Corría por un laberinto lleno de espinas, sin rumbo. Solo sabía que tenía que salir de ahí, a cualquier precio.
Cada pocos pasos una rosa le lanzaba una espina y dependía del estado emocional de la chica, que el daño le afectase más o menos.
Pasaban los días, semanas, incluso meses, y ella seguía sin encontrar la salida, pero había algo que todavía no le habían quitado, aquello a lo que llamamos esperanza.
Ansiaba ver ese mundo fuera del laberinto, aquel mundo del que todos hablaban. Quería sentirlo, quería quitar de una vez por todas esas espinas, y que las heridas causadas por estas cicatrizaran.
Quería gritar a los cuatro vientos y sentirse libre ¿Por qué rendirse ahora?
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Charcos De Seda
PoetryTodos nosotros sabemos muy bien qué se siente cuando no nos queda ni el recuerdo de lo que fuimos antaño. Este es el resultado de años nadando contracorriente, cuando el único salvavidas era una hoja de papel y un bloc de notas. Cuando las promesas...