Selmorth Pueblo de Brujas 1695
Iba de regreso a la aldea después de haber estado recolectando hierbas medicinales para ayudar a la hija de Madame Minerva, la noche era cálida, las estrellas brillaban a lo alto y la Luna estaba en su apogeo, en unas noches seria luna llena, el festival seria pronto.
La idea atrajo conmigo la emoción mientras admiraba la Luna que iluminaba el camino hacía la aldea, mis pies descalzos tocaban la tierra seca, no había llovido en semanas podía sentir como mi vestido rozaba la tierra, como mi piel hacia juego en la luz de la luna, mi matiz blanca se iluminaba bajo el brillo de esta, mis ojos grandes de un color verde esmeralda de brillo sobrenatural que nos caracterizaba me daban ese aire de misterio, mi sonrisa iba a juego con mis labios pintados de un rojo carmesí junto con los largos rizos perfectamente hechos que poseía mi cabello, no era vanidosa pero debía admitir que esa noche en particular me sentía muy hermosa con la luna bajo mi ser caminando en el sendero hacia el puente que conectaba el bosque con la aldea.
De repente sentí como el clima cálido que hace un momento estaba disfrutando, se tornaba frío dando una sensación espeluznante que recorría por mi cuello y me helaba la sangre, me apresure para cruzar el puente pero me sentía bastante incomoda, mi piel se erizó desde atrás de mi cuello, sentí una horrible sensación en la boca de mi estomago como si me hubieran dado un golpe en seco, mis piernas se quedaron rígidas, me encontraba paralizada quería gritar con todas mis fuerzas pero sentí como si me estuvieran presionando el cuello con tanta fuerza que apenas podía respirar; fue entonces cuando la vi.
La niña de Los Crosswell, la Hija de Madame Minerva estaba tendida en la entrada del puente, corrí a toda prisa dejando la cesta con hiervas a un lado, me acerque hacía ella, inmediatamente pude notar su tez pálida y sin brillo reconocí casi de inmediato la marca de hechicería que yacía en su brazo izquierdo escrita con sangre, sus ojos café chocolate abiertos pero sin signos de que fuera siquiera a parpadear, su cabello negro estaba mojado al igual que su cuerpo, su vestido se encontraba empapado ceñido a su piel que le daba un toque traslúcido, sus manos estaban atadas con grilletes en las muñecas, su boca estaba abierta y todo su rostro detonaba una expresión de eterno sufrimiento.
Me encogí sólo por el hecho de pensar que le pudo haber pasado a esta pobre niña pero inmediatamente me reincorpore tenía que asegurarme de lo que mis ojos veían, toque su cuello con mis dedos, pero no sentí su latidos, me quedé quieta para ver si mi oído podía escuchar su corazón, nuestro oído era más agudo que el humano, pero no había latidos, no podía usar un hechizo para salvarla si su corazón ya no latía; fue entonces cuando me di cuenta que estaba parada sobre un charco de sangre, mi vestido se había manchado de ella casi por completo estaba a punto de sostener a la niña en mis brazos cuando un ruido muy familiar me detuvo. Turba furiosa venía con antorchas, cadenas y grilletes, me levanté rápidamente para buscar mi cesta con hierbas medicinales para corroborar que sólo iba de paso, que la encontré así, pero...
La cesta había desaparecido, lleve mis manos a mi boca como señal de histeria y di un grito ahogado, la confusión seguido por el horror me invadieron, no me dio tiempo de pensar quién querría ponerme una trampa porque la turba lista para no hacer preguntas se encontraba al otro extremo del puente, quería tomarla, ayudarla pero mi instinto me dijo que debía correr por mi vida pero no pude, mi cuerpo estaba en shock mientras veía los rostros de indignación, horror y escuchaba como murmuraban entre si. Fue cuando escuche un grito ahogado de dolor tan estruendoso, desgarrador, me hizo poner la piel de gallina, era Madame Minerva que estaba horrorizada viéndome manchada con la sangre de su hija, de alguna manera mi boca se abrió tratando de emitir cualquier sonido pero me fue difícil encontrar que lo que dijera tuviera sentido.
-"Ma... Madame... Madame Minerva... Yo... Yo".-
Me encontré a mi misma tartamudeando sin sentido alguno.
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Esclavas
FantezieSomos esclavas, víctimas de una cruel tiranía que nos ha usado para sus propios beneficios, tras siglos de torturas y servir a otros, había perdido mis esperanzas sobre la libertad. Un extraño y su hermana llegan al pueblo en busca de respuestas pa...