Diez de la noche, ellos estaban contando anécdotas de cuando eran más chicos. Media hora más tarde empezaron a contar historias de terror. José a quien le encantaba hacer bromas, empezó a molestar a Dafne, quien le gustaba desde que era chico, todos lo sabían menos ella. Siguieron contando historias, riendo y molestándose entre sí. Estuvieron así hasta media noche y luego se fueron a dormir.
Rocío tenía un mal presentimiento, no tenía ni idea de que podría tratarse y decidió no hacerle caso. Algo que lamentaría el resto de su vida.
A las tres de la mañana, se escuchaban unos ruidos extraños, como si alguien tratara de ahogar a una persona mientras ésta tuviera algo en la boca y quisiera gritar. Rocío fue la única que se despertó por eso, así que despertó a Ariadna y Dafne, quienes eran sus mejores amigas. Salieron a ver qué pasaba allí, trataron de no hacer el menor ruido posible, pero Dafne vio una sombra y gritó, Rocío y Ariadna se sobresaltaron y también gritaron, cosa que despertó a los chicos.
A los segundos de haber gritado Nicolás, Matías, José y Mauricio estaban preguntándoles que había pasado, ellas apenas podían respirar del susto.
Luego de todas las preguntas que les hicieron, no se seguían escuchando los gritos, estos habían cesado cuando ellas gritaron.
Al regresar a sus carpas vieron que éstas estaban todas cubiertas con sangre, y se escuchaban pasos, cada vez más cerca de donde estaban ellos.
Aun en shock, apenas podían saber que sucedía, recordaron que Johana todavía estaba en la carpa pero cuando miraron hacia la fogata vieron la cabeza de ella, con los párpados abiertos, no tenía ojos, la boca cortada de oreja a oreja, tenía rasguños, aunque era difícil verlos ya que había mucha sangre cubriéndole la cara, por lo que pudieron ver le faltaba todos los dientes. Vieron al lado de la carpa de las chicas y estaba el cuerpo todo destrozado, no lo podían creer. Cuando escucharon un gruñido cerca de donde estaban ellos, reaccionaron y empezaron a correr adentrándose más al campo. Se cayeron varias veces ya no sabían dónde estaban, habían perdido el camino a la salida, solo veían lo más que podían y eran árboles, se estaban acercando al bosque y eso no era nada bueno, significaba que estaban más lejos de la ciudad de lo que podían imaginar.
Tenían dos opciones: seguir corriendo adentro del bosque y por consiguiente, que quien haya matado a Johana los siga y esconderse en el bosque o volver hacia el campo, hacia su campamento donde también estaba el asesino y no tener ningún lado en donde esconderse ya que era descubierto.
Corrieron hacia el bosque, podrían esconderse en algún hueco.
Llegaron, escucharon gritos que provenían del campo, voltearon a ver y una pareja cubierta de sangre los seguía, asustados se dividieron. Rocío y Mauricio se fueron a lo que podría ser una casa abandonada. Ariadna, Matías y Nicolás fueron al centro del bosque. Dafne y José se fueron cerca de un río, la pareja confundida decidió seguirlos, ya que estaban más cerca de ellos.
Siguiéndolos, tratando de pedirles ayuda, pero ellos desesperados corrían más rápido.
Llegaron al río, con la respiración agitada trataban de alejarse lo más que podían.
Se acercaba cada vez más, por más que intentará tranquilizarlos, los ahuyentaba más, se maldijo por eso. Dejó de caminar, se sacó la sangre que tenía en la boca y habló.
- Por favor, ayúdenos. Nosotros huimos de la misma persona que ustedes. Tienen que ayudarnos. Lo que les va a pasar a vuestro grupo, o lo que queda de él, será lo peor del mundo.-hizo una pausa, los miró a la cara, demostraban temor y desconfianza.- Por favor, no nos tengan miedo, no les haremos daño, y por más que quisiéramos, y les aseguro que no queremos, no podríamos, ya que estamos cansados y muy graves para hacerlo. Por favor ayúdenos.
Eso fue lo último que dijo. Ellos no sabían si creerles o no. Tenían demasiadas dudas para saber que pensar, aun con desconfianza los ayudaron.
El viento sopló fuertemente, sabían que habría una tormenta porque el cielo estaba negro y los árboles a causa del viento iban de un lado al otro. De lejos vieron un puente que, al parecer llevaba a una cabaña. Supieron que no tenían otra opción de ir a refugiarse ahí.
José siguiendo a Dafne, perdido en sus pensamientos, tropezó con una raíz suelta de un árbol viejo y se esguinzó en pie.
Marcos, el novio de Florencia, lo ayudó a levantarse y caminar. A José no le importó que se llenase de sangre su ropa, ya no le interesaba si se ensuciaba o no, lo que más le importaba ahora era el amor de su corta vida. Pensando que está parecía que era la última vez que vería, le confesaría su amor.
Dafne, por otro lado, pensaba en todos los momentos desperdiciados que tuvo con sus amigos haciendo nada, cuando podrían haberse ido de viaje, por lo menos un fin de semana. También pensaba en José, Ariadna era la única que sabía que sentía ella por él y viceversa. Ari siempre se dispuso a juntarlos, pero cuando ya estaban por avanzar y liberar sus sentimientos, alguien los interrumpía, otras veces ellos mismos.
Sin darse cuenta ya se encontraban en frente de la cabaña. Estaba empezando a lloviznar, tocaron la puerta pero nadie respondió, tampoco se escuchó ruido alguno proveniente del interior de la casa.
Lo único que escuchaban de la casa era cuando las ramas, gracias al viento, chocaban contra la ventana.
Decidieron entrar, cuando lo hicieron todo estaba oscuro, la poca luz que se veía provenía de una puerta que estaba al otro lado. Marcos, quien tenía una mini linterna en su bolsillo, la sacó y dejo ver una sala, él que haría todo lo que estuviese a su alcance para proteger a su novia, fue hacía dónde provenía la luz y entró a la cocina. No había nadie allí, solo había carne hecha sobre la mesa, él revisó algunas habitaciones que había alrededor, no había nadie, por ahora era seguro estar allí.
Los cuatro fueron a la cocina, ya que tenían hambre y lo único que había para comer era la carne que estaba sobre la mesada, que perfectamente alcanzaba para ellos, la cortaron, se sentaron en la mesa y empezaron a cenar, el gusto era raro, nunca habían comido algo así, pero tenían demasiada hambre para discutirlo.
Cuando terminaron ya estaban satisfechos, José levanto los platos, los puso sobre la pileta y empezó a lavarlos. Antes de terminar se dio cuenta de que había algo raro y una pulsera a su lado, los agarró y fue a la mesa junto a todos.
-¡Hay! ¿De quién es esto y qué es esto?-dijo dejando las cosas sobre la mesa.
Dafne los miró y se encogió de hombros, Marcos y Florencia le prestaron más atención, ella agarró la pulsera y la miró detalladamente.
- Esto me es familiar.-miró sobre la mesa y vio la otra cosa que José había agarrado, gritó y empezó a llorar desconsoladamente.
Marcos la miró y entendió que era lo que le pasaba. Era el dedo de su prima, eso significaba que se la habían comido.
Dafne y José no entendían nada de lo que estaba pasando. Vieron como Marcos la abrazaba y le decía que todo iba a estar bien, cuando por fin se calmó, quiso hablar pero las palabras no le salían, Marcos vio eso y habló por ella.
- Sé que se están preguntando qué pasa y por qué Flor llora así, y es porque todos nosotros nos acabamos de comer a Evelyn, su prima, quien estaba con nosotros cuando el psicópata hijo de puta nos atacó. Esta es su pulsera –dijo levantando la mano con ella encima- y este su dedo.-planteó mirando la mesa al dedo lleno de sangre.- por eso la carne tenía un sabor raro.
Cuando terminó de decir eso y Dafne se fue corriendo al baño –donde ya sabía dónde era porque ya había ido- y vomitó toda la comida.
Todos estaban nerviosos, dado que estaban en la casa del asesino, sumando que él era un caníbal. No era muy bueno que estuvieran ahí. No sabían qué hacer, podrían irse, pero tendrían que encontrar otro lugar para esconderse y resguardarse de la lluvia, o podrían quedarse, no mojarse y encontrar algún lugar de la casa donde el psicópata no pudiera encontrarlos. En ninguna de las dos ideas tendrían mucha posibilidad de sobrevivir.
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La búsqueda comienza
Mystery / Thriller7 Amigos van a acampar, al comienzo todo va bien. Pero ¿qué pasa cuando alguien quiere matarlos?