4: Fiesta sensual.

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—sí, hay un café por aquí cerca. Mira, doblas en la esquina de la derecha, haces una cuadra y media, y encuentras el local. Es raro que no lo hayas visto. Tiene un increíble muñeco en la entrada de un panda. –digo entrecruzando los brazos.

—Sí, es que venía intentando que el coche no se apagará. –comenta con los ojos fijos en mi. Su azul tan embriagante me fascina. -oye, ¿qué dices?-

—Sí, bueno... Tiene lógica, supongo. Bueno, puedes volver dentro de una hora, ¿si?–Menciono acercándome hacia la entrada.

—Claro, se diría que me estás echando. –contesta con un tono juguetón. ¿Qué rayos?

—Prácticamente lo estoy haciendo, cariño. –digo sin preámbulos.

—bien. –dice serio y se aleja por la vereda. Creo haber escuchado en un susurro –no siempre me evadirás, lindura. – un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

—Alucinaciones locas –me digo a mi misma.

                  *****              *****

Al cabo de una hora, escuché el sonido de un auto.

Corrí hacia la persiana, y vi a este muchacho con la grúa ¿soy yo, o aun no te ha dicho quién es?-
Como si se percatase que es observado por mi, da media vuelta y me sostiene la mirada con la mía.  Con un simple destello aparto la mirada, y pongo atención a lo que pasa fuera de esos ojos azules. 
Recorro con la mirada hasta volver a posarla sobre el muchacho. Éste me está sonriendo, y me guiña un ojo.
Aparto rápidamente la mirada con un leve matiz rojo sobre mi rostro. -uff-

Decido apartarme y volver al sofá, después de un par de minutos no escucho nada más.
Decido marcar a mamá, para saber donde anda que aún no aparece.

*comienzo de llamada telefónica*

Mamá, ¿Dónde estás?
—Hija, estoy en lo de una amiga. –dice entre suspiros. ¿Qué amiga? Ella no tiene amigas en este estado que yo sepa.
Bien... ¿Cuándo regresas? Ya se hace de noche, es peligroso.
—Si, bueno... Jordi me lleva de regreso, volveré dentro de poco, ¿si? Encarga pizza para ti y tu padre. Nos vemos luego, hija.

—...

*fin de llamada telefónica*

Bien, no conozco a ninguna "jordi" pero digamos que estará bien. -eso esperemos-
Subo a mi cuarto, recojo ropa interior y otro pijama, y me voy hacia el baño para ducharme.
Mientras me ducho, escucho que la puerta principal es abierta.
Ignoro eso, debe de ser papá.

Encadenado A La Perdición.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora