Luna

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William entreabrió un poco sus ojos claros, mirando que Mark estaba entre sus brazos sobre el sofá, aun durmiendo el pequeño albino de cabellera alborotada, el rubio sonrió, cómodo acaricio su cabello admirando su rostro moreno, acaricio de él, comprobando que era tan suave.

Pero aun así, Mark no despertó, al contrario, se acomodó más en las piernas de William, feliz, William estaba feliz, y extrañamente, el creador de tantos líos, estaba tranquilo entre sus brazos.

¿Recuerdan la mezcla que dije que resultaría? Esa que era dulce, pero que se cruzaba con algo que obviamente, era salado o amargo, se estaba dando, y aun así parecía la mezcla perfecta más imperfecta creada, vaya ironía.

Mark abrió sus ojos amarillos, miro con sorpresa a William e impresionado exclamo:

- ¿¡Me quede dormido?! ¡¿Cómo pudo ser?! – entre su delirio perdió el equilibrio y cayó del sofá, haciéndole sacar una risita a nuestro rubio de chaleco blanco.

- Como todo el mundo, te dio sueño y quisiste descansar después de haber escuchado de lo que al parecer, es una lectura relajante para ti, de felpa. – sonrió estirando de su mano para ayudarle a levantar William.

- Es que... yo no suelo dormir mucho... tampoco descansar... tampoco relajarme – confeso bajando de su mirar el albino.

Recordando una escena que odiaba, la única forma que solía la gente hacer para mantenerlo "callado y tranquilo" era con una camisa de fuerza, un confinamiento completamente a solas, que lo hundía en una soledad, por el simple motivo de estar etiquetado como loco.

Volvió a intentar tomar la palabra, dando un suspiro algo atareado. No pudo hacerlo.

- Oye, oye, ¿Te encuentras bien? – miro preocupado William, parándose al fin ambos a la par del sofá, lo sostuvo de los hombros mirándole algo preocupado.

- Si... solo me golpee un poco fuerte – mintió y sonrió nervioso el albino, suspiro por última vez tratando de volver a hallar paz en los ojos miel de William – creo que ya lo sabes, pero me gustas.

Confeso nervioso e indefenso por vez primera nuestro albino de piel morena.

Frente a un William sonrojado de no saber cómo decir, que definitivamente, era correspondido.

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- ¿Olvidarlo?, ¿Cómo?... si es mi primer amigo, que al parecer me salvo de una grande... que parece ser alguien agradable.

Comenzaron los pensamientos en la mente de Muerte, mientras Tiempo le miraba con seguridad, y con un poco de nostalgia.

- Creo que no quieres hacerlo – miro su hermano con cierta amargura.

- No es que no quiera hacerlo... es que... él es mi primer amigo en todo lo que recuerdo... ha sido amable, y además... – sus mejillas se tornaron rojas – es demasiado lindo.

- No dudo que tal vez lo sea, pero yo sé lo que te digo hermano, y evítate el sufrir... olvídalo a él y a todo lo que conlleva su recuerdo, yo sé lo que te digo... yo sé cuándo te digo, que no lo necesitas.

Miraba con seguridad el más alto.

Ante un Muerte nada convencido.

- Es como decirme que no respire porque posiblemente pueda morir.

Hablo con seriedad el menor, un poco molesto. Prosiguió.

- Eso creo que no te importa, en fin, ¿Qué es lo importante que debías decirme?

- Está bien, como quieras – rodó los ojos el albino, continuando – tu primera misión con tu nueva memoria es, debes recuperar el alma de este humano, nos pertenece pero por motivos que no debes saber aún, continúa en la tierra.

Muerte quería irse de espaldas al ver la foto, era Vida, solo que moreno...

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Leo jalo de la ropa de Des, respirando con dificultad el pálido se separó para respirar un poco, en verdad extrañaba sus labios... al igual que su cuerpo y estar así de cerca suyo, a pesar de estar tan herido en el hospital y en su claro cuidado todo el tiempo, el contacto físico de su pareja, lo necesitaba, y ambos lo admitían en sus corazones y en esas miradas que soltaron el uno para el otro después de ese beso.

- Te extraño cariño...

- Pronto esto se acabara, y te prometo muchas noches abrazados debajo de una manta, como a ti tanto te gusta. – Leo le sonrió a esa mirada ámbar preocupada.

- Está bien, panterita bebé, acabas de prometerlo – trataba de relajarse Des mientras el sol se ocultaba y la resplandeciente Luna era lo que se veía fueras del hospital, se puso en el regazo ajeno escuchando un corazón que latía más vivo que nunca, y así lo quería, intacto aún.

Nota del autor:

¡Capitulo corto <'D ! ¿Qué pasa conmigo? posiblemente me hunda en mi propia miseria, ya saben, lo normal :'D 

Igual intentare proseguir con los demás proyectos, aunque no prometo mucho, la escuela esta tragándome viva :'D

¡sus comentarios y estrellitas del cielo son lo que le sigue dando vida a esto!

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