El primer encuentro

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Ariadna, Matías y Nicolás se adentraron al bosque, sintieron pasos detrás de ellos y empezaron a correr más rápido. 

Ya cansados dejaron de correr y se dieron cuenta que estaban perdidos y que los pasos que antes escuchaban ya no los oían.

- ¿Y ahora qué hacemos?-preguntó Nicolás.

- Busquemos algún sitio para escondernos y cubrirnos de la lluvia.-dijo Ariadna viendo el cielo.

- Fijémonos por allá.-dijo Matías señalando a su izquierda.

- No, mejor por allá.-acotó Nicolás señalando a la derecha.

Ariadna estaba pensando para dónde ir, pero la discusión entre Matías y Nicolás no la dejaba. Cuando quiso darse cuenta ellos ya se estaban pegándose. Lo último que ella pudo escuchar fue “¡ELLA ES MI NOVIA, ELLA ME AMA A MÍ!” y luego vio todo negro.

Ellos seguían peleándose y no se habían dado cuenta de que Ariadna había desaparecido de donde estaban. 

De pronto Matías paró y se cayó. Nicolás extrañado miró hacia abajo y vio en la espalda de Matías un hacha. Muerto de miedo dio un paso atrás, pero ese fue otro error, el asesino lo esperaba. Le gol-peó la cabeza y se desmayó.

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Rocío junto a Mauricio huyeron. Llegaron a la casa abandonada, dudaron en meterse o no, pero al final lo hicieron.

Se adaptaron a la oscuridad. Rocío sacó su celular para poder llamar a alguien y que este los vaya a buscar, pero no había señal, resignada, lo uso como una linterna. 

Esta casa estaba abandonada, o eso era lo que creían. 

Buscaban en donde esconderse y decidieron subir las escaleras. Cuando lo hicieron, había un pasillo que daba a tres habitaciones.

Quisieron entrar en la primera, pero estaba trabada desde adentro de esta. Fueron hacía la segunda puerta y entraron, al hacerlo vieron algo extraño que les llamó la atención y fueron hacia allí, de lejos no se distinguía, a medida que se fueron acercando supieron que se trataba de un chico, asusta-dos retrocedieron, pero al escuchar un ruido se quedaron quietos.

- Ayuda…- se escuchó que decía en un susurro.- Ayuden…me…- dijo esta vez más fuerte, supieron que provenía del chico que encontraron tirado ahí.

Lentamente se acercaron a él, ambos lo levantaron y lo sentaron en una silla que había allí.

Tosiendo, trataba de hablar, cada silaba que decía tosía, como no podían entenderle dejaron que se calme. Cinco minutos después empezó a hablar de nuevo pero más calmado.

-¿Estas bien?- preguntó Rocío.- ¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo es tu nombre?

-Sí, estoy bien. Ella me trajo aquí, seguramente. Estaba con mis amigos cuando empezamos a escuchar gritos de una chica y nos alarmamos, los chicos a excepción de Marcos fuimos a ver lo que pasaba, él se quedó con su novia Florencia, la prima de ella, Evelyn, y su mejor amiga, Luz.

Cuando llegamos ellos ya no estaban, la única que quedaba era Luz, su cabeza estaba sobre la carpa, su boca cortada de oreja a oreja, su cuerpo destrozado, le faltaba sus manos y sus piernas que esta-ban desparramadas cerca del fuego. Luego de ver ese horrible escenario, corrimos hacía el bosque. Yo me vine solo hasta aquí, y como no sabía dónde quedarme me oculté en el piso inferior, pero, como verán la asesina me trajo aquí. Me golpeó la cabeza y quede inconsciente, luego de eso no recuerdo nada, a excepción de que ustedes hayan entrado y haberme despertado.-termino de decir, por unos instantes quedo callado y luego volvió a hablar-. Ah, soy Facundo, ¿Ustedes quiénes son? 

- Yo soy Mauricio, y ella es mi novia Rocío. Escapábamos, porque nos sucedió algo parecido a tu historia, nos perdimos y entramos a esta casa, para refugiarnos de la tormenta que se viene. Espera, ¿dijiste asesina? ¿No es un asesino?

- Si, dije asesina, y no, no es un asesino. Es una chica la que hace todo esto, pero no sé el porqué.

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Agh, como los odio. No tuvieron que a ver venido aquí. ¿Quién se creen que son? Odio cuando las personas se creen las dueñas de todas las cosas del mundo, pero yo sé cómo arreglar eso.

¿Por qué lo hago? Simple, viví con una “familia” de porquería. Creían ser los dueños de todo, siem-pre me controlaron. Fui una chica rica, que solía tener todo lo que quería, era la única de mi salón que tenía diez en todas las materias, todos me odiaban por eso, nunca lo entendí.

Nunca había sido egoísta, por eso se aprovechaban de mí, hasta que empecé a serlo, otra de las ra-zones de porque me odiaban.

Al llegar a secundaria, empecé a tener notas más bajas, seguía sin tener ningún amigo, no por las notas, sino porque yo no quería ¿quién los necesita?

Mis “padres” al ver que yo dejaba de ser la misma chica que había sido antes pusieron más presión, pero lo único que consiguieron fue que no les hablara, ni a ellos, ni a nadie. La única que me enten-día era ella.

La vi por primera vez cuando tuve la primera y última pelea con ellos por mis notas, yo estaba tan enojada que me había encerrado en mi pieza. Cuando dieron las 3 a.m. Salí y fui a la cocina, allí estaba ella, sentada sobre la mesa mirándome inexpresiva, yo no le tenía miedo, ya que siempre sentí las presencias de las personas muertas, pero nunca había visto a una.

Camine hasta la heladera y la abrí para sacar algo para comer. 

- Hola.- me hablo, yo me sobresalté y dejé caer el pan.

- Mierda.-dije en un susurro-. Hola- dije sin mirarla, ya que estaba levantando lo que tiré-. ¿Quién sos y qué haces acá?

- Luego te diré quién soy, y estoy acá porque sé que me puedes ayudar y yo te puedo ayudar a vos.- me dijo tranquilamente mientras se bajaba de la mesa.

Levante una ceja y la miré divertida. Muchos dirían que estoy loca por no haber gritado o haberme sorprendido cuando la vi, pero ellos están locos, obviamente no le voy a tener miedo a alguien que ya ha muerto.

- Está bien, te escucho.

- Escucha atentamente lo que te voy a decir, es muy importante que lo hagas.-dijo lentamente.

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- Esta bien, nos quedaremos.-dijeron José y Marcos al mismo tiempo.

- No, vayámonos, ¿qué pasa si el asesino viene hacia aquí? –dijo dudosa Florencia.

- No lo hará. Está muy ocupado con los otros.- razonó Dafne, y todos asintieron.

Se quedaron y empezaron a buscar un escondite. Encontraron varias puertas cerradas con llave, fue-ron al sótano a esconderse, ya que estaba muy oscuro porque la lamparita ya no andaba.

Dafne y José se escondieron detrás de las cajas que había en un rincón, mientras Florencia y Marcos se escondieron debajo de las escaleras.

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La búsqueda comienzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora