Capitulo 4

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Capitulo 4

Tres miserables semanas es lo que llevo aguantando a Lucas desde que estoy dentro de la empresa. Sus idas y venidas me tienen completamente nerviosa aunque lo intento disimular como puedo. Y como buen jodedor de vidas que es, se ha tenido que trasladar al despacho de al lado y por si no fuese suficiente con eso tengo que verlo en mis descansos cuando voy al área de café que tenemos en la misma planta.

Además , no tengo ninguna noticia de Alejandro en varios días y cada vez estoy más nerviosa con ese tema. ¿Qué es tan importante que no puede ni siquiera responder a mi llamada? Para ser una persona tan responsable como siempre ha sido mi hermano no puedo sino creer que le haya sucedido algo malo y solo puedo esperar que me llame desde Londres o desde donde diablos esté porque ya no tengo seguro nada.

Me dejo caer cansada en mi mullida silla de mi despacho, ha sido un día largo lleno de reuniones y solo tengo ganas de que sean las ocho y media para poder irme. Cama, bendita cama cuanto te estoy echando de menos.

-Srta. Carla si no desea nada más yo me voy, le deseo buenas noches y buen fin de semana – Jamie ,se asoma con timidez desde la puerta y puedo decir sin necesidad de levantar la vista que tiene los brazos cargados de papeles y archivos para mirarlos estos días. No podría haber encontrado un becario mejor para desempeñar el papel de secretario. Estoy contenta, me quita lo más grande de trabajo de papeleo y encima me cae bien. No puedo decir lo mismo de la secretaria estirada de Lucas.

-Buenas noches Jamie y buen fin de semana – le digo sonriente.-No trabajes más de lo acordado.

-Le digo lo mismo – me sonríe de vuelta y se va. Todos se van y a mí me queda todavía media hora más.

¿Por dónde iba? Ah sí, por estos odiosos informes del año pasado. Ni siquiera me doy cuenta de que estoy garabateando cosas sin sentido cuando noto un carraspeo que proviene de delante de mí. Bowen. El hombre que se posicionó delante de todo el mundo en la sala de juntas aquel día.

Lleva de nuevo esa sonrisa inmaculada que le caracteriza y con unos papeles. Me los deja suavemente en la mesa haciendo contacto visual conmigo y consiguiendo que me sonroje. Estaría mintiendo si digo que no me atrae para nada Bowen Rush, desde el minuto uno se alzó con la bandera de salvador y ha sido uno de las pocas personas que me dirigen más de tres palabras al día.

-No deberías de trabajar tanto, es raro ver a un alto cargo hacer algo más que retrepar su culo gordo en un sillón y venir a trabajar tarde solo porque la noche anterior se la ha pasado de fiesta en fiesta. Eres un soplo de aire fresco.

-Pues yo he venido para cambiar eso, ¿no? – digo .Me gusta su sinceridad.

Seguimos mirándonos sin saber que más decir, por su parte es la hora de irse casa y ya me ha traído los archivos y por la mía aun me quedan un par de minutos.

Los dos damos un respingo cuando la puerta de mi despacho se abre repentinamente dando un golpe tan fuerte en la pared que está a punto de salirse de los goznes. Y cómo no, es el diablo en persona, Lucas Brown.

Nos mira impasible levantando esa poderosa barbilla mirándonos con cara de "Soy mejor que vosotros" y decide honrarnos con su presencia entrando del todo dentro. No puedo evitar mirarlo fijamente haciéndole saber que ha interrumpido algo importante. Bueno no era importante, pero no tiene derecho a entrar así como si fuese un vendaval que arrasase todo.

-Bupi ya puedes irte, necesito hablar con Carla – veo a Bowen entrecerrar los ojos y tomar aliento mientras Lucas se pone a nuestra altura, imponiendo, con las manos en las caderas. ¡Pero quien se ha creído que es este ..este.. animal de hombre !

Sé mi pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora