Por la tarde al despertar, él no se encontraba por ninguna parte, me asusté cuando tardó demasiado en aparecer y ni siquiera me dijo dónde iría. Aun estaba alterado por lo que me había pasado anoche y esto no me ayudaba a tranquilizarme. Tiempo después, apareció cayendo al piso y en seguida fui en su ayuda, lo levanté con cuidado y ese chico era el amante de las drogas, ni un rastro del real Taeyong:
-Conseguí una nueva y se siente estupendo. Pruebala Ten, te traje un poco especialmente para ti.
No quería ingerir eso, después de toser sangre. Tomé el paquete y lo escondí en mi bolsillo. Apoyé a Taeyong en la cama, mientras él se reía y decía todo tipo de cosas sin sentido. Mencionaba que podía ver estrellas y planetas o frutas caer del cielo. Me empezó a gritar que bailáramos cuando ni siquiera había música. Lo bueno es que logró venir hasta la casa porque se encontraba peor que en otras ocasiones.
-Ten, sabes algo. Hay que divertirnos. Hay que hacer algo diferente hoy.
Se acortó tanto la distancia entre nosotros que casi rozamos nuestros labios y quedé petrificado.
-Se me acaba de ocurrir algo.
Todo lo que decía sonaba extrañamente fluido como si le diera flojera hablar. Se alejó por unos segundos y regresó con un caja y una bolsa en mano, cuando la puso frente a mi cara, reconocí de qué era el paquete.
-Quiero que te pongas uno de estos y uses este tipo de ropa.
Le arrebaté el paquete, no tenía idea que aun seguía aquí el set de labiales que había hurtado ya hace unos días; mucho menos imaginé de dónde y desde cuándo obtuvo esas prendas desagradables que extendió en la cama para que yo pudiera verlas. Abrí con inseguridad lo que contenía las pinturas y miré los colores, lo que despertó esa parte de mí, que extrañaba el maquillaje, el que anhelaba ser, una chica. Así que tomé el morado más oscuro y lo pasé por mi boca, dándole color a mis labios. Los colores opacos quedan perfectos por mi palidez y siento como un pedazo de mi ser que había enterrado, resurge.
-Me gusta como se ve, es atrevido y sensual.
Aquí viene de nuevo, Taeyong insinuando cosas y yo, por estar consciente los tomaba demasiado a pecho. Me sonrojé y por mero despecho, con mi brazo me quité la pintura bruscamente.
-¿Por qué haces eso?
Replicó y me tomó fuertemente la extremidad con la que había pulido mis labios, deteniendo mis movimientos. Me lastimaba su agarre e intenté zafarme. Con su mano libre agarró las prendas y me obligó a desvestirme para luego ponerme una falda corta de pliegues, grisácea, una tela barata y diseño sencillo. La blusa demasiado escotada y de mal gusto. Después tomó uno de los labiales, me lanzó a la cama y en un cerrar y abrir de ojos Taeyong se encontraba sobre mí, dejándome sin escapatoria, amenazándome con la pintura roja carmesí. Me agarró el rostro y empezó a pintarme con el poco pulso que las drogas le permitían obtener.
-Te ves bien también con este color.
Su sonrisa parecía de un desquiciado y por primera vez, sentí pánico de estar tan cerca de él. Por única ocasión odié vestir así y es que estaba siendo obligado por la persona que amaba y la sensación es terrible. Quiero llorar. No era para nada placentero, al contrario sentí que me violaban de alguna manera, sentí vergüenza por mi aspecto y detesté que Taeyong me mirara de esa forma, con lujuria despiadada. Forcejeé para quitármelo de encima sin lograr nada, ponía toda su fuerza en mis brazos que ya me dolían.El mayor me ganaba en altura y fuerza y la tensión se intensificaba, lo cual me daba temor. Me arrebató un beso fugaz que terminó siendo una torturante mordida. Mi labio inferior se mezcló de dos tipos de rojo: el del labial y el de mi sangre.
-Taeyong me lastimas, déjame.
Le pedí tembloroso y no me hizo caso, empezó a tocar por debajo de la falda y su tacto frío hizo que mi piel se erizara, "esto no está pasando,alto" grité interiormente. Sus dedos recorrían mis piernas hasta llegar sobre mi entrepierna que empezó a masajear. El placer no se hizo esperar pero acompañado de un terrible agobio, esto era incorrecto. Quería que se detuviera a como diera lugar.
-¡Detente por favor!
-Odio a las mujeres, a todas. Pero a ti, a ti no te odio. Eres la mujer más hermosa que he conocido.
Mis lágrimas empezaron a escaparse, por miedo y de alguna manera, esas palabras me hirieron demasiado. No me veas así.
-No llores, joder. Yo no lloré cuando me hicieron daño, no dije nada cuando me tocaron sin mi consentimiento. Guardé el secreto todo este tiempo mientras agonizaba.
No entendía del todo lo que estaba relatando pero sentí que en cualquier momento un arrebato de locura provocaría que me hiciera más daño. Entre llanto, logré zafarme de su fuerte agarre y lo abracé. Con toda la energía que me quedaba, para protegerme a mí y a él, al mismo tiempo, pensando que ese acto lo haría entrar en razón.
-No te voy a lastimar Taeyong, yo quiero protegerte.
Le susurré y podía saborear el líquido con toque metálico que corría sin cesar. El chico entre mis brazos, rompió en llanto y apoyó su rostro sobre mi hombro devolviendome el contacto, me encerró en sus brazos y pude sentir sus latidos acelerados, calmarse poco a poco.
-Por su culpa tengo tantas cicatrices ,Ten. Ella es la culpable de la escoria de persona que soy.
No sé a quién se refería pero pude sentir el inmenso dolor en su tono de voz, mi mundo se calló al suelo por la gran impotencia de no haber podido proteger a ese joven Taeyong, de la presunta mujer que parece abusó de él. Solo logré que se calmara a tal grado que se quedó dormido, mañana probablemente no recordaría nada pero yo tendría una gran marca en la boca. Me quité esa horrible ropa de mujer y me sentí tan sucio por el tacto de un Taeyong fuera de control, realmente se sentían como llamas ardientes que deseaba disipar con lo que fuera. No pude dormir a su lado esa vez, como acostumbraba todo el tiempo.
Estás más quebrado de lo que creí y estoy cayendo en el mismo abismo que tu.
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Adicción// NCT~ TaeTen
Fanfiction-Así que te gustan los hombres. -Sí, me gustan los hombres. ¿Y a tí? -A mí me gustan las drogas. ADVERTENCIA: bad ending