-Maldición, te estás moviendo demasiado.
-¡Auch! No es cierto, eres tú el que--- ¡joder, eso duele!
-Deja de llorar, con un demonio, ya casi termino.
El moreno tuvo que apretar los labios para no quejarse otra vez mientras su primo terminaba de ajustar los vendajes.
-Eres un maldito salvaje, ¿lo sabías?
Souji solo le ignoró, terminando de poner los últimos ganchos metálicos para sujetar el extremo libre de la gasa.
-Listo, ya puedes dejar de llorar.
El moreno se incorporó con dificultad y revisó el vendaje que cubría la mayor parte de su brazo y torso.
-Está muy ajustado- dijo, haciendo que el otro le mirara mal –¿y no crees que es demasiado? ¿acaso querías momificarme?
Souji rodó los ojos mientras guardaba las cosas en el botiquín.
-De nada- dijo con sarcasmo –pude ahorcarte con la estúpida gasa ¿sabes? y no me faltan ganas, pero mi tío se hubiera molestado demasiado y ya tengo suficiente de esa maldita actitud que agarró desde que se te ocurrió desaparecer.
Fue el turno de Kyo de mirarle mal. ¿Es que acaso todos se pusieron de acuerdo para echarle eso en cara? No tenía ni cinco minutos desde que llegó a la mansión y ya sus parientes estaban acusándolo, urgiéndolo a presentarse ante su padre y explicarle porqué demonios se había sentido con tanta libertad de ausentarse.
Como si hubieran sido unas malditas vacaciones.
-Pensé que viendo que aún sigues vivo le bajaría dos rayas pero al parecer sólo lo empeoraste.
-Y al parecer no soy el único llorón por aquí- Kyo trató de sonar despreocupado y no furioso como en realidad se estaba sintiendo –además ya deberías estar bien acostumbrado, después de todo eres su lamebotas personal, ¿no es así?
Souji detuvo lo que estaba haciendo para girarse y encararle de frente, con el ceño fruncido.
-¿Todo esto es un chiste para ti, verdad? ¿Te sientes todopoderoso e inalcanzable por ser el heredero del clan? ¿Vas y te desapareces cuando se te da la gana y crees que nosotros la tenemos fácil aquí?- Kyo dejó de tratar de ponerse la camisa para regresarle la misma mirada, sintiéndose incapaz de controlar sus actos si el otro no se detenía -En verdad no sé cómo le haces Kyo, pero cuando creo que ya no puedes cagarla más ahí vas y te superas a ti mismo.
Kyo estaba a punto de regresarle el insulto cuando una tímida voz los interrumpió.
-U-uhm... ¿joven Kyo?- ambos voltearon a ver alterados a la sirvienta cuya menuda figura no habían notado –el señor Saisyu lo está esperando- dijo con voz pequeña, manos juntas al frente y los ojos pegados al piso.
Souji le miró una última vez antes de tomar las cosas y darle la espalda para irse.
-Comienzo a desear que no hubieras regresado- le dijo por sobre su hombro antes de salir, sin darle oportunidad de replicar.
La chica permaneció clavada en su lugar, nerviosa a más no poder y con la mirada aún gacha.
El moreno sabía que su primo sólo estaba tocándole las pelotas y que no debía dejarse llevar por las idioteces de sus parientes, pero en este punto no se sentía con la energía suficiente para probar los límites de su paciencia. Agradeció internamente a la joven sirvienta que llegó en el momento justo antes de que perdiera los estribos.
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INMORTAL
RomanceEra suyo, siempre lo había sido... y fue esa reveladora línea de pensamientos lo que le hizo caer en cuenta de que estaba en aprietos. [Iori x Kyo]