CAPITULO 3

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Tenía que calmarme, salir con mi vista hacia otro lado y decirle a la chica que volviera más tarde. Si eso haré.

Abrí la puerta y la mire de reojo.

Mira, lo sentimos hubo un prob... -me quéde a mitad de la palabra

La verdad, el solo verla de reojo me tomo por sorpresa. Era la chica más hermosa, y si, se podía decir “rara”. Tenía un corte tipo militar, rapada en los lados y con un poco de cabello arriba. Un vestidos ancho y corto, muy corto de color rosado, que dejaba ver unas bellas piernas de un color blanco, llenas de tatuajes, me fijé bastante en un dragón que daba vueltas a su pierna. Tenía varios anillo en la mano izquierda. Su rostro era redondo, con una nariz delgada y pequeña, con boca de labios gruesos, con pinta labios negros, y unos ojos verdes además iba descalza. Era la chica más bella que hubiera podido ver, pocas veces me había fijado tanto en una chica... Pero es que enserio era como si el sol brillará frente a tus ojos. Ella estaba levantando sus manos, pero sus palabras llegaban de lejos, hasta que entendí que estaba chasqueando sus dedos para llamar mi atención.

— oye jovenzuelo, acaso eres sordo... Mira, sólo vine aquí por unas 30 porciones de pizza que encargue para mi fiesta. Ya están pagas sólo... ¿Me estas mirando las piernas?

Si, evidentemente lo estaba haciendo. Eran las piernas más bellas del universo.

— no, lo siento solo esto si...

— tranquilo chico, no tartamudees, aunque tengo ese ese efecto en muchos. —tenía un sonrisa bastante pícara.

— en realidad me llamó Luis Montenegro —me presente como un idiota

Se acercó suavemente, se recostó en el bordo de la puerta del lavado. Y puso su dedo en mi frente. Mi cuerpo sintió una corriente de arriba a abajo. Me sentí mareado. De la nada frunciò las cejas.

— bonitos lentes de contacto, ¿donde los conseguiste?

—  Internet —fue lo primero que pensé — hace ya un tiempo. — no era capaz de concentrarme.

—bueno pues no estaría mal seguir aunque  charlas terrible-- dio la vuelta y se  recostó en la barra donde la gente hace sus pedidos— y puedo preguntar ¿que le paso a la mesa?

Tengo que pensar algo rápido, sólo cálmate, trata de hablar claro y pausadamente.

—es una decoración, sólo estábamos partiendo la mesa, pero siguió muy de largo el golpe con las herramientas y terminamos dañando el suelo, fue un terrible accidente.

— y ¿decoración de qué? —mientras me preguntaba se mordía el labio superior y abría muchos los ojos.

— de una fiesta —queria alardear — me gustan mucho las fiestas.

—pues eso me encanta chico pizza, porque hoy precisamente daré una y quiero que vayas— en el barrio balcones. En la entrada, principal, en las primeras casas, sólo que dejate guiar por la música. Es a media noche...

—pues muchas gracias... Y ¿como te llamas? —mi timidez volvió, maldita sea.

— te lo digo, si me pasa mis pizzas —lo decia mientras me picaba un ojo, diablos esta mujer,  me va enloquecer

—si claro.

Avance hasta detrás de la barra y efectivamente había unas cajas de pizzas listas para entregar, al nombre de Andrea Restrepo. Las tome cargadas y las subí a la barra. Me encontré con ella de frente, tenía un papel en su mano. Me tomo de la correa del pantalón y metió el papel en la cintura de mis bóxers. Yo estaba totalmente confundido, yo debería dar los primeros pasos ser el lanzado. ¡No ella!.

—hasta media noche chico pizza. Se fue dando brinquitos como una niña —salio por la puerta e inmediatamente volvió a entrar — olvide las pizzas.

Las tomo y salió, desperte de mi parálisis que me había provocado su delicioso tacto y salí tras ella. Se estaba montando a un muy viejo y acabado Renault 4 de color azul claro. Voltio a verme.

—¿necesitas algo? —puso sus manos detrás de su espalda y se balanceaba en las puntas de los pies.

—no nada, sólo me quería despedir. —Y baje mi mirada al suelo.

—ay... Pero que chico tan bueno, te espero en mi fiesta chico pizza no faltes. Y otra cosa, no te creo nada de los de la mesa.

Se subio a su auto y arranco bastante rápido, votando una gran nube de humo negro por el tubo de escape. Me quedé paralizado, no es que quiera ser cursi ni nada, pero sentí algo extraño en mi estómago.

Entre de nuevo, y me tire en el sillón, tenía una mezcla de de sensaciónes inexploradas en todo mi cuerpo. Trate de pensar en lo importante, en lo que debía pensar, saque el celular de mi bolsillo y me tome una selfie, era evidente el color de mis ojos. Era un naranja como el de un atardecer.

Debía pensar en todo, pero no tenía forma de explicarle a Catalina lo de la mesa, así que hice lo que debía hacer. Tomé las llaves y mi casco, salí corriendo y me subí a mi motocicleta. Mi querida jefa estaba doblabando la esquina con su tan conocido cojeo y levanto su brazo para saludarme.

—lo siento Catalina— grite bastante fuerte, mientras acelere mi moto para bajar la falda y ir directo al único lugar en el que podía estar tranquilo. Tenía que pensar, tenía que aclarar todo en mi mente, estaban pasando cosas sorprendentes y para ser sincero estaba aterrado.

VILLA DE ÁNGELES Y DEMONIOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora