El Baile

12 0 0
                                    

(Este capítulo puede contener escenas fuertes para algunos, se recomienda discreción)

Selmorth. Época Actual

No quería ir, nunca quería, pero no tenia opción, iba a donde mi amo fuera, él antes no era así, nunca estuvo de acuerdo en que esclavizaran a todas las brujas en joyas que solo los de cuellos blanco podían obtener, pero eso había cambiado y ahora el no me veía con lastima si no como su objeto.

Recuerdo una época donde todo era completamente distinto, las brujas siempre fuimos seres que compartían con la naturaleza y hacíamos cosas que los humanos no, pero a pesar de nuestras diferencias vivíamos en paz y armonía con los mortales; hasta que llegó La Corte de Plata. Un grupo violento que con palabras y manipulación hizo creer a los humanos que una de las nuestras hizo algo verdaderamente malo que estaba en contra de las leyes naturales, fue así como capturaron a una inocente, pero no para quemarla como en Salem.

La Corte planeaba algo peor, usando nuestra propia sangre encontraron la forma de encarcelarnos, en simples joyas, creadas con el único fin de atrapar a una bruja, imposible salir, irrompible e impenetrable mantenía nuestros poderes ahí, como un genio en una lámpara pero sin los tres deseos. Para mantener el control, separaron a las brujas, las encerraron en las joyas cuya custodia la poseía cada familia adinerada perteneciente a La Corte, sólo se podían liberar para servir a los amos, no se podía tener más de una bruja por casa y la libertad era un concepto que no podíamos conocer.

Hoy hace ya trescientos años que la corte gobierna sobre nuestros destinos con puño de hierro, trescientos años en que pertenecemos a nuestros amos, estas joyas no solo eran cárceles, si alguna quería pasarse de lista e intentar hacer magia contra nuestros amos o para escapar, recibiría un castigo peor que la muerte. Quedarías atrapado en tu joya, un lugar donde no puedes morir, que te permite ser torturado eternamente sin contemplación, sin limites donde eternamente sufras solo.

Como recordatorio de que La Corte de Plata liberó a los mortales de nuestros poder, se organiza un baile en el que exhibían a la bruja de cada familia como un trofeo, un recordatorio de que ellos habían ganado, este año yo esperaba que mi amo bebiera tanto en la tarde de ese día que quedará inconsciente incluso antes de ponerse la ropa y decidir ir al baile, pero como siempre el destino había preparado algo muy diferente para mi.

- "¡Hayden! ¡Hayden!".-

Gritaba mi amo con tal fuerza que creí que el castillo se derrumbaría.

- "Nunca entenderé por que grita".- Pensé en voz alta mientras miraba el cielo desde lo alto en el techo del castillo.

- "Con un sólo movimiento de esa cosa en su dedo, sabría exactamente donde estaba y me podía traer de vuelta". -

Pensaba en voz alta, mi joya era un anillo que mi amo lucía como trofeo.

Mi amo el Sr. Andrews era un hombre joven muy bien parecido, aún recuerdo el día que su padre le dio mi anillo a mi nuevo señor, había servido a esta familia desde que fui capturada, hace ya siglos. Siempre veía a mis amos nacer, crecer, morir y yo...

Era un ser inmortal encarcelado, a veces envidio a los humanos, ellos pueden morir. La sola idea de que este sufrimiento termine de alguna u otra forma parecía esperanzadora, pero eso jamás sucedería, mi destino al igual que todas era vivir por siempre para servir a las familias poderosas, en ese momento alguien interrumpió mis pensamientos gritando desde el jardín.

- " ¡Con que ahí estabas...!".-

Dijo mi amo desde el jardín, no era necesario que gritara, podía escucharlo a un kilómetro de distancia, pero igual gritaba.

EsclavasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora