IV.

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La alarma sonó, sacándome de aquel sueño donde sentía que estaba en el mismísimo cielo.
Toqué mis labios con las yemas de mis dedos, pensando en que hace unos segundos los de ella me estaban besando de una manera tan inigualable. Cualquiera que supiera que soñé algo así, y más con una chica tan perfecta, seguramente pensaría que estoy completamente desquiciada y necesito ayuda profesional.
Suspiré con cierta melancolía porque la escena que había formado mi imaginación en mi cerebro; jamás pasó y jamás pasaría.

Me senté en la orilla de mi cama mirando hacía la alfombra que claramente necesitaba una lavada. No me había dado cuenta en el momento en que mis ojos comenzaron a soltar lágrimas, parecían dos pequeñas cascadas. En mi pecho se sentía un hueco enorme que no parecía llenarse nunca, como si algún órgano me faltase.

"Amy" un grito proveniente de la planta baja me hizo regresar a la realidad, por inercia quité las lágrimas que habían bajado hasta mis mejillas terminando en mi mentón.
Miré mi celular y él la hora "9:21" estaba en la pantalla del mismo. Genial, había perdido dos horas de clase, si no fuera por la alcoholica de mi madre, me quedaría todo el día en casa. Me arreglé lo más rápido posible, me hice media coleta porque mi cabello no daba para más y mis lentes de lectura serían necesarios para cubrir mis ojeras.

Bajé con mi mochila colgando de un hombro, cuando estaba a punto de abrir la manija de la puerta para no mirar a mi madre, la misma me gritó una vez más, me di vuelta sobre mi propio eje e intente que la expresión de mi rostro no fuese la peor.
"Mande." Respondí en tono seco, cuando la miré directamente no pude evitar sentir pena; llevaba solamente una enorme playera color militar con unos shorts que apenas y la cubrían. Sí, aquella señora que se decía ser mi madre parecía una adolescente en la mañana siguiente de una buena fiesta universitaria. Su rostro estaba decorado con los residuos de rímel y delineador.
"¿Para qué vas si ya perdiste casi todo el día? Mejor quédate y así me ayudas a limpiar todo este desastre"
Suspiré, y negué con mi cabeza, la última vez que caí en aquella trampa había sido yo la que limpió toda la casa mientras ella se emborrachaba a mitad de la mañana.
"Tengo que ir. Estoy en exámenes." Mentí y apenas comenzó a hablar salí por la puerta, un cansado y pesado suspiro salió de mi boca. No quería lidiar con el transporte público el día de hoy, así que a un par de cuadras de mi casa pedí un uber. La preparatoria no me quedaba tan lejos, por lo que podía usar mi escaso ahorro para pagarme ese pequeño lujo de no lidiar con empujones y malas miradas por mi horrendo aspecto.

Aló.
Ha pasado mucho tiempo, but, espero sigan interesadas en leer esta fic, las amo ⭐️.
Btw, ¿les gusta la portada?

stalker; lesbian❀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora