, quiero saber más de ti, enfrentándome a un posible mal final.

Encontré ropa limpia en un cajón, me desvestí y me la puse. Incómodo por traer prendas masculinas pero era mejor que andar con mis ya inservibles prendas sucias y rotas. Lavé mi rostro quitándome el maquillaje que se había corrido y tiré la peluca en el basurero. Este es Ten: el muchacho que mi familia desea que sea, normal como la sociedad lo dicta. Aunque con esta faceta, me entran ganas de vomitar.

-Nada mal, no sé si te ves mejor de mujer o de hombre.

Escuché esas palabras detrás de mí y aunque sonaban maliciosas, las quise recibir como un cumplido. Controlé el rubor que amenazaba con aparecer.

-Esta noche fue más divertida que las demás. Eres buena compañía. 

-Gracias, supongo. Aunque no recuerdo mucho de lo que pasó.

El chico se río.

-Seguro fue tu primera vez. ¿Por lo menos recuerdas mi nombre?

Me preguntó mientras se quitaba la playera. Tragué saliva al ver sus clavículas que resaltaban sensualmente y su piel sumamente blanca serían dignas de ser tocadas solo por dioses. No, sin dudas nunca olvidaría su nombre ni mucho menos la vista que ahora me estaba brindando de su busto descubierto. Buscó en el cajón otra prenda y se la puso sin más ni más. 

-Eres Taeyong, Lee Taeyong. Por cierto, soy Ten.

-Mucho gusto Ten, espero poder divertirme contigo en otra ocasión.

No sé qué pasaba por mi cabeza, seguramente seguía aturdido o me encontraba aún anonado por su atractivo que causó un gran deseo en mí. Podría dar mil y una excusas para explicar lo que ni siquiera yo entiendo, pero sin pensarlo le dije:

-Déjame vivir contigo.

-¿Quieres vivir en estas condiciones y con una escoria como yo?

Me preguntó apuntando a las bolsitas de polvo blanco que se encontrabas esparcidas por el suelo:

-Estoy acostumbrado a vivir con escoria.

Le contesté sin tener mis ideas en orden. Él, solo me dio una media sonrisa, con tan solo ese pequeño gesto hizo que mi interior se acelerara porque es una visión imponente, su sonrisa. Podría haber cometido un error, esto podría ser peligroso dado sus condiciones de vida pero después de esa expresión en su rostro, nada me importaría y mi nueva meta sería el verle hacer todo tipo de expresiones. Su respuesta fue vaga y a pesar de eso, tuvo un gran significado:

-Has lo que gustes pero no me haré responsable de ti, ni de lo que te pase.

Asentí con sentimiento de victoria. Quería permanecer a su lado, fuera lo que sea que me deparara en el futuro junto a él. No me interesa, solo necesito saber más de Taeyong. Estoy dispuesto a ser consumido por este ángel caído. Puede que esto no es lo que necesite pero sí es lo que quiero. Me sentí estúpido por pensar de aquella manera, y es que, todo indica que es un desgraciado, amor a primera vista. Agarré un paquete del suelo y aspiré su interior, lo meritaba dada las circunstancias. Me dejaría llevar por su estilo de vida, así es cómo lo comprendería mejor.

-Al final te vas a arrepentir. 

Concluyó el muchacho para luego imitar mi acciones. El polvo empezaba a hacer efecto y me relajé al máximo, dejando escapar toda preocupación.

-Quiero llegar a ese final.

Amaba esa sensación de poder decir lo que pensaba cuando quisiera. Quiero ver qué me mata primero, si las drogas o mi necesidad de besarte.


Adicción// NCT~ TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora