Capítulo 3- "Un pedazo de Dahyan Millers".

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La noche era tenue. Todo se encontraba en perfecto silencio a no ser por el pequeño bafle que se encontraba en el rincón de la habitación de July.

Michaell me sonreía con la mirada perdida, mientras que Billy encendía el siguiente taco de marihuana para después ofrecérmelo, no pude evitar probarlo una vez más y sonreír moviendo mi cabeza al mismo ritmo de The man who sold the world, expulsaba el humo por mi boca y tatareaba la canción, la cual se perdía entre mi torpeza a causa de los efectos de la droga.

-¿Y qué Dahyan? ¿Dejaste tus ideales patéticos y heroicos?- Michaell se burló en mi rostro mientras se acomodaba más cerca de mi persona.

-No soy heroico Michaell, no trato de salvar a nadie- reí para después dar un sorbo a mi botella de cerveza.

-Ya le he dicho una y mil veces que deje de desperdiciar su tiempo en eso, pero bien saben que es terco- July, que era la única sana en la habitación, al menos que su único crimen sería emborracharse junto a sus tres amigos drogadictos, me miraba con cierto reproche y preocupación.

Aveces no me imaginaba como una chica tan buena podía ser amiga de tan semejantes desastres, se merecía algo más, amigas que la invitaran a compras y a matarse la cabeza mientras se complicaban por qué vestido utilizar. Pero no, ella se encontraba aquí, mirándonos con atención y siendo el saco en el cual, cualquiera de nosotros tres podría desahogarse, no se sentía usada, parecía que le agradara ayudar sin importar que en ocasiones ninguno de nosotros tres se lo devolviera como recompensa.

-Jamás vas a poder con el sistema bro, vive la realidad, hay problemas que de verdad son tuyos y por los cuales si te deberías preocupar- Byll era pacífico, él se mantenía al margen dando consejos neutros sin dar a entender que estaba de parte de ninguno.

Sabía a lo que se refería, sabía a lo que se referían todos, pero no podía darle una solución permanente.

-Sólo trato de hacer que los demás abran los ojos, sé que no soy el único que se preocupa por este tipo de cosas en vez de "problemas" superficiales.- bufé volviendo a sorbear mi cerveza.

-Te haré una demostración gráfica- Michaell volvía hablar. Se levantó a medias del suelo mientras se ponía en mi frente a cuclillas tratando de no perder el equilibrio. Puso sus dos manos a una distancia de mi rostro, una la abría en palma, mientras la otra la volvía puño.- ¿Ves esta de aquí?- Se refería a la palma y yo murmuré un leve sí- esa palma rígida, sólida y fuerte como un enorme muro es el sistema- levantó su puño- y este puño impulsivo, solitario y decisivo eres tú ¿Sabes qué va a suceder? Pasara lo siguiente- miré detalladamente el movimiento de sus manos. El puño iba a toda velocidad en busca de destruir ese enorme muro, pero en el momento de su impacto no sucedió, la palma seguía intacta mientras que su puño intentaba una y otra vez poniendo sus nudillos rojos por el maltrato- eso sucederá Dahyan, podrás ir una y otra vez pero jamás lo derrumbarás, no puedes destruir algo que tiene de creación más que todos los años de quienes viven en esta casa juntos, y eso que la bisabuela de July tiene 98 años- el joven chaparrito y gordito hizo una leve pausa mientras reía por su tono de voz- No podrás, sin importar qué tanto te esfuerces, y es ahí a donde voy hermano- levantó su mano que había hecho de mi papel para señalarme el enrojecimiento de sus nudillos- llegará el punto en donde te darás cuenta, el problema es qué tan tarde lo harás; cuando pierdas familia- señalaba su primer daño en el dedo meñique- amigos- seguía con el anular- hasta el amor de tu vida- prosiguiendo con el corazón- Pero lo más importante, tiempo- y finalizó con el índice.

Tragué duro saliva, mis ojos se desconectaron de los suyos en seguida y se desviaron a mi botella que estaba a punto de finalizar. Byll volvió a ofrecerme de su porro pero negué con la cabeza, la verdad cruda de Michaell parecía haber quitado cualquier síntoma de embriaguez, haciéndome despertar incluso de mi transe de droga.

Casualmente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora