Capítulo 3 - Emboscada

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-Espero que no tarden mucho, tienen que explicarme muchas cosas -dijo El Jefe en tono serio. No habían hecho nada más que hablar de algún par de cosas referidas al mundo de los Cazadores de Sombras o Nefilim, como se llamaban a sí mismos. También le explicó que los símbolos extraños, a los que ella llamaba runas, en realidad eran Marcas y que las Runas las utilizaban los brujos.
 
-¿Cuanto suelen tardar?-preguntó Liumpa ligeramente alarmada.
 
- Suelen tardar poco, dos o tres horas pero depende que tipo de criaturas sean la que stán alteradas, no es lo mismo parar un reyerta de hombres lobo, que a un par de hadas revoltosas...
 
-¡¿Hadas?! ¿Existen? Me gustaría conocer una.-dijo ella sin pensar.
 
-Y sería lo último que hicieses...No creo que te gustasen. De todos modos no te ilusiones, mañana volverás a tu vida normal y no recordarás nada de todo esto.
 
-Y entonces ¿cuando vienen los chicos?- Preguntó ignorándole
 
-Depende.
 
- ¿Cómo qué depende?
 
-Sí, porque si son más de los que pensábamos y no quieren entrar en razón tardarán en deshacerse de ellos. Y si están muertos, obviamente tardarán el llegar mucho más.
 
-Si están...-Unas rápidas imágenes de los dos chicos siendo devorados por vampiros se le presentaron en la mente. -Estás bromeando ¿verdad?
 
-Si, ¡te diste cuenta! Increíble para alguien como tú.
 
-¿Como yo?
 
-Si, eres una mundana es decir, vives sin saber de la existencia del Mundo de las...-Se abrió la puerta verde y aparecieron tres chicos. Uno algo más alto que ellos. Al levantar la cabeza vio que era una mujer vestida con un traje de cuero negro. Tenía un moño en el pelo sujeto por lo que parecía una aguja que resplandecía ligeramente.
 
-¿Comandante?-Dijo extrañado el Jefe mientras corría a socorrer a los dos Nefilim-¿qué ha pasado?
 
-Nuestras fuentes eran erróneas, no eran un trio de vampiros contra cinco mundanos, sino un total de diez vampiros entre los dos grupos. Suerte que llegué a tiempo.Cársil tiene un golpe en la cabeza, pero Junli me preocupa más: Un hijo de la noche le ha clavado una de sus zarpas en la espalda y no deja de sangrar.
 
-¿Has probado con un Iratxe?
 
-No, no había tiempo.-dijo mientras sacaba una de las agujas y susurraba un nombre extraño. La aguja empezó a brillar y se convirtió en un  fino cuchillo. La joven, pues no tendría más de veinticinco años, empezó a rasgar con dificultad la ropa del muchacho ampliando el agujero que había hecho la garra del vampiro. Saco un frasco de color verde de otro de sus tantos bolsillos y dejo caer tres gotas. Al caer sonó como si algo se estuviera deshaciendo. Y Junli gritó. -Ayúdame a trasladarlos a la enfermería.
 
-Si, señora-dijo el Jefe mientras cogía a Junli en brazos. Se fueron por un pasillo que giraba a la derecha dejando solos a Cársil y a Liumpa. Ella corrió hasta él he intento despertarlo.
 
-¡Despierta!
 
-Cinco minutitos, mamá- pidió Cársil
 
-¿Qué?
 
-Es broma boba, llevo despierto desde que se llevaron a Junli.   
 
-¿Eh?... ¡Te odio!
 
-Sabes que no es cierto
 
-... Mira que eres bobo-le dijo mientras le abrazaba.
 
-¡Hay! Cuidado, que me duele todo.
 
Mientras Liumpa se reía, apareció de nuevo el Jefe
 
-Enternecedor... ¿Qué tal si en vez de hacer el bobo te curas las heridas?.
 
-Si, Señor -dijo en tono serio.
 
-Después deberíais iros a dormir, ya es tarde.
 
-Si, Señor -decía Carsil mientras dibujaba unos cuantas marcas en su brazo con el extraño lapiz, que se llamaba Estela.
 
-¿Junli se pondrá bien? 
 
-Si, claro. Sólo tiene que descansar. –le tranquilizó.

Cazadores de Sombras: Ciudad de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora