Que los relojes no mientan.

23 0 0
                                    

(Necesito una pausa de 286 palabras)

La vida también hace pequeñas pausas, a veces las llamamos cansancio, hobbies, estrés, enfermedad, amor, temor, nostalgia... Simplemente hace falta tener un instante para pensar hacia donde queremos ir o para sobre pasar el límite del conocimiento humano.

Ese segundo donde no sabes si existe una soledad aguda o un vacío infinito, pero, todos tus sistemas reaccionan al sentimiento menos tus sentidos. Dolor de cabeza y tristeza, todo se resume así.

La luna amaneció cuando el reloj marca las 3, quiero llover, joder quiero llover. Mi océano interior se ahoga se vuelve lago para el final del día resultar siendo un charquito. La sonrisa de mi rostro no se borra pero el sabor amargo de mi boca sabe que algo pasa con mi cuerpo. Qué algo no está bien y quisiera decir que sufro, pero, sólo observó y todo se destruye.

Perdón pero hoy no estoy para una guerra que alguien más impuso para mi. No estoy para pelear tu guerra, para combatir tus demonios, para debatir te los placeres. En medio de todo este caos, de este conflicto que trata de pegarse a mi alma. Nace la añoranza, el deseo de tener mi propia guerra, una que este causa toda por mí con la palabra CULPA en mayúsculas.

Una guerra en el que tu cuerpo puesto al sol calentado con gran precisión abra los secretos del universo a 180° y se conecte para ser cenizas 11 minutos después.

Ojalá esta añoranza me corriera por las mejías y no por el corazón.

-Te amo pero no puedo vivir escribiendo una historia en donde sufro tu partida y tú disfrutas haberte ido, necesito un momento para recuperarme de ti- 
Sathya B.

 No le digas al OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora