¡Hola a todos! Muchas gracias por leer mi fic y animarme a seguir publicando. ¡Me siento tan emocionado! Me gustaría agradecer a YGO_yare_shun por el comentario, ánima saber que tus historias gustan. También agradezco a aquellos que leen y votan.
Espero que os guste mucho y disfrutéis. Los personajes de YuGiOh no me pertenecen, tampoco las imágenes que pongo. Dios bendiga a los artistas de tanto talento que nos ayudan a ver a nuestro shipp subiendo tan bellos dibujos. ¡Gracias! ♥
Aquí os lo dejo, pasad buena semana.
~Yugi~
Escuchaba desde mi sitio el sonido del minutero que vagamente se movía en el reloj viejo y ajado por el tiempo que colgaba de la pared. Una capa de sudor perlaba mi frente, mientras mis manos jugueteaban con un papel. Ya no sabía qué hacer para quitarme la sensación de sentirme vigilado.
Solo me giré una vez en toda la clase y ahí estaba: dos ojos rojos me miraban con afilado análisis. Volví hacia delante la vista e intenté, sin éxito, centrarme en la clase monótona que el profesor se molestaba en impartir. Apostaría lo que fuese a que no estaba parpadeando, miraba con tesón mi nuca y, posiblemente, alguna zona más que no me gustaría saber. Si tuviese dos cabezas más lo llamaría Cancerbero, la bestia del infierno.
Mi mente barajaba diferentes ideas para salir del atolladero, llegando a hacerme dibujar perros siniestros y duendes de ojos rojos mirando fijamente. ¡Esto no me ayuda!
─Ey, nuevo... ─un susurro a mi derecha llamó mi atención, dirigí mi vista hacia el sonido. Una joven se mostraba frente a mí. Tenía una mirada azul intensa, enmarcada por una cabellera de media melena castaña. Su piel blanca mostraba diferentes abalorios en muñecas y tobillos, me hacía gestos señalando al suelo. Al bajar la mirada encontré un bolígrafo, supuse que sería de ella─. ¿Puedes pasármelo?
Asentí, agachándome con cuidado. De reojo vi un zapato negro dirigirse a mí, tuve que levantar ligeramente la cara pues no me dio tiempo a más, la punta del zapato peinó mi barbilla. Escuché un sonido a mi izquierda, al girar la cabeza pude ver el bolígrafo rodando hasta el extremo de la clase. Por el rabillo del ojo, seguí el camino del zapato, conectado a un pantalón negro y éste a una camisa blanca, encontré dos ojos rojos mirándome con rabia. Mierda, era Cancerbero.
─Muchas gracias Yami. ─ironizó la chica, entre sus palabras encontré tintes de enfado y sarcasmo.
─Intentaba ayudar. ─su voz me produjo otro escalofrío, era dura y varonil, con un matiz un tanto tenebroso. Al contrario que la mía, una voz aguda de niño que, según antiguos amigos, taladraban los oídos de los alrededores.
La conversación murió acto seguido de su última palabra, por mi parte preferí acomodarme mejor en el sillón y seguir con mis dibujos de monstruos nacidos desde las propias entrañas de mi mente imaginativa. Por suerte, supuse que por mi parte infantil, tenía una imaginación con grandes alas. Llegaba lejos y me divertía yo solo tantas veces que acababa pasando el tiempo ajeno a mi sentido. Al final, algunos días se me hacían extremadamente cortos.
Menos estas horas, tenía dos dagas rojas incandescentes atravesándome la piel con intención de llegar a mi alma. Pareciera que intentara doblegarme, hincar sus fauces en el núcleo de mis secretos para utilizarlo a su favor. O tal vez, simplemente, estaba sorprendido de encontrar otro loco que le gustase tocar cables eléctricos pelados para obtener su mismo peinado.
Suspiré cansado, fue una liberación escuchar el timbre que anunciaba el final de la clase. Creo que es la mejor noticia que podría recibir en semejante estado, sentía el cuerpo dolorido de la tensión. No podía ni relajarme con ese tío detrás.
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Espejismo de un amor (Puzzleshipping)
Romance¿Qué sentimiento merece escuchar tu corazón latir por una persona diferente a lo que creías? ¿Qué puede hallarse tras el velo de una mentira? ¿Tras el dolor de una derrota? Con el viento a su favor, Yugi Muto comienza una nueva vida donde todos sus...