Esclavas

La dama de cristal

-"¿Irás conmigo?- Le pregunte intrigado.

Hizo un ligero movimiento con la cabeza para expresar su negativa

-"Ni hablar"- Dijo Atlántico-"Pero te daré una guía "-. Agregó.

-" ¿Que clase de guía? "-. Pregunte expectante.

Atlántico me miro y sus ojos violetas volvieron a tornarse dorado brillante, pude notar como el ligero mechón azul de su cabello se iluminaba casi imperceptible. La cosa de agua, que hasta ese momento no se había movido de su lado empezó a enroscarse sobre si misma y brillar, parecia moldearse sobre ella misma como si le dieran forma a una arcilla de barro; su textura de agua rápidamente se fue endureciendo y parecía otorgarle un efecto traslúcido, parecía hielo pero era más brillante y a simple viste me daba la impresión que se veía más firme.

Atlántico hizo un jadeo seguido de una mueca de dolor, parecía que empleaba un enorme fuerzo en esa magia, escuchaba el ligero chocar del agua con las rocas que rápidamente se torno en un batir más violento; Atlántico se acerco a su cosa de agua que había quedado en el centro de la habitación justo en el medio entre Atlántico y yo, estaba adquiriendo una forma que aún no podía descifrar cuando la bruja poso sus manos en ella y en un último esfuerzo un ligero brillo azul opaco pareció emanar de las manos de la bruja quién acto seguido cayo al suelo inconsciente.

Quise moverme a ver si podía hacer algo por Atlántico pero estaba estático en ese punto del suelo, mire alrededor buscando a mi hermana quién no había emitido ningún sonido desde que la bruja empezó a hacer magia, fue entonces cuando la divise llegando hasta donde estaba Atlántico para asegurarse de que estuviera bien, de repente varias cosas sucedieron al mismo tiempo: la bruja despertó tosiendo y haciendo un ligero esfuerzo para tragar una bocanada de aire, a su vez la cosa de agua había terminado de formarse y ya no era una cosa de agua. Parecía como una escultura de hielo tamaño humano, solo que no era hielo, no podía definir que material era pero en definitiva no era hielo; este emitía un ligero brillo que parecía moverse desde dentro, como una luz buscando donde posarse, no era traslúcida como al principio pero si podía ver mi reflejo en ella un tanto distorsionado, parecía un enorme diamante, como una muñeca de porcelana pero con facciones humanas tan perfectamente definidas que si no hubiera sido porque en definitiva no era humana se haría pasar por una a la perfección.

Hasta ese momento la dama de cristal había mantenido sus ojos cerrado, casi como si hubiera oído ese pensamiento los abrió, fue entonces cuando me di cuenta que en realidad no tenia vida, no más que la que tenia cuando era una serpiente de agua; sus cuencas brillaban con el mismo brillo que tenia por dentro, no había pupilas solo brillo, su rostro perfectamente hecho era idéntico al de Atlántico sólo que a diferencia de la bruja esta no parecía llevar ropa pero si estaba desnuda o no me era imposible de descifrar porque el material con el que estaba hecha confundía mi linea de visión, como si la hubieran empezado a hacer y el cincel se hubiera desviado en algunas partes. Ante ese pensamiento y después de observa el rostro claramente exhausto de Atlántico pude concluir que requirió si no de toda, un enorme esfuerzo mágico de su parte por moldearla y, aún así, no lo pudo hacer del todo perfecto.

Mi hermana había ayudado a Atlántico a la levantarse y la estaba ayudando a caminar hasta la estatua de cristal cuando la bruja se soltó de la mano de mi hermana y dando traspiés llegó hasta donde estaba la hermosa estatua de ojos extraños; la bruja se paseo alrededor de esta admirando su obra, cuando volvió a quedar frente a la estatua fue cuando volvió a hablar.

-"Servirá "-. Dijo en tono despreocupado.

-"Lleva al humano hasta la entrada del bosque de niebla y luego vuelve sin que nadie te vea"- Le ordeno Atlántico a su creación, quién no hizo más que asentir y al hacerlo se escuchaba un débil ¡crác! Como si fuera un cristal resquebrajandose.