Capitulo 20

1.9K 138 3
                                    

Ya han pasado varios días desde que volví a mi hogar.

Mi autoencierro se ha visto interrumpido por una insistente madre que se niega a dejarme en paz, por ello he aceptado salir de mi cuarto, comer con ella y tratar de compartir un poco, pero me temo que en este momento no soy buena compañía ya que no hablo mucho y las constantes intervenciones de mamá para que salga y continue mi vida hacen que me exaspere logrando que me encierre de nuevo en mi cuarto.

En cuanto a Domenico no sé si estará vivo o muerto, no tengo noticias de él y mi contacto con Marcelo es nulo.

Empieza un nuevo día y mi maldito estómago se reciente nuevamente obligandome a correr hasta el baño para botar todo lo que tengo en él, no se si adquirí algún virus estomacal pero ya van varios días donde ese es mi despertar. Después de haber dado el buenos días habitual al váter, lavo mi boca y decido darme una ducha, al salir y observar por unos minutos mi rostro demacrado en el espejo escucho unas voces a lo lejos, me visto rápidamente para ir a ver qué pasa, ya que parece tienen una discusión.

Salgo al pasillo y acercándome a las escaleras trato de escuchar que pasa, abajo mamá y el señor Carlo discuten sobre algo, me acerco para escuchar mejor.

-Helena no seas terca mujer-. Dice en voz alta el señor Carlo.

-Noo.., no puedo permitirlo, ella aún está muy deprimida por lo que pasó, no se qué diablos le hizo tu hijo, pero siento que perdí una parte de mí hija.

-Lo sé... Domenico no hizo las cosas bien, pero entiende que él nunca estuvo acostumbrado a hacer las cosas de la mejor manera. Tuvo una juventud difícil.

-Quieres que le tenga lastima al idiota de tu hijo ¿es eso?

-No amor no es eso, solo trato de explicarte que Domenico tiene su forma de ser y al parecer se enamoró de tu hija tanto que.....

-Tanto que... que?? Contéstame Carlo.

-Que nada Helena, solo quiero que le cuentas la verdad a nuestra hija, no seas egoísta ella merece saberlo.

Siento como si un balde de agua fría me hubiera caído de golpe no puedo creer esto, debo saber la verdad tengo que bajar y enfrentarlos, odio que me mientan.

Bajo las escaleras decidida a pedir explicaciones y ante la atónita mirada de mi madre y el señor Carlo.

-Hii.. hija quee ha..ces aaqui?-. Tartamudea mi madre acercándose a mí.

-Quiero que me digas, que es lo que debo saber, madre.

-Hija noo... es el momento.

-Y..¿cuándo será el momento mamá? Cuando ya esté vieja o muerta y ya no haya nada que hacer.

-No hija, es que mira cómo estás, aún no te recuperas y se ve que estás muy deprimida.

-Mama odio las mentiras y engaños así que por favor díganme ¿qué pasa?

-Gabriela siéntate debo contarte una historia-. Dice el señor Carlo acercándose a mí e invitandome a sentarme junto a él en el sofá.

Acepto y tomo asiento junto a él, mamá visiblemente nerviosa se sienta frente a mí.

-Hija, quiero que sepas que todo lo que hicimos fue por tu bien deseábamos protegerte-. Dice mamá antes de que el señor Carlo empiece con su historia.

-Veamos por donde empiezo..-. Dice el señor Carlo tocándose la barbilla.

-Creo que empezaré por el principio ...
Verás querida Gabriela...hace mucho tiempo mi padre, el gran capo de la mafia italiana por ese entonces, decidió que me casaría con la hija de otro capo lo cual nos ayudaría a expandirnos y hacernos más poderosos dentro de este mundo. Mi adoración hacia mi padre me enceguecio, lo admiraba y deseaba ser como él por lo que termine por aceptar casarme con una desconocida.
Mientras llegaba el momento de casarnos fuí enviado a norteamérica para conocer un poco más del negocio allí, al llegar fui hospedado en la casa de un antiguo amigo de papá quién tenía una panadería y otros negocios más los cuales eran su tapadera, pero también conoci a su hija, ella atendía la que era la panadería le apasionaba cocinar por lo que iba y trabajaba allí. Su forma de moverse y de atender a los demás con una sonrisa me llamo la atención, eso y su hermoso rostro termino por enamorarme.
Con el tiempo la conquisté y después ella quedó embarazada, por miedo a las represalias de nuestros padres escapamos hacia el sur del país allí conseguí un empleo en una pequeña ferretería y con el poco dinero que tenía conseguimos un pequeño departamento, allí vivimos tranquilos por casi ocho meses, estaba tan feliz de tener a mi pequeña en brazos que no tuve el cuidado suficiente como para que no me descubrieran, ya que de repente una tarde se presentó mi padre en aquella ferretería anunciandome que mi tranquila vida terminaba.

-¿Que pasó con nosotras? nos ¿abandonaste?-. Preguntó alarmada ya que imagino por lo que tuvo que pasar mi madre sola.

-No, logré negociar con papá para que me permitiera estar en el parto con tu madre y me dejará protegerlas.

- ¿Que pasó?¿que hiciste?-.Pregunto ansiosa por saber más.

-El día que tu naciste fue el mejor día de mi vida estaba tan feliz, pero debía volver a la realidad tenía que cumplir mi compromiso y con el corazón en mi mano tuve que dejarlas solas, pero no creas que me olvidé de ustedes, las traje hasta aquí, les conseguí está pequeña casa y ayude a tu madre con su propio negocio ya que como sabes odia quedarse quieta y ama su independencia. Mes tras mes les envíe dinero que ella solo guardaba para tí cuando fueras mayor y ví a lo lejos como crecias convirtiéndote en una hermosa mujer.

Mi padre se encargo de tu abuelo para que no les hiciera daño y a ti aunque al principio no te quería te convertiste en su nieta predilecta.

Sonrió ante aquella anécdota de mi padre.

Un oscuro pensamiento invade mi mente y es que..¡maldición! Me acosté con el que podría ser mi medio hermano, sin pensarlo más pregunto lo que más teme mi corazón.

-Entonces Violeta y Domenico ¿son mis hermanos?

-No Gabriela. Domenico fue adoptado por la que era mi esposa ya tenía casi doce años cuando me casé con ella y el me aceptó como su padrastro, en cuanto a Violeta ella también fue adoptada por ambos cuando fue abandonada por una de las criadas que teníamos en casa. Yo no pude consumar aquel matrimonio hija, todo era una fachada ante nuestras familias a la única que ame y amaré es a tu madre.

Puedo ver el amor con el que el señor Carlo, bueno mi padre se expresa hacia mi madre. Me hubiera gustado tener algo así pero al parecer es imposible.

Al terminar aquella loca historia decido darle un gran abrazo a el señor Carlo no puedo creer que ahora tengo un padre que resulta que si nos amo y nos ama aún.

Esclava (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora