Día 10

264 45 17
                                    


Terminar el día en brazos de Yesung mientras se deshacía em besos era todo lo que podía pedir.

Él mismo se sorprendía cuánto amaba a ese chico, hombre, humano o djinn. No le importaba. Era suyo y él mismo le pertenecía.

El día había sido largo. El cansancio había regresado tal y como lo recordaba y eso lo dejaba desconcertado, aunque aún no sabía a qué se debía.

Y ahora, de vuelta en su casa, hacía caso omiso a su agotamiento con tal de poder estar con ese genio que lo había enamorado.

El calor corporal de Yesung lo abrazaba y acogía.

Su lengua se movía de manera parsimoniosa y se restregaba contra la suya en una danza sensual y amorosa.

Su miembro, duro y goteante se frotaba contra su vientre y eso hacía que se exitara aún más. Lo necesitaba dentro suyo de una buena vez. Ya habría tiempo después para hablar de lo que pasaría en el futuro. Por ahora, quería que le haga el amor hasta que perdiera el conocimiento. Su cuerpo y su alma lo necesitaban.

Aunque había preguntas que aún circundaban en su cabeza, no podía prestarles demasiada atención. No ahora, que tenía al responsable de aquellas dudas encima suyo y estaba comiéndole la boca con esa manera de ser que lo volvía loco.

La lengua ajena le recorría y acariciaba el paladar con esa lentitud que lo volvía loco. No podía, por más que quisiera, concentrarse en otra cosa que no sea el músculo caliente y blando que se paseaba por el interior de su cavidad bucal.

Lo amaba. No tenía ninguna duda de que amaba a ese genio maligno. Pero ¿qué clase de genio maligno era que podía hacerle el amor de esa manera? ¿O quizá eso también era parte de su ser?

Yesung abandonó su boca y comenzó a lamerle la mandíbula hasta llegar a la zona de detrás de la oreja. Kyuhyun lanzó un profundo suspiro.

-Deja de pensar tanto... - murmuró Yesung contra su piel y aquello le produjo un cosquilleo enervante.

La cálida boca succionaba y lamía cada centímetro de piel visible en su cuello, haciendo que sus terminales nerviosas se crispasen aún mas.

Se detuvo en la base, succionando con fuerza pero con delicadeza el hueco que suele formarse allí. Kyu no pudo reprimir un gemido. Entonces Yesung lo tomó de su cintura con ambos brazos y lo levantó, llevándoselo consigo, sin dejar de succionarle su cuello lívido, quedando sentado a horcajadas sobre las caderas de su amante. Aquel movimiento hizo que ambos miembros se rozasen, produciendo un gemido por parte de él y un gruñido por el de Yesung.

Kyu tiró la cabeza hacia atrás cuando Yesung comenzó a bajar por su torso, liberando su cuello y deteniéndose en uno de sus pezones, que ya estaban duros, dejándo un rastro de saliva por el lugar donde recorría su boca.

El pulso de Kyu, que hasta ese momento había logrado mantenerlo medianamente bajo control, se desbocó, produciendo que su respiración se acelerace hasta llegar a la hiperventilación.
Su miembro se agitaba ante cada lamida por parte de Yesung. A ese ritmo, se correría de un momento a otro.

-No, Kyu. No te corras...

Las palabras de Yesung salieron arrastradas de su boca y perdían volumen contra su piel. Con la lengua trazó un camino recto desde su pecho, rodeando su ombligo, y continuando hacia abajo, hasta detenerse en la base de su miembro, que se sacudía con cada roce y caricia que recibía. Kyu se apoyó con ambos codos en el colchón, por inercia.

Un par de labios se deslizaron a través de su extención, haciendo que emitiera un profundo gemido de placer. ¿Y quería que controlase su orgasmo? Así no podía.

La lengua envolvió la punta de su glande y Kyu se retorció debajo de Yesung. Abrió la boca, pero sólo soltó aire pesado, seguido de la respiración agitada de la cual ya era preso.

Se encontró con la boca de Yesung nuevamente, mientras era acostado sobre la cama. Sintió cómo su amante se posicionaba entre sus piernas y sus rodillas eran elevadas hasta casi rozar el pecho.

Un dedo acarició el interior de su muslo y su entrada comenzó a palpitar. Yesung tomó el miembro de Kyu y apretó suavemente la punta de su glande, hasta obtener aquel líquido transparente y empapar dos de sus dedos.

Su lengua lamió su labio inferior mientras con un dedo lo penetraba lentamente.

La respiración se convirtió en agitación cuando cayó en la cuenta de algo: a pesar de todo, él nunca había hecho el amor con un hombre. Porque todas sus "vivencias" amorosas con él habían transcurrido sólo en su mente.

Kyu contuvo la respiración cuando sintió un dedo dentro suyo. Inevitablemente arqueó la espalda y levantó las caderas, en busca de más fricción. El dedo de Yesung se movía en forma de círculos, entrando y saliendo de manera constante.

Un segundo dedo lo penetró y la boca de Yesung ahogó su gemido.  Ambos dedos comenzaron a moverse en forma de tijeras y presionando en el punto donde obtenía más placer.

Lo necesitaba dentro suyo de una buena vez.

-De acuerdo - murmuró su amante en contra de sus labios.

Retiró los dedos y se colocó delante de él, mirándolo a los ojos. Colocó su miembro en la entrada de Kyu y presionó.

Kyuhyun cerró los ojos con fuerzas cuando sintió toda la extención de Yesung invadiéndolo, de a poco y sin apuro.

Dolía un poco, pero era soportable.

-Es sólo hasta que te acostumbres a mi - le dijo en el oído con voz ronca. Él asintió al tiempo que enredaba sus dedos en las finas y sedosas hebras del pelo negro de Yesung.

Se sentía completo.

El genio comenzó a moverse de a poco, entrando y saliendo de su cuerpo con un ritmo acompasado, mientras dejaba un camino de besos en toda la extensión de su mandíbula. 

Estaba haciendo el amor con un djinn y jamás se había sentido tan feliz como en ese momento.

Yesung lo amaba y en cada movimiento se lo hacía saber. En cada beso, que derramaba dulzura, amor y pasión.

Se estaba entregando completamente a ese ser. No sabía, cómo ni porqué, pero si su muerta ya estaba declarada, morir en sus brazos no le parecía mala idea. Es más, lo veía inevitable.

Yesung aumentó el ritmo de sus empujes. Kyu abrió los ojos, para poder observar al ser hermoso que lo poseía en espíritu y ahora también en cuerpo.

Tenía la piel de la frente completamente perlada por el sudor. El gran tatuaje en tonos azules que se le extendía por todo su hombro y parte de su pecho, había adoptado un peculiar y tenue brillo.

Era el ser más fantástico que había conocido.

Se acercó a sus labios movido por un inmenso sentimiento, y unió sus bocas, mientras él seguía impartiendo estocadas, fuertes pero delicadas, que tocaban ese punto dentro suyo y que lo volvía loco.

Sintió cómo su clímax se aproximaba. Se abrazó a la espalda de Yesung como si la vida misma dependiera de ello y se preparó para el inminente orgasmo. Los músculos de su cuerpo se tensaron y, por un momento, pensó que iba a morir.

Unos dos empujes más y Kyu estalló en mil, sintiendo el climax en cada terminación nerviosa.

Yesung empujó unas cuantas veces mas hasta que su cuerpo se tensó. Sintió cómo se derramaba dentro suyo, dejándolo completamente fuera de combate.

Kyu lo abrazó aún mas.

Yesung levantó la vista y, sin decir nada, sonrió.

Kyuhyun supo entonces que la vida por fin tenía sentido.

Deseo Estocolmo [2da Temporada] [YeKyu] [+18] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora