Ch 3

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"Sin querer hacer más demostré que fui capaz

de cumplir los sueños y hacerlos realidad.

Todo lo que lloré se giró y me dio placer,

lo que me hizo sufrir hoy me ayuda a seguir... "

Con dedos ágiles y la mente en otro planeta recorría las cuerdas de su amada guitarra acústica, la melodía acompañando la letra dentro de su cabeza.

"Por ti morí, por ti sufrí, con los años el destino nos separó.

Por ti lloré, por ti sentí... la nostalgia llora pero yo ya no"

-Yagami, ¿estas escuchando?

El pelirrojo alzó los ojos y se detuvo de golpe cuando la voz del otro guitarrista lo trajo de vuelta a la Tierra. Este le observo desde su sitio con una ceja alzada.

No supo en qué momento había dejado de prestar atención y tampoco es como que le interesara mucho lo que le estaban diciendo antes de perderse, pero estaba comenzando a odiar su recién adquirida falta de concentración. Odiaba distraerse y que los demás lo notaran.

-Te decía- retomó el otro cuando se dio cuenta que todo ese tiempo había sido ignorado –que me gusta mucho esa canción y tiene la duración que necesitamos. Podríamos incluirla antes del cierre para aprovechar ese tiempo que nos está sobrando en el programa. ¿Tú qué opinas?

El Yagami volvió a bajar la vista a las cuerdas fingiendo pensar en una respuesta porque tan ocupado estaba pensando en alguien más que en realidad ya no tenía ni ganas ni cabeza para ello.

-Como quieras- fue todo lo que dijo, casi en un gruñido.

Masaru le observó por unos segundos más, suspirando en su fuero interno porque sabía que el pelirrojo no se estaba concentrando, y eso significaba que tendría que terminar de afinar los detalles de la presentación que estaban pendientes él solo.

Para su desgracia (o fortuna, dependiendo del cristal con que se mire) el Yagami era el único de la banda en cuyo juicio confiaba a la hora de decidir esas cosas; no podía decir lo mismo del baterista y el vocal, los desgraciados eran los más talentosos que conocía, pero no estaban muy completos que digamos.

Así que por común acuerdo y por el bien del futuro de la banda se decidió que esos dos no metieran sus narices en las partes administrativas.

Iori siguió en lo suyo, esta vez con otra melodía, mientras Masaru sólo podía seguir observándole desde su sitio. La cascada de cabello rojo caía al lado contrario de la cara, así que desde su posición podía apreciar la mitad del rostro del Yagami.

Volvió a suspirar.

Decir que el Yagami le había gustado desde la primera vez que le vio era decir poco. Decir que era amor a primera vista era decir demasiado. No podría ponerle etiqueta a lo que sentía aunque se lo propusiera, pero definitivamente el otro era capaz de desestabilizarle con sólo una mirada.

Le gustaba esa sensación de complicidad que sentía estando a solas con Iori, su aura magnética, su personalidad, su presencia, su voz... todo en el pelirrojo le atraía como un imán. Tal vez por eso a veces (y sólo a veces) agradecía a todos los dioses que los únicos responsables en esa banda fueran ellos dos.

"Olvídalo, está fuera de tu alcance" le había dicho el vocalista en voz baja y con una risilla maliciosa en una ocasión en que lo atrapó comiéndoselo con los ojos. Masaru le vio mal, increpándole por andar metiendo la nariz en donde no le corresponde. Él lo sabía, lo sabía perfectamente. Y dolía.

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