Capítulo VII: Cena Tardía

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Pasaron los días y noté que hoy era sábado. Recordé que Selina, Matthew y Mack dijeron que sí a la reunión de la cena. Casi inmediatamente después de almorzar fui a la casa de Bruce, y Alfred no fue quien me recibió, sino Bruce y Lucas.

—Miren quién llegó—bromeó el pecoso.

—Sé que llegué unos... diez o veinte minutos tarde, pero Agatha insistió en que comiera antes de irme.

—... Creo que hizo bien. No quiero que estés pálida ni que algo malo te pase por mi culpa—razonó Bruce.

—Sí... Cuanto menos tiempo gastemos, mejor. ¡Quien llegue de último cocina los ravioles! —exclamó Lucas antes de irse corriendo a la cocina y Bruce me miró pidiendo una explicación.

—... Le gusta cómo los hago y voy después de él a propósito porque sé cuáles son sus intenciones si gano. Vamos.

Fuimos caminando hasta la cocina, y Bruce se ofreció a pasar de último. Yo había dicho que no, pero él insistió y yo pasé primero.

—Ugh, demonios. Digo... Con que sí, Bruce, ¿Elena te enseñó algo sobre-?

—Lucas, sabes que lo sé hace cuatro años—repliqué.

—Sí, lo sé, pero me gusta hacer como si yo no... Un minuto, ¿Bruce? —Allí empecé a reírme—. ¿Tú lo sabías?

—Desde hace cuatro minutos, pero sí.

—... Te odio—Me apuntó con su dedo—. Te odio.

—Sé que me amas—bromeé y reí un poco—. Admítelo, ¿quién sabe si Bruce tiene una mejor receta de ravioles?

—Nadie tiene una receta de ravioles mejor que la de Dianeth, Lena, tú lo sabes—Negó con la cabeza.

—¿Quién sabe si la de Alfred es mejor? —bromeó Bruce.

—... Bueno, lo haremos entre los tres luego. Mientras tanto, ¿qué necesitaremos para el resto de las cosas?

—¡Cuatro manos más e ingredientes frescos! —Mack y Matthew aparecieron con unas bolsas blancas que parecían contener vegetales.

—Elena, esos ravioles los probaremos sí o sí. Decidimos ayudar, mientras más manos, mejor, ¿no lo creen? —explicó la pelirroja.

—Además de que Mack quiere asegurarse de que Lucas no envenene la comida a nadie—le siguió Matthew y Mack lo codeó en el brazo.

—¡No sabía que estaba vencido! Y sólo fue una vez, además, no fuiste la única que salió intoxicada por comer esa carne.

Ah sí, hubo una cena en la casa Kither y a Lucas obviamente le tocó cocinar, preparó comida italiana y por desgracia Lucas, Mack y Kyle salieron intoxicados. Después de que saliera del hospital, personalmente le di un golpe en la cara al pecoso por despistado cuando me enteré ya que no fui allí, era una cena familiar. Teníamos diez años, es verdad, estaba aprendiendo, pero igual debía percatarse.

Mejor prevenir que lamentar: Revisen siempre los artículos antes de comprarlos.

—Desde entonces, soy vegetariana—declaró la ojiverde—... ¡Vamos, vamos! ¡No perdamos el tiempo! ¡Sorprendamos a Selina!

—Ni que fuera su cumpleaños—bromeó Matthew.

—¿Quién sabe si lo es? —cuestionó la chica de las plantas.

—No lo es, para nada lo es—Lucas y yo negamos al mismo tiempo.

Entre todos empezamos a preparar muchos platillos y alguno que otro postre a los cinco segundos mientras escuchábamos música clásica. Después de cierto proceso, los cinco estábamos en diferentes lugares de la cocina—excepto por Mack, quien se fue al baño rápidamente cuando vio que Lucas estaba preparando un guisado de carne, pobre Mack—; Lucas estaba en un lado apartado del mesón preparando la carne para ese guisado, Matthew estaba en la estufa verificando que los ingredientes y lo que sea que prepare esté bien, Bruce estaba en la mesa cortando vegetales que posiblemente agregue a la ensalada que Mack estaba haciendo junto al resto de la comida vegetariana y yo sacaba un pastel del horno que había preparado Lucas antes de centrarse en el guisado. Con cuidado puse aquel molde en un lugar donde sabía que no estorbaría, lo tapé y volví a cortar vegetales con Bruce. Allí es cuando Alfred y Agatha llegaron y nos vieron a todos con una mirada de confusión.

Gotham Cittá: El AscensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora