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Me estaba desperezando terriblemente cansada, cuando noté como golpeaba algo blandito con mi puño derecho.

-¡Dios mio! ¡Vaya gancho derecho tienes en la mañana amor!-Su voz ronca y melodiosa acaban por despertarme.

Abro un ojo y le veo con una de sus bonitas manos frotándose la cara.

De repente, caigo en la cuenta.

-¡No me mires, estoy desnuda!-Me siento idiota al gritar lo obvio, y me tapo rápidamente.

-Pero no grites doc, yo también estoy desnudo.-Expresa tranquilamente.

Le miro sonrojada y me envuelvo más en las mantas. Me recorren el cuerpo varios escalofríos.

-Ahhhh, el mejor día de mi vida.-Dice él y se lleva las manos a su pelo rizado.

Ruedo los ojos y sonrío. Sigo sonrojándome.

-Creo que voy a ir a ducharme.

-Error.-Dice él, quedando sentado en la cama. Frunzo el ceño.-Nos vamos a duchar.

-Si, tú en tu baño y yo en el mío.

-Ambos son míos pequeña.

El se ríe fuertemente y luego rueda hasta mi lado de la cama, desprendiendo su sábana de la espalda hacia abajo y apoyando sus manos en la barbilla cuando llega a mi lado, queda a la vista su desnudez, su espalda, glúteos y piernas, definitivamente esta mañana soy un tomate. Suspiro y aparto la vista.

-Mírame todo lo que quieras, siempre que quieras, soy tuyo.-Me dice, completamente serio. Su cuerpo se coloca sobre mí, apoyándose en sus antebrazos, su majestuosidad es tan impactante que parpadeo varias veces.

Me da una sonrisa y llevo mis manos a sus comisuras, rozando sus cicatrices.

-¿Sabes qué? A la mierda todo, voy a quedarme contigo, ¿Para qué volver? Mi vida contigo ha sido más divertida que sin tí.-Le digo, sincerándome con él.

Él se queda como shockeado y me mira intentando formular una respuesta.

-Iremos donde tú digas y haremos lo que tú digas, todo depende de tí.-Coge mis manos entre las suyas y las aprieta.

Luego se acerca a besar mi cuello.

-Por cierto, el tema del dinero de tus padres lo solucioné hace días. Digamos que les envíe bastante dinero. Suficiente para por lo menos, 5 años.

Suspiro y cierro fuertemente mis ojos, dios mío.

-Muchísimas gracias.-Le digo, con mi voz temblando.-No sabes cuánto significa para mí.
Le abrazo y no le suelto, decido finalmente que quiero pasar mi vida con él, y nada ni nadie me lo va a impedir. No es sindrome de estocolmo y no he enloquecido, así que estoy segura de que estoy enamorada.

- Entonces, nena, deberíamos ir a.. No sé. ¿Italia? ¿Santorini? ¿Roma? ¿Paris? ¿Alemania? ¿Bora bora? O quizá ... ¿A todas?

Me echo a reír porque es todo demasiado loco, muy de su estilo.

Le aprieto los mofletes y hago que ruede. Le beso la boca y me salgo de la cama, yendome al baño para ducharme.

-Maldita sea.-Refunfuña, y oigo sus pesadas detrás de mí, siguiéndome hasta el baño, dándome una risita.

Nos adentramos en el baño y me reflejo en el espejo, me veo más bella que nunca. Pensé que yo sola aprendería a aceptarme con el brazo así, pero él es quien me está enseñando a convivir con esto. Veo como se coloca detrás de mí y pasa su mano por mi brazo desnudo.

-Yo no veo nada raro en este brazo, ¿Y tú?

-Yo tampoco.-Le digo mordiéndome el labio.

Él me gira y me besa, me da aún un poco de vergüenza pero pronto se pasa.

El dia transcurre lentamente, ambos estamos haciendo el idiota en ropa interior, peleándonos con almohadas como auténticos locos, o tirando cosas por la ventana, que conste que fue idea suya.

Ambos decidimos bajar a comer algo cuando Gloria no para de gritar que salgamos de ahí y que si puede pasar, a pesar de nuestras respuestas negativas. Además dice que los amigos de Heath han llegado.

-¡Gloria largate de una vez!-La grito, ya cansada.

Los dos nos vestimos y hacemos la cama juntos. Se oyen varios ruidos antes de bajar, estrepitosos golpes y
... ¿disparos?




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