Memorias veladas

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Des dio un suspiro largo, tomo su latte y decidió irse de la sala de espera donde Marie y Tobías se encontraban, no quería escribirle a Leo de nuevo frente a ellos y mucho menos leer su respuesta recién dada por el Doctor que logro encontrarlo en el pasillo.

Solo desarrugo la carta de su bolsillo en la cafetería del hospital, tomo un sorbo del latte y continúo la lectura, lectura que por fin pudo sacarle una sonrisa.

Leo estaba bien y eso era lo que quería leer, moría de ganas por querer hablar y besarlo, pero sería descortés llegar a la habitación sin su respuesta, o eso pensaba nuestro alto de mirar ambarino.

Así que tomo papel y pluma, comenzando.

"Leo, no tienes idea lo feliz que me hace leer que estés bien, tal vez es como tú mismo lo dices, es otra oportunidad de vivir y de verdad le agradezco a todo lo bueno que existe, que la tengas, tú eres una persona que vive al límite la mayoría de sus momentos, pero he sabido reconocer, que te adaptas a este Aeva solo porque lo amas, sabes que no soy fan del alcohol y me cuidas en cada reunión para que no me sobrepase con tan solo tres copas – Des hizo una pausa soltando una pequeña risita, continuando – ¿Quieres saber cuál fue mi mejor cita contigo? ... fue hace un año, en mi café, cuando un guía turístico entro molesto con un grupo de gente que no sabía apreciar su viaje, creo que desde ahí supe que eras la persona indicada para pasar mis días, cuando reímos por correr a un pretendiente más de mi lista note inseguridad en tus ojos, pero después de cuatro meses, note, seriamente note, que tú te habías enamorado de mí, así como yo de ti.

Leo Splinder, déjame felicitarte, ha pasado mucho tiempo para que a alguien le pudiera decir un "Te amo" con sinceridad, regalarle más de una de mis noches, regalarle todos mis suspiros, regalarme a mí...momento únicos con el moreno más atrabancado, pero guapo, celoso, amoroso, todo lo tienes Leo, el día que se detuvo tu corazón casi se detiene el mío, claro, que seguiría latiendo por inercia, pero mis sentimientos, sabrían que se morirían contigo... que saldrás de esta, panterita bebé...es más, te lo propongo como un reto, salgamos de esta, juntos, como en todo, panterita bebé"

Des término, cerró su carta como sobre, estaba listo para pasar a ver a Leo.

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Muerte se separó del abrazo de Vida en el momento que este comenzó a llorar, si bien no era un desalmado, ciertamente estaba con un desconocido en la entrada de lo que parecía el recinto de todos los Dioses.

Un gran suspiro salía de la boca del juez mientras comenzó:

- Bien, yo soy Muerte... ¿Tu eres...?

- Yo... yo... - Vida no podía contestar entre lloriqueos, pero debía hacerlo, el rostro reciente de desesperación del Juez comenzaba a asustarlo – Soy Vida, el benefactor... - Tomo un respiro nuestro Dios chartreuse cayendo de rodillas frente al Dios alto. – Y en verdad lamento no haber podido protegerte, el señor Nim fue demasiado drástico esta vez... - dijo entre sollozos sin poder ver de frente a nuestro Dios de tez pálida.

- No entiendo nada de lo que dices, señor benefactor... ¿No sería mejor que lo olvidaras?

Vida de inmediato alzo su mirada cristalizada, frunció un poco el ceño gritando:

- ¡Justamente eso te hizo hacer! ¡Y yo soy la única prueba fehaciente que puede comprobar que lo que te hizo está mal! ¡Esto lo debe saber de inmediato Ithis!

En ese instante, Vida fue tomado del brazo por otro Dios.

Era Tiempo, con un rostro más que molesto, con un giro de media vuelta, ambos se encontraron de frente, mientras el alto le acomodo una buena bofetada al Dios chartreuse que de inmediato cayó al suelo.

- ¡Imbécil! ¡Eso eres! ¡Un imbécil! – molesto Tiempo miraba a un Vida tirado en el suelo con un reciente golpe en la mejilla izquierda.

- Como te atreves – molesto comenzó el Dios menor, limpiando la sangre de su rostro.

- ¿Me vas a decir que hiciste todo lo que estuvo en tus manos? ¡No me hagas reír! ¡Yo lo vi todo desde mi templo!

- Si tanto te molesta, ¿Por qué no fuiste tú en su auxilio? Al parecer por lo que mi mejilla sintió estas tangible aquí en Ithis.

- ¡No es tan fácil pedazo de imbécil!...yo estaba dispuesto a proteger a Muerte...pero tu estabas de por medio, - Tiempo paso su mano por sus cabellos platinados acomodándolos y rodando sus ojos al mismo tiempo – pero ni siquiera se para que me tomo la molestia...

- Explícame a mi hermano... - Muerte pidió al instante, aunque por alguna razón esa bofetada le dio un flash de su rostro molesto, no le intimidaba.

- Bien – Tiempo comenzó con una mueca – salve a Vida, Alis Aquilae no duro mucho tiempo intacta gracias a sus materiales, pero, si yo no hubiera hecho eso, tal vez tu sabrías porque acabo de golpearlo y como es que puedo salir de mi templo sin contratiempos.

Tiempo quito la mirada de Muerte, volviendo a ver con molestia a Vida.

- ¿Estas culpándome de todo como todos los dioses suelen hacerlo? – el Dios benefactor agarrando valor se levanto, cruzándose de brazos al instante enfrente de un Tiempo que no se doblegaría, pero que claramente notaba la molestia que no tenía derecho a mostrar Vida.

- ¿Estas culpándome de todo como todos los dioses suelen hacerlo? – el Dios benefactor agarrando valor se levanto, cruzándose de brazos al instante enfrente de un Tiempo que no se doblegaría, pero que claramente notaba la molestia que no tenía der...

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Nota del autor:

coloreado de Morachan 

bien, creo que esto esta continuando y recibiré golpes (?)

huye por su perra Vida ¡Acepto sus comentarios, estrellitas del cielo, golpes, sugerencias y bla, bla!

se va el Moyashi ondeando su cabello plata~


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