Capítulo 2

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— Pero profesor.. yo.. — susurré.

— ¿Le molesta quedarse a solas conmigo?, si es así, dígamelo, y se puede retirar.

¿Molestarme?, para nada, pero no me salían las palabras, no quería irme de aquí, pero tampoco me gustaba incomodar o algo parecido, me sentía de sobra y con culpabilidad.

— ____tn, ¿Te molesta? — dijo mirándome fijamente, sus ojos... sus malditos ojos, eran completamentes atrapantes.

— No — dije levantando un poco más la vista, sonríe.

— Me alegra entonces.. veo que no es muy aceptada en la case, ¿Es cierto? — preguntó intimidante. Odiaba que me preguntaran eso, ya que sentía menospreciada. Tragué saliva.

— Emm.. si.. Es que, no me gustan las cosas que a los demás sí... y piensan todos que es raro.. — dije un poco más alto, me miró sorprendido.

— Así son los adolescentes, desgraciadamente. Pero bueno señorita Schneider. Cuénteme, ¿Qué le gusta hacer? — preguntó educadamente y prestándome la mayor atención posible.

— Dibujar, escribir, leer y también cantar.. — dije un poco sonrojada por su mirada en mí, era una mirada dulce.

— ¿También canta? — preguntó con asombro, asentí — eso es maravilloso, cante algo.

— No, yo.. Soy muy tímida, me pongo muy nerviosa — digo tímidamente, sonríe.

— Usted en mi clase, tiene que aprender a liberarse, a hablar, al menos conmigo, consultarme cosas, ¿Tiene amigos señorita Schneider? — preguntó, negué — bueno, ahora seré su amigo.

Me sonrojé a más no poder, me estaba ofreciendo su amistad, mi profesor. Era algo muy bonito de su parte, era algo vergonzoso ya que nunca había tenido amigos, jamás me habían aceptado y eso me dolía aunque no pudiera expresarlo,era muy reprimida.

— ...¿en serio?

— En serio. Por supuesto, si no le molesta. Si se siente incómoda, no hace falta que acepte.

— No. Si, acepto. — dije rápidamente, me dedicó una amable sonrisa.

— Bien, fantástico. Vaya al receso y no dejen que la insulten y rebajen, cualquier cosa, venga a hablar conmigo. — dijo amablemente, más bien autoritario.

Asiento y salgo del salón, antes de cerrar la puerta para irme nos dedicamos una sonrisa, era muy guapo, muy, muy, muy.

Salí de aquel salón con una alegría inmensa que no podía explicar, me sentía bien, extrañamente bien, nunca me había sentido así. Me sentía llena, con el corazón acelerado, llena de energía.

Con la sonrisa aún en el rostro, fui hasta mi casillero, dejé algunos cuadernos y luego al receso, era en la cafetería, todos hacían la fila para retirar sus órdenes, yo ordené como siempre mi comida; hamburguesas con papas fritas.

Se que era muy calórico, pero me gustaba, además no era una chica obesa, más bien era delgada, no siempre pedía lo mismo por supuesto, pero encantaba pedir cosas así.

Me senté en las mesas del fondo, justo donde no había nadie, lo agradable de eso es que nadie molestaba, era un lugar tranquilo. Miraba hacía la nada mientras comía, me percaté de que alguien me observaba, o tenía la sensación, volteé y vi a Bill. Me miraba fijamente.

Su mirada me incomodaba demasiado, era como si tuviera todo el tiempo del mundo para mirarme

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Su mirada me incomodaba demasiado, era como si tuviera todo el tiempo del mundo para mirarme. Me sonrió, cambió su mirada fría a una completamente distinta.

Le devolví la sonrisa.

— Pero miren a quien tenemos aquí, a la gorda. — dijo Susan, ella era la rubia de la cual había echado el profesor Bill.

— ¿Te sentiste bien cuando ese bombón nos echó no es cierto?, maldita hueca. — Me gritó su amiga, Denise.

— No.. yo.. no quería.. — susurré, pero no me dejaron terminar.

— ¿Qué sucede aquí? — preguntó Bill haciéndose presente. Miraba serio, incluso más que antes.

— Nada profe.. Le veníamos a decir a ____(tpdo) que se veía hermosa hoy, incluso más que antes. ¿O no Den? — dijo Susan sonriente, obviamente coqueteando con el profesor.

— ¡Claro que sí!, amo su estilo, es tan bello — dijo con cinismo su amiga.

— ¿Es cierto eso señorita Schneider? — me preguntó.

— Sí... es cierto. — dije tímida, por supuesto que era mentira, detestaba no poder defenderme, era muy tonta para ello. Me encantaría poder decir lo que pienso, cuando lo pienso, sin más prejuicios, sin más timidez.

— Bueno, nos vemos mañana. — dijo sonriendo y yéndose.

Era tan lindo y atento, era la persona con la que siempre soñé, mi sueño imposible. Algo que se que jamás podré tener, primero por que es mi profesor, segundo por que me lleva prácticamente diez años y tercero por ser yo.

Era una fracasada de pies a cabeza, jamás había tenido novio, obviamente gusté de chicos, era algo super normal, pero ninguno de ellos me quiso. Siempre me rechazaron, y eso me dolía, me dolía muchísimo.

Me siento sola, en una nube flotando, yo sola con mis pensamientos, siento un vacío en el corazón, dentro de mí. Odio sentirme así; pero no hago nada para repararlo.

— ¿Qué tienes con el profesor que tanta atención te da?, ¿Acaso ya le haz ofrecido sexo cuando apenas lo conoces? — preguntó enojada Susan, tenía unas ganas inmensas de llorar.

— Eres una jodida zorra. — discute la otra.

— ¡ZORRA,ZORRA,ZORRA! — dijo elevando la voz Susan, todos al unísono comenzaron a gritar, me sentí tan presionada que no soporté más y me fui corriendo de allí.





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