Acaricio las teclas,
empapadas por la tristeza
consumida de un poeta.
Con suavidad, dejo caer
las yemas de los dedos
sobre el piano.La melodía lame mis heridas,
pero me araña por las espalda,
inyectándome su veneno,
El tuyo.Marzo ha llegado.
Un almendro florece
sobre mi piano,
las flores se marchitan,
aún siendo primavera.Cada tecla es un adiós,
y estaba dispuesto
a tocar esa partitura
una vez más.Abril ya no es lo mismo,
las calles están vacías,
Y un triste violín
acompaña el compás.Dónde está aquel violín desafinado
que me erizaba la piel.
Dónde están los recuerdos
que con ilusión brotaban
de la comisura de mis labios.El público espera su actuación,
por favor, siéntese y
rompa las teclas
una vez lo haya perdido todo.
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Charcos De Seda
PoetryTodos nosotros sabemos muy bien qué se siente cuando no nos queda ni el recuerdo de lo que fuimos antaño. Este es el resultado de años nadando contracorriente, cuando el único salvavidas era una hoja de papel y un bloc de notas. Cuando las promesas...