Entre el amor & el poder (Lesbico)

Capítulo 5

Alex
Al terminar me levante y comencé a vestirme hasta que en eso ella me dice.
-¿A donde vas?
-No es de tu incumbencia
-¿Y ahora cuál es tu problema?
-...Tú ya sabes cuál es el problema
No escuché que respondió y salí de la oficina, al salir me encuentro con su prometido y él para pasar a la oficia toma mi cintura y me hace a un lado en eso quito su mano y él me mira raro.

Victoria
Me pareció rara su actitud pero cuando decido frenarla aparece Francisco.
-¿Que necesitas?
-Siempre tan seca, tus padres quieren que bajes así vamos todos a cenar
-No, tengo mucho trabajo
-No te pregunte, vamos
-Bueno esperame abajo que ya voy
Cuando termine de preparar los archivos para el trabajo de mañana, me llego un mensaje de Alex
-Ya quiero terminar con todo esto, así que a partir de mañana seremos sólo jefa y empleada
- Porque? Yo no quiero ser solo tu jefa
-No la compliques tanto, tu ya tienes a tu prometió así que se feliz con el.
Intente llamarla pero ella no respondía.

A LA NOCHE

Llegue a mi casa luego de una larga y pesada cena con mis padres y mi "prometido" y para sacar este mal humor llame a una de mis putitas. Ella no me satisface tanto como Alex pero mis ganas son más fuertes.

Alex
Luego de mandarle ese mensaje me sentí mal pero es mejor terminar que seguir con esta farsa.
Al día siguiente llegue unos minutos antes a la oficina y mi cara era fatal por culpa del insomnio hasta que por mi espalda siento unos ojos penetrantes, era Victoria, pero no le di importancia y me dirigí a mí escritorio.

UN MES MAS TARDE

Victoria
Todo sigue normal, ya no volvimos a tener otra noche de pasión y los preparativos para mi boda ya están en camino. Esto era así hasta que un día tocan la puerta *tock tock* y se trataba de Alex
- Aquí tengo unos documentos que debes entregar hoy a la tarde
- Okey gracias, algo más?
- No, ya me retiro...
Y cierra la puerta con cara de decepción pero ella fue la primera en terminar con lo nuestro

Alex
Tenía ganas de escuchar de su boca mi nombre, pero nunca le importe y era obvio que no iba a frenarme. Los días transcurrieron como siempre y ella siguió muy bien lo de jefa y empleada, las ganas de robarle un beso y hacerla mía cada que vez que la veo me están matando.