Capitulo 3

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Capitulo 3

La voz de mi hermano salió por el altavoz de mi móvil alta y clara.
-Necesito que te relajes Carla.
-¿Que me relaje?- aparté mis lágrimas con una sonrisa agridulce. Por lo menos sabia hasta el momento que estaba vivo, lo que no sabía bien era en donde. - Esto es un desmadre estoy completamente sola en esto y ni siquiera sé dónde estás y si estás bien.
-Me encuentro perfectamente – su voz sonaba amortiguada – pero necesito este cambio, necesito...

-¡No son unas puñeteras vacaciones Alex! – de dónde me salía la valentía para gritar aún no lo sabía puesto que lo único que quería era tirarme sobre la cama y no levantarme hasta que las cosas estuvieran bien – Ven , firma los papeles y podrás volver a donde quiera que estés . Necesitamos arreglar esto o todo lo que somos, lo que tenemos se va. Tú no eres así, cuéntame que te está pasando, por favor.

Escucho su respiración, contenida. Mientras yo estoy haciendo un boquete en la alfombra de mi habitación mientras me paseo esperando su respuesta. Sigo hablando porque ya no puedo más y las palabras se me escapan.

-Soy yo la que te necesita ahora, no tengo todavía los conocimientos necesarios para llevar todo esto y el único en el que confiaba ciegamente papa eres tú. ¿Qué es lo que pasa?

-No puedo volver aún, Carlie, no sé si estar al frente de la empresa es lo que verdaderamente quiero hacer .Para papá los dos éramos esenciales, no te quites méritos tu sola.

Me tiro a la cama, con el teléfono aún en la mano y unas ganas enormes de moler a palos a mi hermano. Nunca me he considerado una mujer agresiva pero la sola idea de pensar en la situación en la que estoy me hace querer gritar. Y gritar fuerte mientras destrozo cosas.

-Los directivos no van a ir en contra de ti sólo por las palabras de ese incompetente de Lucas Brown , así que sigue como hasta ahora y lo llevarás bien . Quizás ésta es tu prueba de valor.

-O quizás es sólo mi prueba para que no lo estrangule – digo, y automáticamente nos entra la risa. Pero después de unos minutos respiro profundamente secándome lo que me queda de lágrimas y poniéndome seria.- Te echo de menos, Sr. Mu. Vuelve y deja esa vida jipi.

Sr. Mu es el nombre que le puse cuando era pequeña. Es como siempre lo he llamado desde aquella vez que decidí que era buena idea pintar el despacho de nuestro padre con pequeñas vaquitas danzantes. No sólo me llevé una azotaina sino que Alex estuvo castigado un fin de semana entero por ayudarme a encubrir la fechoría.

-Yo también hermanita- suspiró, y me di cuenta de que estaba saliendo a la calle por el coro de voces que oía a través del teléfono. – Tengo que irme ahora, te llamaré esta semana.

Y colgó.

Y yo me limité a mirar mi teléfono mientras me daba cuenta que esto no era una situación pasajera. Que algo de verdad importante le había tenido que pasar a mi hermano para que actuase de esta manera y que la única que quedaba en la familia que podía hacer algo ahora mismo era yo.

Christina.

Salí al pasillo de la casa mientras me estaba sintiendo la peor hermana del mundo por no acordarme de ella. La chispeante y rebelde hermana de 17 años que tenía a mi cuidado y que sabe dios donde estaría en estos momentos.

-No sé qué os habéis fumado tú y Alex pero estáis haciendo unas cosas jodidamente rarísimas.- Hablando del diablo...Gracias a Dios estaba en casa y salvo. Me di la vuelta mientras la veía bajando la gran escalera principal de la casa. Una casa en la que habíamos vivido siempre con nuestros padres, antes de que mamá nos dejara y antes de que papá muriese y Alex... Cerré los ojos intentado enfocarme en la adolescente burlona que tenía ahora mismo enfrente de mí.

Sé mi pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora