Capítulo 3: Encuentros

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¡Hola a todos! Siento la tardanza para todos aquellos que me leéis, he tenido algunos problemas para poder organizarme pero al fin pude sacar un tiempo y conseguir escribir. Ya tenía ganas de actualizar, ciertamente.

Antes de empezar quiero agradecer a todos aquellos que leéis y votáis, me motiváis mucho, ¡gracias! Un saludo especial a DarkstarSlayer por el comentario. Se agradece el tiempo invertido en leer y darme un incentivo. ¡Gracias lov!

Por no enrollarme más, aquí tenéis el capítulo. Espero que os guste, un abrazo a todos.

~Yugi~

Si del eslabón perdido se tratase, y mi casa fuera culto de ratas y malos olores, nos llevaríamos el premio sin siquiera haber participado. Arrugué la nariz, mis fosas nasales captaban la podredumbre y la hedionda peste que el sótano guardaba. Allá donde posaba los ojos atinaba a ver, muchas veces de reojo, una sombra rápida moverse cual culebra reptando contra su presa inmóvil por el miedo.

¿Qué tenía mi madre en la cabeza cuando decidió guardar aquí las maletas? Tuve que reprimir una arcada al ver colgando del techo una tela de araña cuyos hilos portaban un pringue de moho, y posiblemente otro fluido que no podía identificar, bajaba con lentitud hasta acabar goteando en una cubo. Al asomarme esperando ver agua ni siquiera encontré mi reflejo, el líquido oscuro parecía que fuera a cobrar vida propia.

─Madre mía... me cuesta hasta respirar. ─susurré cansado, mi vista se iluminó al identificar mi maleta. ¡Por fin!

─Hijo, ¿por qué has tenido tanta prisa? ─la voz de mi madre llegó desde mi nuca, me di la vuelta para ver la imagen difuminada de la mujer con el fondo cuya luz era débil y pálida.

─Porque necesito ropa, estoy en casa del abuelo solo con una prenda y un pijama. Aparte, tengo aquí muchas más cosas.

─No estarás buscando el colgante rapero raro ese, ¿no?

─Es un rompecabezas mamá. ─suspiré, ¿a qué venía lo de rapero? No tenía nada que ver lo uno con lo otro.

─Lo que sea, pero he acertado.

─Posiblemente. ─hice palanca apoyando mi pie en otra de las maletas atascadas por el peso de las anteriores. Sonreí victorioso al conseguir sacarla, me sentí como una botella al ser descorchada. El tapón, en concreto─. ¿Por qué habéis puesto todo esto aquí?

─¿No has visto el resto de la casa? Hay trastos por todas partes, y créeme, este sitio no está ni tan mal en comparación con otros.

─¿Qué? ─agité la cabeza, me juré a mi mismo que prefería no seguir indagando. Si aquí había hasta ratas, arriba deberían haber osos mutantes o supervivientes de varios eones─. Déjalo, mejor me voy yendo que hay mucho camino hasta casa del abuelo.

─¿Ir tú solo? Ni de coña, ahora llamo a tu padre.

─¿Por qué? Papá está ocupado con el caso que le han encomendado, estará cansado...

─¡Me da igual! ─me interrumpió cogiendo la zapatilla de casa y chocándola contra la otra─. ¡Nos ha arrastrado hasta este agujero y no me ayuda a limpiar!

─¿No estaba trabajando?

─¡No le defiendas! ─bramó su nombre desde el desván mientras subía dando pisotones. Temía que la escalera cediese por la propia carcoma y, aparte de precipitar a mi madre contra el suelo, me deje encerrado en este zulo sin luz lleno de suciedad.

Espejismo de un amor (Puzzleshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora