Capítulo XVIII: Dejar ir

110 12 1
                                    

Cansancio.

Esa es una palabra que podría describir lo que siento en este momento.

Nunca había entrenado tanto desde que lo hacía con mi tía. El esgrima era difícil, pero a su momento logré dominarlo. Aunque Bruce a veces se quedaba abrumado debido a que constantemente recordaba lo del callejón. Por suerte sí pudo contra el tipejo con el que estaba peleando, al igual que yo.

Después de que todos se fueran junto al Shaman, Bruce y yo nos quedamos solos, recuperando el aliento debido al entrenamiento que nos hicieron realizar. Nos mirábamos el uno al otro y sin necesidad de hablar, reíamos sin motivo alguno desde que nuestra conversación por telepatía cesó. Pero de la nada, las risas cesaron y las miradas se tornaron más intensas.

De un momento a otro, nos besamos, y cada vez era más difícil el detenerse. En un abrir y cerrar de ojos, yo estaba recostada en el piso y Bruce estaba sobre mí, intentando no dejar caer su peso encima mío. Cada vez que nuestros labios dejaban de tener contacto, se oía un chasquido, sonido que se repetía incontables veces.

Sin darme cuenta hasta ahora, sentía cómo mi cuerpo no sólo soltaba varias chispas —cosa que siempre sucede cuando estoy feliz desde que tengo los poderes—, sino que también aumentaba de temperatura.

No era de fiebre, éso era seguro.

Por tanto pensar, tampoco supe cuándo exactamente Bruce bajó sus besos hasta llegar a mi cuello, desgraciadamente tapado por esa estúpida camisa, pero él la apartó un poco y sentí el roce de sus labios con mi piel. Un sonido salió de mi boca sin que yo pudiera controlarlo. Sabía lo que era, sabía lo que estábamos haciendo.

Y a pesar del lugar y de la situación, nada me impulsaba a detenerme.

—Te amo—susurró el ojigris en mi oído.

—Te amo—susurré de vuelta, esperando que lo oyera de lo tan bajo que fue.

Sin pensarlo metí mi mano debajo de su camisa y toqué la piel de su pecho, el cual al igual que yo estaba caliente. Bruce estaba caliente.

Demonios, debo estar loca como para que haya percibido esto y no haya reído por la vergüenza.

Esperen, ya puedo sentir mis mejillas incomodándose por mis pensamientos, ya estoy normal.

—Ugh, adolescentes—oímos una voz a lo lejos y nos detuvimos, volviendo a sentarnos como minutos antes—. Siempre con las hormonas alborotadas.

Estábamos con el Shaman luego de un par de horas, y la verdad estoy muy impaciente para terminar con esto y volver a casa para luego decirle a Alfred y Agatha lo que sucedió, si es que por algún motivo Sasha y Joseph no lo hicieron.

—¿Volveremos al callejón en donde nuestros padres murieron?

—No, es otro recuerdo con el que quiero empezar hoy. La primera vez sintieron ira al ver la muerte de sus padres, ¿recuerdan?

—Sí.

—La ira sigue quemando sus cuerpos desde que sucedió, alimentando sus dolores, cegándolos de cualquier otra cosa y un día los consumirá. Tenemos que removerla antes de que pase.

—Quieres que olvidemos ese día, ¿verdad? —pregunté.

—No, no se puede hacer eso. De lo que hablo es que quiero que la relación entre ese recuerdo y los sentimientos que se aferran a éste se destruya. Relevar esas emociones destructivas de ahí.

—¿Y si no queremos?

Bruce, recuerda el plan.

—Ustedes escogieron su prisión, Bruce. Yo estoy dando una manera de salir de ella.

—¿Por qué?

—Dijiste que éramos los protectores de Gotham. ¿Por qué nosotros?

—Por que se necesitan mutuamente. Gotham y Gather necesitan protectores y ustedes un propósito. Sólo intento mostrarles el modo de tenerlo—Sacó las agujas—. Pero tendrá que ser... su elección.

Ambos asentimos y vimos cómo las agujas rozaron nuestras frentes antes de tener la visión en blanco por unos segundos. Llegamos a la mansión Wayne. Esto significaba que el recuerdo que estábamos experimentando tenía que ver absolutamente con Bruce.

—¿Saben en dónde están? —preguntó el Shaman aunque la respuesta era obvia—. Fuiste acompañado por amigos y familia, Bruce.

Yo decidí callarme y ver todo, yo no tengo nada que pintar allí; después de todo, con suerte si visité la tumba de los Wayne el día del funeral, pero de la forma más extraña, y por alguna razón el presentimiento no me llevó a este momento.

—Esta fue la primera vez que pensé en lo que ocurrió con mis padres y lo comprendí en verdad. Me sentí solo—Caminamos sin rumbo alguno—. Fue la primera vez que pensé en mí como un huérfano.

Luego, por unos segundos, me miró. Oí sus pensamientos, y éstos me decían que pensó en mí esa noche, aún si no me recordaba del todo.

—Habla de cuando te fuiste de ahí. ¿Por qué lo hiciste?

Entonces, la gente empezó a susurrar varias cosas, todas sobre lo que podría pasar en la mente de aquel Bruce que en ese entonces tenía doce años.

—Mis padres murieron. Y sólo hablaban de mí. No entendía por qué, ¡se suponía que el hecho de que mis padres fueran asesinados era el tema principal! Los mataron y nadie se enojó.

—Los amabas.

—Sí. Fui a la habitación de ellos. Se suponía que papá estaría enterrado con el par de gemelos* que le compré en su cumpleaños el año previo a su muerte—Los encontró en su bolsillo y los mostró. Eran dorados y simples, pero muy hermosos—. Pero no fue así. Dijo que eran sus favoritos. Quería guardarlos para mí, luego cambié de opinión y quise dárselo como ofrenda junto con las flores. Pero cuando llegó el momento, no pude dejarlos—El Shaman puso su mano en el hombro derecho de Bruce.

—Es hora de dejarlos ir. Sí, podemos guardarlos y una vez que lo hagas, te liberarás del poder que te encierra dentro de ti.

Llegamos a una caja fuerte, Bruce metió aquellos adornos adentro y cerró la caja. Entonces, salimos del recuerdo de Bruce, quien cayó desmayado, y yo presentía que debía estar igual, así que imité su acción y fingí estar desmayada. Por alguna razón, siempre encuentro la forma de ser más fuerte que Bruce en circunstancias como esta.

Y a veces lo odio tanto.

—Esperé un buen tiempo para esto, Bruce. Juntos, los tres haremos que Gotham y Gather paguen. A diferencia de Elena, tú no los dejaste ir. Hasta el día de hoy.















*Los gemelos son un pequeño accesorio que sirve para adornar y ajustar las mangas de las camisas de doble puño o puño mixto con el fin de que no queden anchas al nivel de la mano, según wikipedia xd Bueno, eso es básicamente lo que yo entendí. Ustedes buscan fotos de hombres en traje y en la camisa de abajo pueden ver algo pequeño de plata o de oro, eso son los gemelos.

No está tan largo, y lamento ser tan troll con el casi lemon, lamento también tardarme mucho, creanme cuando les digo que del capítulo 18 en adelante casi no se encuentra nada, hice lo mejor que pude. Pero quise regalarles el casi lemon como recompensa :3

Gotham Cittá: El AscensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora