Nicolás se despertó y no pudo ver nada, tenía una cinta en los ojos. Sintió pasos detrás de él, trató de levantarse, tenía atados los pies y las manos, estas al parecer a un tubo. Se desesperó, no tenía idea en donde estaba, se acordó de Matías y más temor le dio, luego de Ariadna. La desesperación no lo dejaba pensar tranquilo.
De pronto escucho algo. Al principio no sabía que era, pero luego se hiso más fuerte. Eran sollozos y eran de Ariadna.
Se alegró, ¡Ella estaba viva!, pero su alegría se esfumó, ¿qué era lo que le hacía llorar? ¿Estaría bien?
- ¿Ariadna? – dijo en un susurro. - ¡Ariadna! – gritó. - ¿Estás ahí?
Se movía pero no pasaba nada, sus ataduras no lo dejaban moverse, era imposible.
- ¿Nicolás? –su voz era rara, sus sollozos eran cada vez más. – por favor dime que estas bien. ¿Dónde estás?
- Sí, estoy bien, no te preocupes. No sé en dónde estoy, no puedo ver nada, tengo algo en los ojos. ¿Vos, puedes ver algo, moverte? ¿Estás bien?
- No, yo tampoco puedo ver nada, y no puedo moverme, estoy atada, en una silla. Solo me duele un poco la cabeza por el golpe. No recuerdo nada, ¿Matías está con vos?
A él le dio tristeza, se lo tendría que contar, pero eso la pondría peor.
Antes de que pudiera decir algo, una voz femenina me interrumpe.
- Siento decirte que a tu querido novio lo maté yo. – escuché los desesperados gritos de Ari. – No te imaginas la satisfacción que tuve al hacerlo, un hacha a su espalda ¡y listo! Su sangre era dulce, te hubiese convidado un poco, pero como estabas dormida preferí no despertarte, igual tengo su corazón guardado si te apetece comer un poco.
Cuando Nicolás escuchó lo último quiso vomitar en ese momento. Ariadna gritaba y lloraba al mis-mo tiempo, como nunca lo había hecho.
- ¿Quién eres y dónde estamos? – su voz salió aguda y temblorosa. - ¿Por qué nos haces esto? – pre-guntó asustado de su respuesta.
- Eso pronto lo descubrirán, pero no se alteren, ya habrá tiempo para preguntas.
>~-~<
Rocío y Mauricio le contaron lo que les pasó a ellos en “toda” la noche.
Escucharon un trueno y supieron que la tormenta estaba por comenzar, decidieron buscar algo para defenderse si la asesina llegaba a donde estaban. Recorrieron toda la casa, con la poca luz que tenía el celular. Decidieron que se iban a esconder en el ático, estaban seguros de que nadie los encontraría allí. Pero no se dieron cuenta de algo muy, muy importante.
>~-~<
Esta es mi noche, hoy por fin puedo cumplir con lo prometido, no hay nadie que me pueda detener.
De los doce que debo, solo quedan nueve, cosa fácil. Y así ella despertará.
Sólo tengo que encontrarlos-mucho más fácil-y matarlos, como su cuerpo no importa en el trato, me los como.
Aunque ella me sirve para algo muy especial, por eso la tengo aquí, en mi guarida.
Luego iré por ellos…
>~-~<
La tormenta ya había empezado hace veinte minutos. Ellos seguían en su escondite por miedo a que venga el asesino, Dafne comenzaba a hartarse, nunca le pareció que el tiempo fuera tan lento, José en cambio, le gustaba estar con Dafne escondidos, esta era su oportunidad de decirle lo que sentía, y tendría que hacerlo rápido, porque sería la última.
Nervioso miró de reojo a Dafne, ella estaba tan metida en sus pensamientos que se sobresaltó cuan-do él le toco el hombro para llamar su atención.
Cuando ella se dio vuelta para mirarlo a la cara, su rostro estaba pálido, se había olvidado las pala-bras que estaban en su mente.
- ¿Qué pasa? Parece que hubieses visto a un fantasma.- dijo divertida.- espera, ¿no has visto al ase-sino, no?- dijo ya con miedo.
- No, no le he visto, y no quiero verlo nunca.-dijo en un susurro.- solo quiero decirte algo, y no pue-do esperar.
A Dafne le brillaron los ojos, tenía la esperanza de que él se confesara.
- Dime que es lo que quieres decirme.- empezaron a hablar en susurros para que nadie los oiga, aun-que solo estén ellos cuatro.
- Es algo complicado de decir.- soltó un suspiro. Dafne lo miró impaciente.- Esquemegustas.
Lo dijo tan rápido que ella no le entendió ni la mitad.
- Más lento por favor.
Él le repitió lo que dijo, ella se quedó sin palabras, había soñado este momento desde que se cono-cieron pero lo imaginaba en otro lugar y sin miedo de que alguien los atrape y los asesine.
Luego de un minuto en silencio –que para José pareció más de una década-Dafne reaccionó y lo besó.
José al principio se quedó atónito y después lo siguió.
Mientras tanto Florencia y Marcos se decían cuanto se amaban, aprovechando cada beso y cada minuto que tenían juntos, no sabrían lo que pasaría y eso hacía que desesperaran.
Marcos aprovechó la situación.
- Flor, mi amor. Sé es muy pronto, y que seamos muy jóvenes, pero antes de perderte quiero cumplir algo que te prometí. ¿Quieres casarte conmigo?
A Florencia se le caían las lágrimas de la emoción, asintió con la cabeza mientras una sonrisa se aso-maba en el rostro de Marcos.
De pronto escucharon un golpe en seco.
>~-~<
Se quedaron en silencio por mucho tiempo. Facundo se había quedado dormido, Mauricio estuvo por hacerlo pero sonido de abajo lo mantuvo alerta, Rocío trataba de calmarse, la tormenta la ponía nerviosa.
Una puerta se cerró de golpe, el viento soplaba tan fuerte que las ventanas se abrían y cerraban al punto que llegaban a romperse.
Rocío empezó a llorar y a gritar, pasos se acercaban, Facundo ya se imaginaba lo que vendría y trataba de callarla.
Mauricio, buscando estaba buscando algún mueble para trabar la puerta.
Los pasos no se escucharon más. Rocío seguía gritando, Facundo ya harto le pegó una cachetada, ella dejó de llorar sorprendida.
Alguien trataba de abrir la puerta, pero Mauricio había encontrado algo para evitar que lo haga.
ESTÁS LEYENDO
La búsqueda comienza
Mystery / Thriller7 Amigos van a acampar, al comienzo todo va bien. Pero ¿qué pasa cuando alguien quiere matarlos?