Capítulo VIII: Un documento simboliza...

127 10 8
                                    

Estaba en el chalet de mi abuelo, como ayer no los vi ni a Sasha ni a Joseph y menos a él debido a la triple cita, estaba en el estudio tomando el té con ellos tres. El tema del cual hablábamos era de lo que había pasado con nosotros en estos días, o más bien de mí, ya que a Sasha se le dio por hablar de mí y de Bruce.

Y con lo tanto que odio que hablen de mí así como Sasha lo hace... Tal vez amanecí de malas.

Sí, creo que sí lo hice.

—En serio, abuelo, nunca creí que Bruce tendría las agallas para preguntárselo a Elena, pero cuando lo hizo mi reacción fue: “¡Elena! ¡Sólo dile que sí, estúpida! ¡No estoy tomando fotos junto a Mackenzie por nada!” —gritó lo último que dijo—. Y cuando dijo que sí, noté cómo se le iluminó la cara a Bruce-

—Está bueno el chisme, ¿no? —me susurró Joseph cuando Sasha dejó de gritar.

—Sólo quiero que termine—susurré de vuelta.

—Igual yo.

—Y entonces se besaron—siguió la rubia mientras Joseph y yo hablábamos—, se besaron, abuelo, te lo juro. Hasta salieron relámpagos del cielo y el cuerpo de Lena tenía chispas eléctricas, no lo podía creer, era todo un show. Simplemente tenías que verlo, abuelo, fue increíble; y sin mencionar que-

—Sasha, estás abrumado a Elena y a Joseph, y también a mí un poco—Rió mi abuelo—. Sé que estás emocionada porque es el primer novio de tu prima, pero basta. Elena, felicidades, sinceramente creo que se merece tanto mi bendición como la de mi hijo. Bruce es un muy buen chico, noté que quiere lo mejor para ti desde que nos conocimos cuando lo llamamos porque te desmayaste por tus poderes. Vino tan rápido que pensé que también era un mutante, pero luego me di cuenta de que Alfred sí que tiene buenas técnicas de manejo—Reímos.

—Sí, hasta los señores Wayne están de acuerdo. A veces sueño con verlos a ellos una mis padres y a la tía Dianeth, los Wayne ya están empezando a llamarme “nuera”. Es extraño, pero lindo, y mis padres junto a la tía Dianeth les mandan saludos.

—Si los ves, diles que nosotros igual—bromeó Sasha.

—Recuerdo que Bruce nos dijo algo parecido, pero sólo los vio una vez. ¿Por qué tú los ves seguido, Elena? —preguntó Joseph.

—Bueno, la vez en la que Jaxon casi me mató igual que yo a él fue la primera vez en la que los vi, luego dos veces en lo de Arkham junto a los señores Wayne. Desde entonces, los veo más seguido cuando duermo, pero cuando necesito más respuestas es cuando despierto; es algo complicado: Un mundo paralelo donde los muertos se reúnen con los vivos.

—... Creí que bromeabas—articuló Sasha.

—Nunca bromearía sobre algo tan serio en mi vida como esto.

—La última vez que los viste... ¿Que te dijeron?

—Hicieron algo que tiene que ver conmigo, no sé qué es aún. No lo entendí mucho, pero sé que tiene que ver con Bruce: “Sé la forma en la que quieres a Bruce. Sé que lo amas, como yo a tu padre. Por eso lo hicimos, todos lo hicimos, los Kean fueron testigos”, fue lo que mi madre me dijo. ¿Tú sabes algo, abuelo?

—Creo que sí, pero no lo recuerdo muy bien; sólo puedo recordar que está en un lugar secreto. Uno muy importante para tu madre.

“Un lugar secreto. Uno muy importante para tu madre”... El pasadizo Skyline.

—... Gracias, abuelo. Creo que sé dónde está. Voy a buscar eso. ¡Adiós!

Me fui del chalet. Por suerte, Agatha me dejó ir en la moto. ¿A quién engaño?, le dije que iría con mis poderes, piensa que es mejor que conducir “una MUY peligrosa moto”. La verdad, yo sólo quería pensar en lo que conducía, al menos ya sé donde buscar lo que mi madre quiere que yo sepa.

Gotham Cittá: El AscensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora